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Esperanza para el tenis femenino mexicano

Marcela Zacarías y Ana Sofía Sánchez Jorge Reyes/ESPN/Mextenis

MÉXICO -- En el deporte hay resultados cuyo valor trasciende la coyuntura. Logros que van más allá del festejo final. Triunfos que cobran importancia como símbolo. O como punto de partida.

Eso es lo que ocurre con el ascenso del equipo mexicano de Fed Cup al Grupo I de la Zona Americana, conquistado el último sábado en Guadalajara. Sin sus dos mejores tenistas, autodescartadas por lesión, México se sobrepuso a su falta de experiencia (ni la capitana Raquel Contreras, ni sus cuatro jugadoras habían disputado anteriormente la Copa Fed), dio el gran golpe al superar a Puerto Rico, que tenía en Mónica Puig (187 del mundo) a la mejor tenista de la competencia, y arrasó con el resto de sus rivales.

Pero lo conseguido en el Club Privado San Javier es también síntoma de una recuperación del tenis femenino en México. Después de una década oscura, durante la cual apenas una sola jugadora logró romper el top-300 del WTA Tour (Melissa Torres, quien llegó a estar 227 en 2008), ahora aparecen nuevos nombres con opciones de meterse entre las trescientas mejores del mundo. Hay juventud. Hay una interesante cantidad. Hay tiempo para el crecimiento. Y hay hambre por lograrlo.

Es un buen punto de partida para alentar esperanzas.

En Guadalajara, dos jóvenes de 18 años fueron las abanderadas del equipo mexicano: las potosinas Marcela Zacarías y Ana Sofía Sánchez. La primera ganó por escándalo los cuatro partidos de single que jugó (apenas perdió 7 games), mientras que la segunda le dio el sábado el triunfo final a México, tras vencer a Yolanda Leacock de Trinidad y Tobago en 3 sets sufridos.

Zacarías entrena en Mérida, Yucatán, y tiene grandes chances de terminar el 2012 como top-ten junior. Ahora está 28 en el ranking ITF. Sánchez se mudó hace más de un año a Buenos Aires, Argentina, y apuntó todos sus cañones al profesionalismo

Hoy es 652 del mundo.

"Este triunfo significa mucho para el tenis mexicano, porque a pesar de las otras niñas que no vinieron, nosotras dimos la cara, luchamos y ganamos. Yo no me veo por debajo ninguna otra jugadora mexicana, entonces espero que nos tomen más en cuenta", le dijo Zacarías a ESPNDeportes.com, haciendo referencia a las ausencias de Ximena Hermoso (21 años, actual 335 del WTA Tour) y Nadia Abdala (de 23, y quien en este 2012 llegó a estar 540ª).

"Para mí fue una semana increíble, porque más allá del ascenso, yo aprendí mucho. Tuve que jugar frente a las mejores del torneo, la chilena Andrea Koch (251ª) y la puertorriqueña Puig. Me gustó enfrentarlas. Sentí que pude jugar de igual a igual, y me di cuenta de las cosas que debo mejorar para seguir creciendo", explicó la zurda Sánchez, quien entrena con el coach argentino Billy Czerner, formador de Gisela Dulko.

Marcela y Sofía son la imagen de un futuro que puede deparar noticias agradables para el tenis mexicano. Las dos se parecen: deben luchar contra un físico naturalmente pequeño (por debajo del 1,60 y cerca los 50 kilos) que les juega en contra. Están en proceso de aprendizaje y crecimiento. Pero tienen una mentalidad positiva que las guía, tanto fuera de los courts para escoger el camino a seguir, como dentro de la cancha para luchar por el triunfo.

"Su hambre de triunfo es claro. Pero también hay inmadurez tenística. Sofía es una buena jugadora, que aún debe controlar su actitud en la cancha. Marcela, en cambio, se sintió como pez en agua. Con el tiempo, irá controlando sus nervios", analiza la capitana Contreras, quien después de "sentar" a Zacarías en la segunda jornada del round-robin (el single 2 frente a Chile lo jugó Carolina Betancourt, quien fue arrollada por Cecilia Costa 6-0, 6-1), ya no la volvió a sacar más de los individuales.

Zacarías y Sánchez se suman a Hermoso y en un lote de 4 que en las próximas temporadas buscará romper con 14 años sin mexicanas entre las primeras 200 del mundo. La última en conseguirlo fue Jessica Fernández, quien en 1998 alcanzó el puesto 195 del ranking mundial. Es más: las pasadas dos décadas y media, solo 7 tenistas de México han llegado a ser top-300. La lista comienza con Claudia Hernández (203 en 1987) y sigue con Xochitl Escobedo (284 en 1989), Lupita Novelo (250 en 1992), Lucila Becerra (253 en 1995), Angélica Gavaldon (34 en 1996), Fernández y Torres.

Fijar como meta imitar lo alcanzado por Gavaldon no tiene sentido. Inclusive, hoy es mucho más complicado meterse entre las 200 mejores que hace una década. Hay más competencia. Hay mejor preparación. Hay más volumen de aspirantes. Para las mexicanas, el objetivo es otro: que puedan incorporarse a un lote selecto de jugadoras que disputan (y ganan) torneos de 100 mil dólares, que entren a main draws de WTA de 220 mil y quizás de Grand Slams. Y que aspiren al top-100.

A Hermoso, Abdala, Sánchez y Zacarías se les suman, uno o más escalones por debajo, la también potosina Betancourt y la campeona de dobles mixtos en los Juegos Panamericanos Ana Paula De la Peña, la cuarta integrante del team Fed Cup. Además, hay otras cuatro jugadoras actualmente en NCAA que podrían engrosar la lista: Alejandra Granillo, Valeria Pulido, Nazari Urbina y Giuliana Olmos. Su futuro en el tenis profesional, de todas maneras, es una incógnita.

"Hay un mensaje claro: le estamos diciendo al tenis femenil que estamos vigentes. Tenemos base y conocimiento", dice Contreras. "Para las niñas, solo queda no bajar la guardia y seguir trabajando. Lo importante es que la brecha generacional no se vuelva a abrir, que las chicas se sientan seguras viajando, y que quede de lado esa inseguridad de sentirse solas".

Del poker Ximena-Nadia-Marcela-Sofía, ninguna de ellas ha sido formada bajo el ala de la Federación Mexicana de Tenis. Mientras Hermoso se hizo tenìsticamente en España, Abdala viene de jugar tenis colegial en la Arizona State University. Zacarías y Sánchez crecieron en el Club La Loma de San Luis Potosí, bajo la guía de Czerner. No hay espacio para que ningún directivo se golpee el pecho, orgulloso.

Pero por otro lado, de a poco los aportes de la FMT y CONADE comienzan a llegar, en especial para las más jóvenes.
Zacarías y Sánchez forman parte de un fideicomiso creado por ambas instituciones para invertir en sus carreras.
También de ese fondo se nutren Victoria Rodríguez (17 años), Alejandra Cisneros (17), Renata Zarazúa (14) y Constanza Gorches (14), integrantes de una camada más joven.

Rodríguez y Cisneros conquistaron en 2011 un histórico 5to puesto en la Fed Cup Junior, mientras que Zarazùa y Gorches conformaron el equipo mexicano que logró el 7º lugar en el Mundial Sub14. El capitán de ese equipo fue Leo Lavalle, coach de Renata.

En lugar de crear una escuela nacional, la FMT apuesta a controlar los fondos y a trabajar con los entrenadores particulares sobre objetivos, métodos, calendarios y resultados de los tenistas que reciben el apoyo. Si se quieren formar en Estados Unidos o Argentina, bien, pero los estaremos supervisando, es la filosofía.

Por todo esto que hay detrás, es que el ascenso de México a la Zona Americana II funciona como punto de partida. "Para nuestro tenis significa una gran felicidad. Y confiamos en que después de esto pueda haber más apoyo. Todos pueden fijarse que estamos trabajando duro para seguir mejorando", dice Sánchez, quien desde este lunes estará jugando Futures en Perú y más tarde torneos de 25 mil dólares en Argentina y Chile.

"Yo ya ni planes tengo de jugar tenis colegial en Estados Unidos", agrega Zacarías, quien desde el año pasado está recibiendo invitaciones para sumarse a las universidades más poderosas de la NCAA.

"Eso ya no pasa por mi cabeza. Todo ha cambiado en muy poco tiempo. Desde diciembre hasta acá nunca me había ido tan bien" , agrega, refiriéndose a sus títulos juveniles en Ecuador y Bolivia, y al tremendo triunfo frente a la francesa Aravane Rezai (ex 15 del mundo) en la qualy de Acapulco. Sus próximos pasos incluyen jugar Roland Garros y Wimbledon junior, y seguir sumando experiencia en Futures profesionales.

"Ahora hay variedad", remata Contreras. "Todas están en proceso de crecimiento. Si aguantan, se puede. Y atrás vienen más niñas como Alejandra, Renata. Estamos ahí. Vamos a lograrlo". Hay esperanza. Fundada.