A principios de los años 70, parte de mi entretenimiento era ir a ver a algunos de los peloteros que aparecían en las tarjetas de béisbol que compraba casi a diario, tanto por el afán de coleccionista como por la goma de mascar que traía el paquete.
Para esa época, el béisbol de Puerto Rico era un trampolín para muchos prometedores peloteros norteamericanos que luego serían famosos por sus nombres: Mike Schmidt, Eddie Murray, Reggie Jackson y Jim Palmer, por dar una lista extremadamente corta por muy elocuente. Aunque sus nombres aparecían en mis tarjetas, aquí llegaban como jóvenes y desconocidas promesas.
En el estadio Ildefonso Solá Morales, de Caguas durante el llamado "seventh inning stretch", ponen en los altoparlante un tema de música popular llamado "Qué te parece, Cholito". De niño, me gustaba la canción y de adulto la recuerdo con mucho cariño.
Me consta que Gary Carter, el receptor de los Criollos de Caguas durante esa temporada y uno de los que perseguí durante la temporada de 1973-74, sentía lo mismo por el tema.
"El "Cholito", así le llamábamos a Carter", recordó hace unos años Félix Millán, el intermedista de aquel conjunto criollo, que además de Carter, contaba con Mike Schmidt y con figuras nativas como Millán, Guillermo Montañez, Eduardo Figueroa y Guillermo Hernández, entre otros. "Se ganó el apodo porque hasta bailaba en el calentamiento de la séptima. Y si ganábamos el juego, la cantaba en el camerino".
Como muchos peloteros estadounidenses, la liga invernal fue un trampolín para muchos buenos peloteros antes de dejar su huella en las Mayores. Pero contrario a algunos que olvidan pronto su paso por esas latitudes, para Carter fue una etapa que recordaba con mucho cariño.
Treinta años después de haberlo visto como un juvenil receptor en el estadio cagueño, lo encontré en Chicago, pero como el nuevo exaltado al Salón de la Fama. Carter fue invitado a formar parte de la festividades del Juego de Estrellas de 2003 y durante una improvisada conferencia de prensa ante una treintena de periodistas, intenté preguntarle varias ocasiones de su experiencia en Puerto Rico sin mucho éxito.
En el último intento, logró escucharme, pero ya era tarde: la televisión lo reclamaba para una entrevista en vivo. Me miró y me dijo que lo sentía: "me tengo que ir", le escuché decir, mientras su "entourage" lo alejaba de los medios escritos.
Estaba resignado a abandonar esa buena historia sobre la nostalgia de los peloteros que llamamos "importados" cuando a punto de abandonar el terreno, alguien me tocó por el hombro. Era Carter, ya no el "Cholito" de 19 años que jugó con los Criollos, sino el legendario "The Kid", nueva leyenda de Cooperstown.
"¿Usted me preguntó algo sobre los Criollos?", me dijo de entrada. "Esa sí que fue una gran época".
Tuvo todo el tiempo del mundo y sí que tenía recuerdos. En cerca de media hora de plática, mencionó los nombres de todos y cada uno de sus compañeros de equipo, recordó al dueño del conjunto, Emigdio Buonomo, lo bien que se adaptó a vivir en Puerto Rico, el campeonato, su viaje a Estados Unidos para casarse y su regreso a Hermosillo para jugar en la Serie del Caribe, en la que disparó dos jonrones y fue seleccionado como el mejor receptor del Clásico. También, de cómo esa experiencia lo transformó el pelotero que fue y le ayudó a formarse como persona.
Y claro, recordó la canción que tarareaba en la séptima entrada y en las muchas victorias de ese año.
"Qué te parece Cholito…", entonó sonriente. "Yo era un niño cuando llegué allí y me hice un hombre gracias a los Criollos de Caguas".
Carter falleció el viernes a los 57 años. Rondaba los 20 cuando jugó en Puerto Rico. Me alegra haberlo visto jugar cuando era "El Cholito" y recordar con él esa época ya convertido en "The Kid".