No tener noticias sobre el paradero de Wilson Ramos es lo más cercano a padecer una noche en penumbra. Seguramente así han transcurrido las últimas 24 horas para la familia del grandesligas venezolano. Los secuestradores no han hecho ningún contacto con la familia, pero la certeza es que en cuestión de horas habrá novedades sobre su secuestro.
Wilson Ramos es uno de los pocos jugadores de MLB que acuden a sus países a jugar béisbol invernal, es una cuestión de fiebre, de pasión, de costumbre, de idiosincrasia. No sabemos si en algún momento de su carrera Ramos decidirá dejar de uniformarse para los Tigres de Aragua así como en su momento lo hicieron jugadores como Miguel Cabrera, Marco Scutaro, Johan Santana, Félix Hernández y compañía con sus respectivos equipos en la Liga local, pero lo cierto es que eso ahora es lo que menos importa.
Ramos venía de completar su primera temporada de novato en el béisbol estadounidense donde compartió posición con Iván Rodríguez, imagínense qué clase de oportunidad para el careta de Carabobo de aprender a diario de un grande de la receptoría y por qué no, futuro miembro del Salón de la Fama. El cielo es el límite para este jugador de 24 años una vez llamado prospectazo venezolano, firmado por los Mellizos de Minnesota en 2004 y cambiado a los Nacionales de Washington en 2010 en una movida que muchos aplaudimos porque en Minnesota con Joe Mauer detrás del plato difícilmente tendría chance de desarrollarse.
Sin importarle lo que su futuro profesional le tiene preparado ya que es considerado uno de los jugadores jóvenes clave en Washington para que los Nacionales logren ser un equipo contendiente, sin importarle eso ni el riesgo que conlleva viajar a Venezuela con el apodo de "Big Leaguer" donde automáticamente te conviertes en un target, Wilson esperaba ansioso la fecha de su debut, se moría de las ganas de decir presente en la pelota local, sería un gran día para él y para la fanaticada Tigrera. Pero esto, repito, tampoco importa ahora pues ni siquiera sabemos si está o no a salvo.
Para aquellos de ustedes que no conocen Venezuela quisiera contarles que esto de los secuestros no es nuevo, lamentablemente es el pan de cada día, lo que ocurre es que está trascendiendo a escalas universales porque se trata de un pelotero, de un personaje famoso. Pero créanme que esta incertidumbre la vive a diario cualquier mortal venezolano.
Ciertamente Wilson Ramos es el primer jugador de béisbol secuestrado pero esto no borra de nuestras memorias lo que esta mafia organizada le ha causado a la imagen de este país. En 2005 fue la madre de Ugeth Urbina, quien fuera lanzador de Tigres de Detroit en aquella oportunidad tuvo que pagar varios millones de $ por su rescate, en junio de 2009 fue el hijo de 11 años de Yorvit Torrealba y 5 meses después la madre de Víctor Zambrano. Estos tres casos son los más resonantes en el béisbol, pero no pasemos por incrédulos, desgraciadamente no han sido ni serán los únicos.
En Venezuela los secuestros son una industria organizada por personajes profesionales en la materia. Las autoridades simplemente no han podido erradicarlos, no es mi intención juzgar cuán duro han tratado de acabar con esta maldición, pero sí nos consta que año tras año las cifras son más abultadas, hasta da la sensación de que hay licencia para robar, secuestrar o asesinar. Según la ONG venezolana "Provea" el número de casos se triplicó en Caracas y pasó de 45 secuestros en 2008 a 136 el año siguiente, en total en Venezuela secuestraron a 518 personas en 2009 según esta organización. Por otro lado datos oficiales suministrados el miércoles durante un foro organizado por el gobierno, apuntan que en 2009 fueron secuestradas 693 personas y que desde enero 2010 a la fecha se reportaron otros 131 raptos. Pero estas cifras no representan el total exacto si tomamos en cuenta el pánico y miedo consumado que representa muchas veces denunciar estos casos a las autoridades pertinentes.
Hace una semana cuando viajé a Venezuela me contaron que ya existen compañías aseguradoras que ofrecen préstamos en caso de padecer un secuestro para poder financiar el rescate, desconozco si esto es o no verdad, pero el sólo hecho de que la opinión pública lo comente habla de cuán popular se ha convertido este negocio del secuestro en Venezuela.
Por otro lado el hecho de que esto obedece a un evento puntual, de rutina y fríamente calculado por mentes perversas y malvadas son, entre todo, buenas noticias para Wilson Ramos porque parecería cuestión de tiempo y de pago tenerlo de vuelta en casa.
Parte de la fanaticada ha pedido a través de las redes sociales suspender la temporada 2011-2012 hasta que aparezca Ramos, pero la directiva ha expresado que esta medida no representa solución al problema, mientras tanto se guardará un minuto de oración por su vida y seguridad antes de cada juego de pelota y en cada estadio del territorio nacional y también, mientras tanto, seguirá esparciéndose el miedo de jugar béisbol invernal en otras latitudes del planeta, ya llegó a Puerto Rico donde al parecer Koby Clemens abandonó a los Indios de Mayagüez por presión de su padre el Cohete ante el temor provocado por el secuestro de Wilson Ramos.
Una lástima que se empañe un escenario tan sano como es la pelota invernal y la imagen de un país hermoso, cuna de grandes peloteros, como lo es Venezuela.