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El triste y alegre adiós de Guardiola

BARCELONA -- Emocionado todavía por la conmovedora despedida que le brindó el Camp Nou, Pep Guardiola volvió a hacer gala de su habitual modestia y proclamó públicamente que gracias a Leo Messi él es mejor entrenador. "Leo me ha ayudado a ser un preparador reconocido", insistió el técnico, cuestionado por la gran actuación del rosarino frente al Espanyol. Y es que, en el día de Guardiola, La Pulga logró robarle los focos durante 90 minutos. Suficientes para seguir batiendo récords.

Probablemente, Pep no hubiese imaginado mejor homenaje que el vivido, con una victoria contundente de su equipo y la muestra del agradecimiento sincero tanto de los jugadores como de la hinchada culé. Aún así, el entrenador, siempre obsesionado y exigente en lo profesional, decidió encontrarle un pero al final de esta historia: "No haber alargado el proyecto hasta Munich", dijo.

Tras el derbi, Guardiola andaba felizmente triste y quiso despedirse del estadio como lo hizo cuando era jugador, saborear el momento con los focos ya apagados, con la grada vacía. Entonces, una hora después del partido, Pep regresó al césped del Camp Nou en compañía de su mujer, Cristina, su padre, Valentí, y sus hijos, Màrius, Maria y Valentina.

Los últimos días se le están haciendo duros al entrenador del Barcelona, forzado a teatralizar algunas situaciones para evitar malentendidos. Se empeña cierta parte del entorno en buscarle enemigos en el vestuario y fuera: El presidente, su ayudante y sustituto, la estrella...

¿Sintió alguna vez John Ford celos de John Wayne? Seguramente, no. Quizá algún día tuvieron sus más y sus menos, pero el director eligió más de 20 veces al actor como protagonista de sus películas porque pensó que las hacía mejores.

A las 00.41 horas (de Barcelona) abandono el Camp Nou, Guardiola sigue en el césped con su familia.