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Mala sangre entre Kevin Love y Luis Scola

Siempre quedará la duda, por más explicaciones y disculpas que se den. ¿Le puso Kevin Love su zapato, tamaño 19 a Luis Scola a propósito, para vengarse del doloroso pelotazo que le propinó el argentino la semana pasada? ¿O simplemente fue un tropezón del centro de los Timberwolves en su ruta hacia terreno ofensivo?

Aún con lo que presenta el video, cuesta creer que un jugador esté esperando el momento oportuno para cobrarse una dolorosa deuda pasada. El viernes, pudo haber sido el caso, pero es difícil pensar que en medio de una jugada que fácilmente iba a significar dos puntos para los Minnesota Timberwolves, Love, un jugador profesional de básquetbol, piense, "bueno, este es mi momento, Scola está en el piso, llegó el momento".

Pero puede suceder. Ha sucedido, y si no lo creen, refiéranse a figuras emblemáticas del juego sucio en el pasado como Dennis Rodman y Bill Laimbeer.

La evidencia es contundente. Scola cae al tabloncillo en medio de la lucha por un rebote que termina en manos del armador Ricky Rubio, quien emprende carrera hacia terreno ofensivo. Los árbitros andan pendiente a la jugada con el balón y Love coloca su enorme pie izquierdo, y ejerce un poco de de presión con sus 260 libras, entre la quijada y el pecho de Scola. La cabeza del argentino dio contra el suelo, algo que le debe haber dolido más en su orgullo que físicamente.

En el momento, dos de los árbitros que estaban en terreno ofensivo no vieron la jugada, pero el tercero la contempló sin sonar el silbato. La NBA seguramente ha visto el video que ha recorrido todas las páginas de intenet y suspendió al delantero por dos juegos sin paga, cuando vio lo contundente de la prueba.

Love se disculpó, pero la evidencia circunstancial puede estar en su contra. La semana pasada, Scola recuperó un balón que se escapaba hacia fuera de las líneas, y con varios jugadores de Minnesota en el camino, Scola buscó el cuerpo de Love para que rebotara frente a él y que fuera el ultimo en tocarla. El balón golpeó el área genital de Love, quien, como es natural con esos golpes, permaneció en el suelo por varios minutos.

Eso no se va a quedar así, de seguro habrá pensado. Sus declaraciones también obraron en su contra.

"Dio la casualidad de que fue en su cara", dijo Love, "como en Houston que dio la casualidad de que fue en mi ingle". Nada más con el testigo.

Si fue un incidente aislado en el calor del juego o si hay mala sangre entre estos dos canasteros se sabrá en el tercer asalto de esta saga el 17 de febrero en Houston.