NUEVA YORK -- No está fácil Nueva York. El US Open es sólo para los que resisten la dureza de la superficie, las intimidaciones de la ruidosa multitud y las largas jornadas. Es para aquellos en gran estado físico y mental. Es para predestinados a brillar en un estadio que desde afuera parece un concierto de rock y no un calmado partido de tenis.
Cualquiera que camine por Flushing Meadows siente la sobre carga en el ambiente, es difícil estar enfocado y más para los tenistas que tienen otros compromisos más allá de salir a la cancha. Por eso se dice que el US Open es el torneo más pesado de todos y no tiene que ver sólo por la humedad o los cambios de clima entre el día y la noche sino por la forma que la presión te golpea en la cara, definitivamente quien pueda ganar en este escenario lo puede hacer en cualquier otro, sin importar cuál sea la superficie.
Hoy los partidos son más físicos que antes, el tenis se juega con más poder y velocidad, lo que significa que a estas alturas de la temporada, donde además hay que agregarle la carga de los Juegos Olímpicos, muchos llegan tocados y con molestias corporales por lo que la determinación de ganar supera la barrera de lo físico.
En el primer día de actividades no hubo sorpresas. Andy Murray venció al ruso Alex Bogomolov. Antes tuvo que reaccionar a rompimientos y titubeos para verse finalmente jugar cómodo y ser más que su rival, al final tuvo 46 puntos ganadores y 7 aces. El hecho de que en cierta medida se le complicara su partido, quizás tuvo mucho que ver con el poco ensayo que arrastraba en cancha dura, una rodilla que no está al 100 por ciento y un paseo por Cincinnati para nada alentador. Recuerden, tras jugar de manera magistral en Londres, el escocés tiene más ojos que nunca sobre él, su status se elevó y con ese calibre no puede seguir privándose del lujo de un título grande en su palmarés.
Me gustó el partido a 4 sets de James Blake ante el eslovaco Luckas Lacko porque ganó el de la casa, alguien que el pasado mes de junio fue papá, un jugador nativo y querido en Nueva York, quien a sus 32 años participa por décimo segunda ocasión aquí. Además se sobrepuso a una interrupción de lluvia por dos horas y eso es muy difícil de lograr cuando enfrente tienes a un jugador mucho más joven y atrevido.
Ver a Roger Federer de vuelta en un Grand Slam como número 1 del mundo es muy especial para todos y mucho más para él que ha jugado un tenis fantástico y cuyos triunfos en Wimbledon, Cincinnati y la plata Olímpica le sirven de inspiración. En su tradicional noche de lunes mantuvo el control del partido ante el joven Donald Young y cuando selló su primera victoria tuvo tiempo de halagar a un rival que al perder salió inmediatamente del Top 100, pero que le jugó muy bien al suizo lo que es una buena señal cuando hay urgencia de cambiar la página y recuperar el enfoque.
Con el Arthur Ashe aplaudiéndole de fondo, Federer confesó que en los Juegos Olímpicos hubiera amado un oro pero que medalla es medalla; sin embargo, todos sabemos que en Nueva York lo único que lo contentará será un sexto título para así separarse de otros dos grandes, Jimmy Connors y Pete Sampras.
Por el lado de las mujeres ganaron tres nombres relevantes: Samantha Stosur, María Sharapova y Kim Clijsters, tres tenistas que ni juntando su tenis podrían vencer a Serena Williams. Hablo de la Serena dorada y campeona en Wimbledon, la que ha jugado a un nivel muy superior al resto toda la temporada, la que posee el mejor servicio del circuito y un estilo táctico mejorado. La Serena que dejó de jugar al pelotazo, que está saludable, libre de controversias con los árbitros, la Serena decidida a ganar. A esa no le gana nadie, su rival más dura será ella misma.
Importante saber que Clijsters seguirá siendo la más emotiva de las historias por contar en estas dos semanas de tenis, quien se despide en Nueva York, el escenario donde ganó su primer título grande, porque lo mejor de la belga siempre se lo vimos en esta ciudad. Es obvio que le tocó competencia en su cuadro al estar del mismo lado de la número 1 del mundo Victoria Azarenka y de la campeona defensora Samantha Stosur, pero Clijsters se presentó en gran forma física, quizás la mejor en mucho tiempo y mientras más partidos pueda jugar en su último torneo profesional mejor será para el espectáculo porque es de esas jugadoras que uno no quiere ver decir adiós, porque supo regresar después de ser mamá y perderse 2 años, porque sirve de inspiración a millones que sueñan ser como ella.
Nunca subestimen el valor del sentimentalismo y la determinación, Clijsters podría despedirse con estilo y si no gana en singles todavía tiene chance en dobles y dobles mixtos.
Bajamos el telón del primer día y este martes veremos a Djokovic, las hermanas Williams, Andy Roddick
y pare usted de contar, así que los esperamos a la misma hora y por el mismo canal.