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Ciudad en crisis urgía del triunfo de Tigres

DETROIT -- Detroit necesitaba con urgencia ganar la Serie Mundial, pero lamentablemente, muy tristemente para la "Ciudad Motor", sus Tigres no pudieron ganar ni un partido ante los Gigantes de San Francisco.

Cuando el relevista mexicano Sergio Romo ponchó a Miguel Cabrera para el último out de la serie, el domingo en Comerica Park, San Francisco capturó su segundo título en tres años, dejando a los Tigres con sus sueños fracturados y a Detroit con una razón más para estar triste.

Detroit se convirtió en el tercer equipo --junto a Atléticos de Oakland de 1990 y Rockies de Colorado del 2007-- que barre a su oponente en la Serie de Campeonato para entonces ser barrido en el clásico de otoño. Los Tigres han perdido siete juegos consecutivos en la Serie Mundial desde el tercer encuentro de la edición del 2006, nueva marca negativa en la historia de la franquicia.

"Como equipo, nos sentimos muy mal porque no pudimos hacer nuestro trabajo", dijo Cabrera, quien pegó su primer jonrón de la serie en la tercera entrada el domingo, extendiendo a 24 su cadena de encuentros de postemporada alcanzando bases.

El bate de Cabrera, sin embargo, estuvo tan frio como la temperatura en Detroit durante la Serie Mundial (un promedio de 43 grados F., 6 grados C.). Entre Cabrera (13-3) y Prince Fielder (14-1) se combinaron para batear .148. Los Tigres promediaron .159 en los cuatro partidos.

"Teníamos una gran responsabilidad, pero pienso que los aficionados no deben estar muy tristes porque el dueño, el gerente general y toda la oficina central han formado un equipo de muchos años y aquí vamos a estar por un buen rato con este buen equipo", dijo Cabrera, quien recibió el sábado el Premio Hank Aaron por su riple corona de bateo durante la temporada regular de la Liga Americana.

Edificios abandonados, solares vacíos, tiendas cerradas y cientos de pordioseros en pleno centro de la ciudad alertan al visitante sobre la gran crisis que vive Detroit, el lugar con la mayor tasa de criminalidad y uno de los de menos ingresos por habitantes en Estados Unidos de América.

Vecindarios completos a oscuras, recortes en los servicios públicos y una deuda que supera los 16 mil millones de dólares (33 veces más que los recursos que genera) es el tétrico panorama de la casa de los flamantes campeones de la Liga Americana, Tigres de Detroit.

Ganar la Serie Mundial no solamente habría llevado alivio emocional a las familias abatidas, sino además la chispa que necesita Detroit para relanzarse como destino para inversionistas y empresas dispuestas a arriesgarse por manos de obra barata.

De acuerdo a un ránking de la revista Forbes de febrero pasado, Detroit es la segunda ciudad más miserable del país, solamente por encima de Miami, Florida. La crisis del sector automovilistico, que fue parte principal de la debacle general en la economía nacional, transformó a Detroit, anteriormente una próspera metrópolis y el simbolo del poderío industrial del país, en un pueblo fantasma, de donde la gente escapa para sobrevivir.

Pobreza, abandono, inseguridad y desaliento arropan la ciudad que una vez fue el centro de atención mundial por albergar a los principales constructores de autos del país; General Motors, Chrysler y Ford, que irónicamente se combinaron para despedir cientos de miles de trabajadores desde el 2006.

La crisis es tan grande que el alcalde Dave Bing aprobó recortes en servicios públicos y de emergencia; como energía eléctrica en las calles, recortes en servicios hospitalarios y cierre de escuelas y estaciones policiales y de bomberos, para evitar una bancarrota que luce inminente.

"Tengo poco tiempo en la ciudad y no conozco todos los detalles, pero para cualquier ciudad es bueno ganar la Serie Mundial", dijo el lanzador venezolano Aníbal Sánchez.

"Para esta ciudad sería muy bueno, la fanaticada aquí es increible. Cuando firmé con Detroit nunca esperé que el estadio estuviera lleno todos los dias", dijo el relevista dominicano Joaquín Benoit.

"Lamentablemente no salimos victoriosos, algo que queríamos, no solamente por la ciudad, sino por el dueño [de los Tigres]que tanto ha aportado a la ciudad y que sueña con una Serie Mundial", agregó Benoit.

Mike Ilitch padre, el propietario de los Tigres y los Alas Rojas de la Liga Nacional de Hockey sobre Hielo, es uno de esos hombres que aún apuesta a Detroit. El dueño de la pizzeria Little Caesars, no solamente compró y renovó el legendario Teatro Fox --ubicado justamente al frente del Comerica Park-- sino que además ha desafiado las leyes del buen sentido de los negocios, invirtiendo agresivamente en el mercado por los mejores peloteros para convertir a los Tigres en una fuerza en las ligas mayores.

Los Tigres, que costaron $82 millones a Ilitch en 1992, están valorados en casi $500 millones actualmente, de acuerdo a proyecciones de Forbes. Cots Baseball Contracts de Baseball Propectus indica que la nómina salarial del club en el 2012 es de $133,4 millones, de los cuales $77 millones fueron a los bolsillos de cuatro jugadores; Fielder ($23 M), Cabrera ($21 M), el lanzador Justin Verlander ($20 M) y el receptor e inicialista Víctor Martínez ($13 M).

El plan de Ilitch y la oficina central que encabezan David Dombroswski y el cubano Alberto Avila ha rendido frutos, para los Tigres y la ciudad. Los Tigres avanzaron a playoffs en años consecutivos por primera vez desde 1934 y 1935 y superaron la marca de 3 millones de fanáticos por tecera vez en la historia de la franquicia (también en 2007 y 2008).

La Serie Mundial generó a la ciudad un poco más de $8 millones de dólares por juego, según estimaciones del Buró de Convenciones y Visitantes de Detroit. Dentro de una crisis tan grande, ese dinero no es realmente significativo, pero al mismo tiempo cualquiern entrada extra en bienvenida.

Por otro lado, si los Tigres ganaban la Serie Mundial, el aporte no se habría limitado al plano económico, sino que habría tenido ramificaciones más importantes en aspectos morales y emocionales.

"De todo lo negativo hay que sacar algo positivo. El año pasado nos quedamos a dos juegos de ir a la Serie Mundial, este año a cuatro juegos de ganarla, esperemos que trabajando fuerte, enfocándonos y aprovechando esta experiencia podamos ganarla el próximo año",dijo Cabrera.

"El año que viene se integrará Víctor Martinez, esperemos que todos nos mantengamos sanos", agregó Cabrera como haciendo una promesa de mejores días para una ciudad que está necesitada de buenas noticias.