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Optimismo

EFE

CRACOVIA -- Me parece justo contarles que, mientras escribo estas líneas, estoy devorando ávidamente la hamburguesa más rica que haya comido en mi vida.

Encontré este lugar en Cracovia, el Moaburger, justo detrás de la plaza del mercado central, en donde hacen hamburguesas simplemente deliciosas. Siempre una buena comida me pone de buen humor, pero esta vez no hacía falta, porque ya Italia se ocupó de levantarme de ánimo: gracias a la Azzurra estoy muy contento.

Las premisas no eran muy buenas: la "sombra del biscocho", la posibilidad de que Italia se dejara traicionar por los nervios y no superara a Irlanda y la perspectiva de un viaje realmente largo y duro (toda la noche, en un incómodo asiento de un tren, para regresar a tiempo para la conferencia de prensa de hoy) me tenían inquieto, con el temor de que el encuentro en Poznan fuese el último desafío italiano en esta Euro.

Pero España cumplió con su parte (y hasta si se quedaba con 0-0, Italia hubiese clasificado primera) y Buffón y compañía, gracias a su 2-0 contra el conjunto de Trapattoni, pasaron a cuartos de final.

Esta vez estar en la cancha no tuvo sólo el aspecto positivo de poder entender mejor el partido, sino que tuvo también estuvo presente la consecuencia negativa de ponerme aún más nervioso. Especialmente porque en Stadion Miejski no hay ningún tipo de separación entre la tribuna de prensa y las tribunas normales, por lo que me tocó ver el match con dos mil irlandeses arriba de la cabeza. Buenísimo, porque son hinchas extraordinarios, pero al mismo tiempo, como yo le voy a Italia, tenerlos ahí a mis adversarios me puso muy nervioso.

Para aumentar mi ansiedad contribuyeron dos detalles de pésimo gusto por parte de la UEFA: primero, durante la tarde, probando las pantallas gigantes, pasaron una imagen del resultado del partido entre Croacia y España, marcando un 2-2 final. Segundo, porque en el entretiempo en Poznan pasaron temas de la famosa banda U2, que yo adoro pero que no quería escuchar cuando la Azzurra se juegaba el pase del turno justo contra Irlanda.

A todo eso también hubo que sumarle el mal comienzo del equipo de Prandelli, que en la primera media hora estuvo muy asustado y confundido y jugó de manera horrible.

Pero Italia, con el pasar de los minutos, empezó a poner garra y corazón y a pesar de que el match estaba más complicado de lo que yo me había imaginado, la actitud positiva y de lucha de los italianos me inspiró confianza.

Como les decía la otra vez, más que lindo juego yo quiero ver actitud ganadora y de sacrificio en mi selección. Esta vez vi todo eso.

El triunfo y el pase del turno aumentaron obviamente esa buena sensación; así, el largo viaje en tren no me pesó demasiado. La poca dosis de "estrés" que había acumulado por las dificultades del regreso a Cracovia, terminaron todas por disolverse como la nieve al sol cuando lo escuché a Prandelli en conferencia de prensa.

A parte las nada menos que 12 preguntas que le hicieron sobre Balotelli (si, fueron 12 en una hora. ¡Increíble!), habló también de cosas muy interesantes y durante los casi 60 minutos en los que respondió a nuestras preguntas infundió mucho optimismo.

Habló de una evaluación positiva de su equipo, de que con cinco días ahora para preparar el próximo desafío está convencido de que la Nazionale llegará muy preparada al cuarto de final en Kiev. Nos contó de las decisiones de los esquemas adoptados en estos días, de las dificultades del desafío ante Irlanda y de muchas otras cosas.

Ya podrán leerlo en nuestras páginas de ESPNdeportes.com, claramente. Por estas líneas les contaré solamente que lo vi muy contento, sereno y convencido de que su equipo se la va a jugar de cara a cara con cualquier otro seleccionado de este europeo, así como ya ocurrió contra España.

Yo realmente le creo y tengo fe. En él y en el equipo, a pesar de la baja de Chiellini. Así, totalmente tranquilo y lleno de confianza, finalmente, pude venirme al centro y comerme esta deliciosa hamburguesa (admito: ya estoy mordiendo la segunda), para poner finalmente algo debajo de los dientes luego de casi un día sin comer. Es que no había tenido el tiempo entre una cosa y la otra.

Veremos como trabajará el equipo en éstos días. Pero estoy convencido de que ahora no será Italia la que se preocupará por su rival en cuartos. Creo que Francia, Inglaterra y Ucrania están maldiciendo su suerte, porque pasar el turno esta noche significará encontrarse contra los españoles y los italianos en los próximos días.

Nadie quiere jugar contra la Roja, pero tampoco nadie quiere cruzarse con la Azzurra. Para mi eso ya es suficiente: ahora, nuevamente, todos temen y respetan a Italia. Y así que debe ser. Siempre.