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Juego Político

LONDRES -- Era fácil predecir lo que pasaría después de esa primera participación de la reina en la ceremonia inaugural, tras la falsa caída desde el helicóptero y su presencia en el estadio para deleitarse con el espectáculo montado por Danny Boyle. Desde allí en adelante, el resto de las figuras políticas más importantes de Gran Bretaña intentaron meter su cara de alguna manera en los Juegos Olímpicos para poder sacar un rédito que acomode un poco su -por lo general- gastada imagen.

Más allá de las burlas que siguieron a aquella participación real (los diarios publicaron una foto de la reina con cara de circunstancia con el epígrafe "Se suponía que sería divertido"), la realidad es que Elizabeth II salió bien parada de su aparición pública. Vaya uno a saber si por envidia o por sinergia, tras aquel éxito aparecieron David Cameron, primer ministro británico, Boris Johnson, alcalde de Londres, y la subfamilia real compuesta por los prícnipes William y Harry y la recientemente agregada al clan Kate Middleton.

Lo de Cameron resulta un llamado casi desesperado para figurar. Primero, aprovechando cada oportunidad que tiene para soltar un discurso público hablando del legado de los juegos. Después, viajando en subte a alguna de las sedes olímpicas para demostrar que él no es más que un hombre común. También discutiendo algunas cuestiones de estado con el Premier ruso Vladimir Putin al costado de un combate de judo. Y por último demostrando sus escasas habilidades con una paleta de tenis de mesa.

Johnson, un pequeño bufón rubio que hace de su figura una risa permanente, aprovechó el evento deportivo para lanzar una candidatura que lo termine ubicando como candidato a Primer Ministro (siempre señalada por otros y nunca explicitada por él). Esta semana regaló una de las imágenes más hilarantes que se pudieron ver en la competencia al quedarse varado en un cablecarril, con un casco azul y un par de banderas británicas en la mano.

Lo de la familia real fue más sutil. William y Harry aparecieron por Eton Dorney para admirar de cerca el remo, algo casi natural si se considera la cercanía de la sede con el palacio de Windsor. Kate Middleton, en cambio, despertó los comentarios más elogiosos por pelotear un poco con los jugadores de hockey sobre césper del seleccionado británico. La prensa se hizo eco de su ajustado pantalón y de lo que catalogaron como "piernas sexy".

Una forma más de demostrar que en los Juegos Olímpicos no todo se trata del deporte.