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La mejor estadística de Iván Rodríguez

Desde que fusiló en segunda base a Joey Cora en un intento de robo el 20 de junio de 1991, hasta que dejó en el camino a Michael Bourn el 24 de septiembre de 2011, el certero e intimidante brazo derecho fue lo que más definió la carrera de Iván Rodríguez.

Eso es mucho decir cuando uno mira sus números y su excelencia en todos los aspectos del juego. Como receptor, el puertorriqueño pegó más hits y jugó más partidos que nadie en las mayores. Fue Jugador Más Valioso en 1999, encabezó a los Marlins a ganar la Serie Mundial de 2003, participó en doce juegos de estrellas, ganó trece guantes de oro y siete bates de plata.

Conectó para .296, con .334 de embasamiento y .464 de slugging, 2.844 hits, 311 jonrones, 572 dobles, 1.332 impulsadas y 1.354 anotadas. Todo esto a pesar de que jugó en 2.427 partidos en la exigente y agotadora posición agachada detrás del plato.

Pero sus 661 fusilados y su 46 por ciento de capturados en intentos de robo dicen mucho de su extraordinario brazo derecho, y aun así, no relatan toda la importancia que tenía detrás del plato.

Así es. No existe una estadística real para medir cuántos corredores y cuántos dirigentes decidieron no arriesgarse a emprender la aventura de robarse una base porque Rodríguez estaba detrás del plato. No hay una fórmula matemática o sabermétrica para cuantificar cuán tranquilo podía estar un lanzador con un corredor en primera a sabiendas de que cerca de un 50 por ciento de las veces, Rodríguez lo iba a poner fuera.

Para saber eso, habría que examinar la psiquis de todos los corredores que bajaron su efectividad de robos porque Rodríguez jugaba en su liga o a los dirigentes que dieron la orden de "pare" por respeto al temido vigilante. Pero la evidencia circunstancial está en la cantidad de veces que le salieron a robar, frente a la de los receptores de su generación.

Veamos. En 1992, su segundo año en las mayores, Rodríguez frustró a un 52 por ciento de los posibles robos, pero le salieron 110 corredores. Al año siguiente, fusiló a un 48 de los 119. En 1994, ya establecido y conocido por dirigentes y escuchas, sólo 60 corredores se le fueron en escapada, y en 1995 fueron 77 los valientes. Entre 1996 y 2001 el número llegó a ser tan bajo como 39 aventureros (2000). La merma se entiende, pues durante esos seis años su efectividad de fusilados fue de un impresionante 54,8 por ciento.

Para no aburrirlos demasiado, aquí unas cuántas comparables de su misma época. En 1996, a Jason Kendall le salieron a robar en 177 ocasiones, y llegaron salvos a su destino unos 136 corredores. Ese mismo año, a Mike Piazza se le escaparon 155 de 189 corredores y a Javy López, cuyo brazo era mejor que el promedio, le intentaron robar en 87 ocasiones en 2002, cuando sacó al 38 por ciento, pero subió a 94 en 2004. Jorge Posada, quien ganó cinco anillos y fue a cinco juegos de estrellas, fue puesto a prueba en 131 ocasiones en 2001 y otras 129 veces en 2005.

Aún frente a Johnny Bench, el referente defensivo de la posición, el puertorriqueño luce inmenso en este aspecto. A Bench le salieron a robar en 1.079 ocasiones, 368 menos que Rodríguez, aunque el boricua jugó 2.427 partidos en la receptoría, mientras Bench estuvo detrás del plato en 1.742. A Carlton Fisk, el único que se le acerca en durabilidad con 2.226 partidos detrás del plato, le corrieron en 1.967 ocasiones. Con justicia a Bench, es necesario hacer la salvedad de que tuvo éxito en la Liga Nacional durante era de los robos de base y la grama artificial.

Fueron muchos los que vieron una luz roja en primera o segunda cada vez que Rodríguez tenía los aperos. Todo por el poderío de su prodigioso y legendario brazo derecho. ¿Cuántos? La mejor estadística de Iván Rodríguez, la más reveladora de su grandeza, sencillamente no existe.