MÉXICO -- Hay algo que no pinta bien en la actitud de Michael Phelps.
Y no de ahora, sino desde hace un par de meses.
En las entrevistas previas a competir no había ni en su voz ni en su mirada el fuego de quien no entiende algo distinto a la victoria. Algo así como los ojos y la voz de Michael Jordan, de Senna, de Maradona; vamos, de los más grandes en la historia.
Encuentro un preocupante conformismo. O tal vez algo peor, una falta absoluta de motivación.
Por eso no me sorprendió que no haya ganado el oro, ni la plata. Pero que ni siquiera se haya subido al podio!!! Desde el 2000 que no le pasaba algo así y los Juegos Olímpicos son el peor escenario para dejar de estar entre los tres mejores.
Y olvídense de la edad, Ryan Lochte también tiene 27 años, pero no tiene algo que a Phelps le sobra. Éxitos.
Por el cuerpo de Lochte corre un ardor provocado por el estigma que arrastra de ser el "otro" gran nadador de los Estados Unidos, de ser la sombra de Phelps por quien, aparentemente, ahora no corre mucho, parece que es solo la inercia de lo que fue, lo que lo mueve en la piscina.
Y eso le alcanza para ser todavía competitivo, aunque ya no dominador, voraz, implacable, superior, arrasador. En algún lugar reposa la furia de quien sabe que tiene la en la potencia de sus brazos y piernas, los elementos necesarios para trascender y vivir para siempre en la memoria como el mejor de la historia.
Esa versión de Michael Phelps no aparece aún en Londres.
Le quedan seis competencias más para lograr tres medallas que lo confirmen como el atleta más ganador en la historia de los Juegos. Hasta ahora Larissa Latinyna descansa sola en ese pedestal del que cuelgan sus 18 medallas.
No tengo duda que cuando relatemos las hazañas de estos Juegos contaremos el día en el que un tipo de Baltimore se colgó su presea número 19. Y seguramente hablaremos de él durante años como lo mejor que alguna vez compitió. Ojalá que él tampoco tengo duda de ello.
Y los que vienen, vienen de Asia. No es que no estuvieran ya presentes, sino que cada día se encargan de estar en más lugares.
Los primeros dos récords que cayeron en la piscina de Londres pertenecen a China. Ye Shiwen rompió incluso el mundial de los 400 metros combinados. Dejó estupefacta a la campeona mundial Elizabeth Beisel de Estados Unidos. Y apenas tiene 16 años.
Corea del Sur y Japón también sumaron premio en la alberca.
Prepárense bien, que lo que estamos por ver ahora en la alberca, nunca lo habríamos imaginado.
PARA EL FINAL
Creo que esa película ya la había visto aunque el cine era otro. Después de la mitad de la competencia me parecía que México le podía ganar a Italia en tiro con arco por equipos.
Al final, algo de presión e inexperiencia en Eduardo Vélez facilitaron la remontada italiana que terminó por llevarse el oro.
Pero una semilla está bien sembrada ahí. O por lo menos eso era lo que decían los italianos y norteamericanos que estaban presentes.
Abuelo, eres un idolazo, maestro.