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El Tailgate con sabor latino de los Texans

HOUSTON -- Vienen de cerca y de lejos; vestidos y casi desvestidos, disfrazados y equipados, y su gusto por el fútbol americano es casi tan diverso como sus personalidades.

Pero si en algo coinciden los más de 150 mil personas que se estacionan en el Reliant Stadium y sus alrededores para cada partido de los Houston Texans, es que ahí el fútbol americano va mucho más allá de las tacleadas y los touchdowns.

Y el estacionamiento es la cancha donde los latinos son cada vez más protagonistas del color de la NFL.

"Esto va mucho más allá de un partido", dijo Joana Ramírez. "Esto es la mejor fiesta de la ciudad; es cada vez más una tradición y hay que prepararla casi con el mismo cuidado que un entrenador prepara el plan de juego".

Ramírez es una de miles de personas de origen hispano que cada domingo cuando los Texans juegan como locales llegan hasta cuatro horas antes del partido al estacionamiento, para instalarse en la fiesta previa a un juego de fútbol americano, conocida como "Tailgate".

"El Tailgaite comenzó en estadios de fútbol americano colegial hace más de un siglo", indicó Ian Lawrence, un historiador de fútbol americano asesor del Salón de la Fama de la NFL. "Pero pronto pasó a estadios de equipos profesionales como el de Green Bay, Chicago, Pittsburgh... Ahora se acostumbra en todos los estadios".

Para el partido inaugural del 2012 entre los Texans y los Miami Dolphins del domingo pasado, las puertas del estacionamiento abrieron a las 8 a.m., mientras que la patada de salida estaba programada al mediodía.

Cuando las puertas abrieron, Ramírez tenía más de dos horas formada para alcanzar los mejores lugares en el estacionamiento.

Llegó junto con una decena de amigos, antes de las 6 a.m.

"Pero comenzamos a prepararnos desde el jueves", comentó. "Empezamos a comprar las cosas, la carne, las bebidas. Tenemos que organizarnos. Nos juntamos para ver qué vamos a traer, qué vamos a comer y, por supuesto, qué vamos a beber".

El lugar de estacionamiento, la tradición, la familia, los amigos, la bebida y la comida son los ingredientes principales.

Las reglas para organizar la fiesta, dependen del gusto y la economía de sus participantes. Pero en la mayoría de los estadios también hay señalamientos que deben seguirse para evitar problemas.

En Houston, la gente debe ocupar sólo un espacio de estacionamiento y para ingresar, al menos dos de los ocupantes de cada vehículo deben tener boleto para el partido, y en caso de haber acompañantes tendrán que pagar sólo por el derecho a ingresar a la propiedad.

"Los compradores de boletos de temporada con pases de estacionamiento pueden ser parte del Tailgate, así como cualquier aficionado que haya comprado un boleto para el partido con pase de estacionamiento", dice el reglamento de los Texans para el Tailgate.

Los abonados de temporada pueden comprar boletos para llevar a sus amigos o familiares por 10 dólares cada uno. Los Texans limitan la venta de entradas para gente sin boleto para el juego en cuatro mil, aunque es obvio que muchos más se cuelan.

Niños y adolecentes pueden entrar sin limitación, siempre que vayan acompañados de familiares adultos.

Pero, igual que en un partido de fútbol americano, cuando llega el momento de la verdad, muchos participantes "cometen castigos".

"Nosotros venimos como con 200 personas", dijo Juan Espinoza. "Nos dedicamos a organizar fiestas de Tailgate, somos profesionales. Tenemos muchos patrocinadores, como La Michoacana (supermercado), cerveza Bud Light y DJ's".

Espinoza montó una carpa con un buffet de comida digna de los mejores restaurantes y los mejores cocineros "Tex-Mex".

"Traemos fajitas, chorizo, salchichas, guacamoles, hamburguesas, sopa, lo que se te ocurra", agregó Espinoza. "También hay tostitos, tostadas, tamales... Este es un Tailgate a la mexicana".

La de Espinoza es una las muchas fiestas que son comercializadas y cuyos invitados pagan el derecho de entrada, que en ocasiones va de 12 a 100 dólares, según la comida, bebida o cualquier otra cosa incluida.

Rodrigo Correa, nacido en Monterrey, también organiza su pachanga previa a los partidos de los Texans, pero mucho más "americanizada".

"Aquí jugamos 'Beer-pong' y traemos edecanes para que entretengan a la banda", explico Correa. "Somos más de 100 y esta es nuestra octava temporada".

También hay organizadores amateurs, como Juventino Carrillo, quien encabeza un grupo de mexicanos residentes de Houston aficionados del equipo que esta temporada celebra el décimo aniversario de su fundación.

Entre Carrillo y sus amigos acondicionaron un camión como el vehículo oficial de su Tailgate, con una inversión que aparenta ser considerable.

"No me acuerdo exactamente cuánto gastamos, pero fue un buen billete", dijo Carrillo. "El camión tiene dos pantallas gigantes para ver los programas previos de la NFL por la mañana; tiene un refrigerador para que quepan todas las 'chelas' del mundo".

Carrillo, como la mayoría de los improvisados cocineros en el estacionamiento, rechazaron revelar con exactitud sus preciadas recetas.

"¿Cómo preparo la carne? ¿Cuál es la receta?", cuestionó Carrillo. "Con mucho amor por los Texans. Ese es el secreto, mucho amor por los Texans".

La cerveza oficial del Tailgate de los Texans, así como del resto de la NFL es Bud Light, que además arma sus propias fiestas y patrocina carpas para guarecerse de las inclemencias del tiempo.

"Hoy es un día especial", dijo Max Ramírez, otro aficionado mexicano de los Texans. "El clima ha sido bondadoso con nosotros. Dios sabe que la NFL comienza hoy y nos refrescó la mañana. Estamos a menos de 70 grados y apenas ayer estábamos como a 106".

La gran mayoría de los latinos que ponen el ambiente en la fiesta del estacionamiento en el Reliant Park son de origen mexicano. Pero con la visita de los Dolphins, la presencia cubana y cubano-americana fue importante.

Giani Pitts es un cubano que creció en Miami desde que era un niño y que por motivos de trabajo se mudó a Texas.

"Yo vengo de un pueblo aquí cercano, pero he sido aficionado de los Dolphins desde que era un niño", comentó Pitts, mientras recibía los abucheos de una decena de aficionados de los Texans amigos suyos.

"Hoy sé que me van a echar montón. Pero no importa, aquí estamos para ganar y al final van a estar bien calladitos todos".

Para mala fortuna de Pitts sucedió lo contrario. Los Texans apalearon a los Dolphins 30-14, y ratificaron ser uno de los equipos candidatos para llegar al Super Bowl por la Conferencia Americana.

"Este es nuestro año, vamos a ser campeones", dijo Leticia López, también de origen cubano residente de Houston desde que abandonó su país en el 2001.

López está casada con un mexicano, Miguel Nava, aficionado a los Texans, quien compró sus derechos de apartado desde un año antes de que el equipo debutara en su primer partido de temporada oficial en la NFL, con una victoria 19-10 sobre los Dallas Cowboys.

"Desde que conocí a Miguel, no he faltado a un solo juego de los Texans en este estadio en ocho temporadas", dijo López. "Nos encanta el equipo y aquí estábamos desde que no le ganaban a nadie".

López es una de los cientos de aficionados que prefieren armar su Tailgate sólo en familia; ella y su esposo.

"Hoy cocinamos carne asada", dijo. "Otros días toca comida cubana, pero casi siempre es carne asada, con algo de choricito, papas, frijoles, arroz, lo que sea".

"Desde una noche antes preparamos, marinamos la carne, le ponemos un chorrito de cerveza para que repose toda la noche y aquí ya sólo asamos la carne".

En su vehículo, llevaban una mesa plegable, un mantel y sillas portátiles con el logotipo de los Texans; utensilios de cocina, cubiertos, platos y vasos desechables, un mandil para que el esposo cocine y, sobre todo, muchas ganas de divertirse.

"Aquí estamos desde las nueve de la mañana", comentó. "Hoy no nos tocó sombrita, pero casi siempre nos sentamos debajo de un árbol. El chiste es llegar bien animados cuando comience el partido".

La cubana iba vestida con pantalones blanco y una playera del mismo color con el logotipo de los Texans, como la mayoría de los aficionados.

"No sé qué fue más difícil, si conseguir los boletos o una playera blanca de los Texans", bromeó Lourdes Segovia, otra aficionada de origen hispano. "Hoy nos dijeron que todos teníamos que venir de blanco por ser el 'Día de Apreciación' del equipo por lo que hicieron la temporada pasada".

En el 2011, los Texans lograron su primer campeonato divisional y se estrenaron con victorias en playoffs, antes de ser eliminados en la ronda divisional.

"Si hubiéramos tenido quarterback, hubiéramos llegado al Super Bowl. Pero ahora sí con equipo completo nadie nos para hasta llegar a New Orleans [sede del juego de campeonato esta temporada]", dijo Joe Morales.

El aficionado lucía el jersey blanco con el número 56 del linebacker Brian Cushing, uno de los más populares, junto con el del corredor Arian Foster (23), el receptor Andre Johnson (80), el mariscal de campo Matt Schaub (8) y el ala defensiva J.J. Watt (99).

Otros aficionados son más estrafalarios aún: se disfrazan, se pintan y se maquillan, como 'Súper Texan', quien arrastraba un delfín de plástico que parecía estar ensangrentado.

Unos más, freían en los asadores sus propios delfines.

"¿Ves estas salchichas? Pues así van a quedar los Delfines después del partido. La carne asada, esa que está ahí grande y jugosa, son los Texans. Puro bisteck de carne selecta...", bromeó Federico González.

La música también es parte fundamental de un buen Tailgate y también la hay de todas formas, estilos, géneros y gustos.

Desde una buena música de salsa y merengue, hasta corridos mexicanos y tambora, pasando por las canciones de moda en inglés; en el estacionamiento del Reliant Stadium puede escucharse casi de todo.

"Hace apenas unas temporadas, casi ni venían los latinos", dijo González. "Sólo comenzamos a ganar y ya se pegaron todos. Es el boleto más caliente de la ciudad".

De acuerdo a Daniel Velasco, gerente de mercadotecnia de los Texans, la afición latina o hispana representa 15 por ciento de los 71,500 aficionados que caben en el Reliant Stadium.

Velasco, nacido en Amarillo, Texas, de origen mexicano, informó en perfecto español que la temporada pasada, más de 110 mil aficionados latinos ingresaron al estadio para los 10 juegos, ocho de campaña regular, dos de pretemporada y uno de playoffs.

"Somos uno de los equipos con presencia importante de hispanos", dijo Velasco. "La gran mayoría vive aquí en Houston o al menos en Texas. Pero otros vienen desde México".

De acuerdo, al estudio anual que realiza la NFL en conjunto con medios de comunicación y patrocinadores nacionales, el Tailgate de los Texans fue considerado en el 2011 el mejor de toda la liga por cuarto año consecutivo.

Houston encabezó la temporada pasada los cinco primeros lugares, arriba de Kansas City, Buffalo, Green Bay y Philadelphia.

"El Tailgate es como un perfecto vecindario estadounidense, en el que se mezclan todo tipo de gente, razas, género y gustos, como reflejo de lo que sucede en la comunidad estadounidense", escribió Joe Cahn, autonombrado el Comisionado del Tailgate de la NFL.

Cahn, un ex empresario de New Orleans, ha pasado las últimas 15 temporadas viajando con su casa rodante por todos los estadios del país, según él, para supervisar el Tailgate de la NFL.

"La NFL es la mejor liga deportiva del país en todos los aspectos", consideró Cahn. "Y el Tailgate es la mejor fiesta del mundo en todos los aspectos, desde familiar hasta de convivencia comunitaria".

Dos horas después, del triunfo en la jornada inaugural de la NFL, la pachanga por regla tiene que terminar en el Tailgate del Reliant Park.

"Nos sacan dos horas después de que acaba el partido, es la regla", dijo González. "Pero este año, la fiesta en el campo de juego durará toda la temporada, hasta el Super Bowl".