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El mejor gol de Messi: Contra Barcelona

Lionel Messi insiste Barcelona la aumente su salario a $15 millones de euros David Ramos/Getty Images

LOS ÁNGELES -- Lionel Messi quiere marcar un gol de antología.

Lo bueno: que seguramente lo conseguirá.

Lo malo: que será contra la propia portería del Barcelona.

Lionel ya sacó cuentas. Tiene una boca más que mantener. Thiago implica un reclamo y un proyecto a futuro.

Preocupado por el devenir y el porvenir, Messi no tiene deudas, pero tiene dudas: 9 millones de euros, su salario con el Barcelona, podría dejarle recortado en sus gastos primarios.

No ha renovado. Su representante pide 15 millones de euros. Barcelona le ofrece 10. Hay una tercera parte de diferencia entre lo que quiere La Pulga y con lo que quiere rascarse el poderoso canino catalán.

Aclaremos: Marc Crossas, el jugador catalán de Santos Laguna, nos recordó que los impuestos para futbolistas se amamantan, de los salarios más altos, hasta un 45 por ciento.

Claro esto no hace menos rico a Messi, aunque sí menos multimillonario.

Messi tiene una cascada de hechos, de récords, de estadísticas, de simpatías, de feligreses, que juegan tan fervientemente y tan eficientemente como si tuviera a Xavi y a Iniesta de su lado al tratar de vulnerar la más perruna y granítica defensiva.

Messi no sólo ha dado y da títulos y notoriedad al Barcelona. Sin duda con la vida activa que le espera a este jugador, que ha encontrado la forma de salud plena, se vienen mayores logros.

Messi además recibe el 100 por ciento de los ingresos por su manejo de imagen. Ahí está por encima de todos los futbolistas.

Ese es un ingreso poderoso, por ejemplo venta de camisetas, más a llá de los comerciales.

Los documentales lo muestran: hay millones de Messis repartidos y deambulando por India, China, Alaska, Ciudad del Cabo, y hasta en San Simón Zahuatlán, municipio de Oaxaca, en México.

La de Messi no es una camiseta universal: es una gala universal. La visten en bodas y en funerales, y tanto los novios, como los difuntitos se sienten agradecidos de ese embajador apócrifo eventual.

Igual ocurre con camisetas de venta multitudinaria como la de Cristiano Ronaldo y, aunque usted no lo crea, la muy vigente de Beckham y el Chicharito. Para cada santo hay una kermesse, aunque al final, según el santo, sea la limosna.

¿Habrá rompimiento entre Messi y el Barsa? Imposible.

Seguramente Messi soltó a sus mastines con cuello blanco y corbata celeste a tratar de morder el mejor contrato posible.

Pero La Pulga, en una situación extrema, cederá. Su cuna es el Barcelona, pero, sobre todo, y él mismo lo ha reconocido, la inversión que hizo el equipo catalán en él, inició como una apuesta de fe. Cada inyección con hormonas para rescatarlo iba más allá del compromiso con la promesa futbolística, iba, puntualmente a la esperanza del adolescente.

Cierto: el agradecimiento es la manifestación suprema del instinto de las bestias, pero hay seres humanos que también desarrollan ese noble sentimiento y Messi parece ser de ellos. Bueno, al momento, no ha dicho sentirse triste… como algún otro, sin pretender hacer referencia a ningún cristiano.

¿Qué si alguien merece ganar 15 millones de euros al año más derechos de imagen? Ese es otro tema.

¿Qué si por jugar al futbol, en este caso el mejor del mundo, se puede ganar más que el mejor científico, el mejor médico, el mejor escritor del mundo? Esa es otra historia.

Messi tiene un oficio. Como lo tienen Eto'o o CR7 o el mismo Beckham en decadencia natural, y si el mercado está abierto, ellos pueden exigir.

El problema no es de ellos, sino del desquiciamiento de valores.

Lamentablemente la camiseta azulgrana o la merengue se cotiza mejor en el ocio y en el fanatismo de los fines de semanas, que lo que podrían cotizarse las batas blancas de Gurdon y Yamanaka, Premios Nobel de Medicina 2012.

Las proezas de 90 minutos llenan un hueco urgente de victoria en media humanidad, aunque en el cerebro y desvelos de los otros dos, estén en balance la salud eventual de la humanidad entera.

Es así: las batas blancas no llenan estadios, aunque una camiseta azulgrana o merengue, específicamente, sí llenaría quirófanos.

Como alguien reflexionó: "Cada día hay más de 7 mil millones de personas en el mundo… pero sigue habiendo sólo un Lionel Messi".