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Evolución forzada (Parte 1)

D-Wade no está jugando en estos playoffs al nivel que le conocimos tiempo atrás Andrew D. Bernstein/Getty Images

NUEVA YORK -- ¿El de 2006?, preguntó Dwyane Wade acerca del jugador que fue el Jugador más valioso de las Finales de esa temporada. "Tenía 24 años de edad", dijo entre risas. "Ahora es totalmente diferente. Seis años, hombre. No soy tan atlético, te diré, como lo era en 2006".

El mismo jugador que promedió 34.7 puntos y un 47% de campo en esas Finales de 2006, incluyendo cuatro partidos consecutivos con al menos 30 puntos anotados, o quien en las de la temporada pasada promedió 26.5 puntos y 55% de campo, en muchos casos colocándole el camuflaje a las desapariciones en últimos cuartos de LeBron James - ese Wade ha desaparecido.

Su rendimiento en el primer partido de las Finales de 2012 no llenó expectativas. Requirió 19 intentos al aro para conseguir sus 19 puntos (Kevin Durant intentó un tiro más que Wade, pero acumuló 36 puntos). La horripilante actuación en el tercer partido de semifinales del Este ante Indiana Pacers, en las que falló 11 de 13 intentos y sumó sólo cinco puntos, sigue colgada en el trasfondo de la evaluación de su rendimiento en estos playoffs. Fue en ese partido que Wade tuvo un altercado verbal con su director técnico Erik Spoelstra, quien hasta ahora es su aliado fiel, cuando Spoelstra tuvo la osadía de decirle que estaba jugando muy flojo esa noche.

Si eliminamos su producción de los próximos tres partidos ante los Pacers, donde Wade derrochó energía para borrar esa mancha, sus playoffs han sido poco eficientes.

Antes y después de su reacción ante los Pacers, ayudado por una charla tras ese decepcionante tercer partido con su otrora director técnico universitario de Marquette Tom Crean, hoy a cargo del equipo de la universidad de Indiana, y de que le drenaran la rodilla izquierda de fluido, el rendimiento de Wade no está a la altura de su reputación o cotización.

El Presidente de operaciones deportivas Pat Riley del Heat concentró salarios en su tridente de James, Chris Bosh y Wade, sacrificando no sólo profundidad en la banca sino también una rotación decente. El resultado inmediato de esa decisión fiscal quedó en vitrina en el primer partido de estas Finales cuando Spoelstra, en un afán por sorprender a un equipo de Oklahoma City un poco desenfocado al aparecer en su primeras Finales, limitó su rotación en realidad a solo seis jugadores. El factor cansancio de Miami le permitió al Thunder tomar su primera delantera del partido al cierre del tercer cuarto y a pasarle el rodillo al Heat en el último cuarto.

Pero choca ver a un Wade que vive de los logros pasados, que con despecho discutió varias ocasiones con los árbitros el que no hayan cobrado la falta en una de sus avanzadas al aro, dejando al resto de sus compañeros en un cuatro contra cinco. Esa arrogancia falsa le costó al menos una derrota al Heat en las Finales del Este ante Boston. 'Me caigo siete veces y me levanto ocho', el famoso lema de la propaganda de Wade en sus primeros años en la NBA, ahora sirve de contraste a la arrogancia de que el arbitraje le debe el beneficio de la duda.

Chocó ver a Wade enfrentarse en varias posesiones en el primer partido de estas Finales del 2012 a Derek Fisher y no descuartizarlo ofensivamente. Dio pena al final de ese partido verlo perder el balón y cometer una pérdida tras un minuto pedido y una de las afamadas jugadas diseñadas por Spoelstra en el tiempo pedido.

Y también choca escuchar a Spoelstra tras la derrota de su equipo en el primer partido de estas Finales declarar que: "Buscaremos crear oportunidades donde él pueda continuar siendo agresivo". Ese cambio táctico que menciona el técnico del Heat es el tópico que desglosamos en la segunda parte de esta nota.