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El fútbol une lo que la guerra separa

Boban patea a un policía para defender a un hincha AP

A la riviera de Busvanska se le conoce como el "Kuwait montenegrino". La costera ciudad de Budva es hogar de la mayor concentración de millonarios per capita de Europa. La explosión inmobiliaria de principios de la última década hizo que la pequeña villa de pescadores creciera con el impulso del lujo y la riqueza. Apenas 22,000 habitantes para ya fue sede de un concierto de los Rolling Stones. Puede que haya dado alberque a una reunión que con el fútbol se una, lo que una guerra separó.

El semanario croata Globus publica en su más reciente edición detalles sobre una reunión en Budva, Montenegro entre dirigentes, en su mayoría presidentes, de las federaciones de fútbol de la antigua Yugoslavia. Según el informe del periodista Darko Hudelist, en esta reunión, además de tratar temas de actualidad, se abrió la discusión a un tópico que desde hace tiempo anda rondando en el fútbol de los Balcanes: una Liga entre los clubes de las ex repúblicas yugoslavas. Este plan podría entrar en efecto tan pronto como en el 2015.

Durante estos dos días de reunión en el mes de septiembre, se contempló con seriedad despertar la nostalgia de los Balcanes unidos por el fútbol. Fue en un Dinamo Zagreb-Estrella Roja de Belgrado que dio inicio a la separación deportiva de aquella Yugoslavia. Cruces violentos en las calles aledañas al Stadion Maksimir de Zagreb entre los hinchas de ambos equipos eran el reflejo de la tensión reinante entre las ex repúblicas. Solo unas semanas antes Croacia había realizado sus primeras elecciones pluri-partidarias en más de medio siglo, con el triunfo del partido independentista.

De las calles pasando por las tribunas para llegar al campo. Aquel partido tuvo que suspenderse por la invasión de aficionados al terreno de juego. Zvonimir Boban el protagonista del emblema deportivo del conflicto. El jugador croata del Dinamo Zagreb defendió a uno de sus hinchas de la agresión de un policía serbio: con una patada. El conflicto que separaría a una nación tuvo uno de sus primeros incendios en un partido de fútbol. Muchos ven el incidente entre los hinchas del Dinamo y Estrella Roja y la representativa imagen de la patada de Boban como el inicio del movimiento independentista croata.

Separados en un campo de fútbol, de nuevo con un campo de fútbol como símbolo, unidas naciones independientes, vecinas y que han vivido dos décadas de distanciamiento. Si Budva es solo el inicio de una Liga de los Balcanes, está por verse. Primero debe consolidarse la madurez institucional de las asociaciones involucradas. Las ex repúblicas yugoslavas y posiblemente Bulgaria y Hungría. Pedja Mijatovic, vía telefónica desde Belgrado me dijo que "la idea sería perfecta para el fútbol de esta región". Un fútbol que ha perdido su atractivo para los aficionados. En Croacia el Hajduk Split es el equipo que más hinchas lleva a la cancha, un promedio de apenas 10,500 por partido. En Eslovenia unos 1,700 asisten en promedio a ver al Olimpija Ljubljana. El más taquillero. "Sin duda en cada liga de cada país de esta región el campeonato nacional no tiene mucho encanto" continúa Mijatovic "pero este es un proceso bastante largo". Seguro que es tan largo como la fuerza de su mensaje. El deporte puede ser un agente de unión entre los pueblos. Cuando existe voluntad.