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Oficio, mística y Manu

Manu Ginóbili está jugando a un nivel asombroso en el equipo argentino Ligateunafoto.com

Oficio, mística y Manu. Despues de ver los partidos de la selección contra los oponentes de verdad, contra las potencias que son Brasil, España y USA, resumo en esas palabras lo que se percibe, sin entrar en los pequeños detalles tácticos o la rigurosidad del día a día, aquella que a diario nos vuelve a recordar que el deporte es como la vida: nada es lineal, y que un infortunio puntual (¿recuerdan la pelicula Match Point de Woody Allen?) a favor o en contra marca el destino del curso de la historia que a priori parecia marcada de antemano... Retomo: oficio, mística y Manu.

Dentro de las múltiples mutaciones que ha tenido este equipo durante la última decada, esta versión del equipo nacional es, a mi entender, la de, más que nunca, un equipo que juega en base al oficio. Va a una velocidad más lenta que los rivales más poderosos, tiene una rotación corta respecto a las grandes potencias (esto quedó como marca registrada después del proceso de Oveja que optó por rotaciones cortas a diferencia de Magnano que jugaba con un equipo largo) y, si bien da la sensacion en los arranques de los partidos de que el tiempo ha pasado y ya no es lo mismo, aparece siempre el oficio.

Oficio. Palabra que, usada a la argentina, intenta transmitir que hay un conocimiento de la materia desde hace muchos años, que hay muchas batallas peleadas, que ya se sabe lo que es ganar y lo que es perder. Lo resumiría en lo siguiente: no hay miedo. Ni a ganar, ni a perder. Se pelea siempre. Hasta el final. Y allí es donde residen las verdaderas chances de la selección en Londres 2012 de clasificar. Y en ese partido trascendental que es el de cuartos de final, Argentina le debe tirar, al rival de turno, el oficio por la cabeza. Lo debe hacer pensar de más, generarle dudas, transmitirle miedo. A ganar y a perder. Debe rasparlo, hablarle al oído... Oficio.

Mística. Porque se ve, se palpa. Se ve el respeto de la camiseta en los contrarios, en los árbitros, en las declaraciones de los coaches rivales. Siempre meten adentro a Argentina. Lo empujan hacia ese grupo de candidatos. No lo quieren dejar afuera. Eso es respeto.

Magnano tiene que declarar que Brasil es candidato a medalla (totalmente de acuerdo Rubén, tienen un equipo que va dominar los proximos años si logran permanecer juntos y limar egos, y en eso Ruben es experto) para que los demas tomen nota, cuando la realidad dice, hoy por hoy, que Brasil está, cuanto menos, a la par nuestra. Necesita meter a su equipo en la pelea psicológica, que sus jugadores se lo crean. Que los rivales crean que esta vez van en serio. A Argentina lo meten en ese grupo aún perdiendo claramente los amistosos previos. Lo levantan, lo tironean, le dicen: vos no te quedás afuera, vos sos de los nuestros. La camiseta y la historia pesa, y cómo pesa...Mística.

Manu. Porque creo que nuestras chances pasan más que nunca por la actuación de Ginóbili. Anota, hace jugar, mantiene la calma cuando algunos la pierden, exhala respeto ante rivales y árbitros, condiciona planteos tácticos porque siempre encuentra respuestas, y ante los problemas físicos de Carlitos, que repercute en menos minutos en cancha para Lancha, otra de las cartas anotadoras del equipo, probablemente asuma más responsabilidad anotadora de lo que habitualmente lo hace. En síntesis, porque es distinto, y en las grandes citas aparecen ellos, los distintos, los diferentes, para demostrarnos que el olimpo es para pocos. Quizás sea su última vez y, créanme, no la va a desaprovechar.

Oficio, mistica y Manu. Las chances de una medalla estan intactas.