<
>

"El Profesor" de la Final...

Enrique Meza volverá a colocarse en el umbral de la historia del futbol mexicano cuando tenga la oportunidad de conseguir su quinto título de Liga, cifra que aunado a los éxitos internacionales, podrían ubicar su nombre entre los más grandes en la historia de este deporte en México.

LOS ANGELES -- Una sola anécdota me dejó marcada una imagen para la posteridad.

El teléfono de casa sonó aquel lunes por la mañana. Era él, con su voz pausada, con un tono de preocupación, de disculpa, de cierta nobleza. "Yo solo le hablo señor Faitelson para disculparme, para decirle que no todos somos así en el medio futbolístico. Estoy terriblemente apenado por lo que le sucedió".

Enrique Meza no tuvo, obviamente, nada que ver con aquel asunto, la agresión de Cuauhtémoc Blanco hacia mi persona en la cancha de Veracruz, pero fue él, el único miembro de la "comunidad futbolística mexicana" que esa mañana se preocupó por el incidente. Fue la única llamada que recibí de un dirigente, de un entrenador, de un futbolista, de un ser humano.

El profesor Meza ha conducido su carrera a una nueva final del futbol mexicano. El domingo, la historia volverá a estar de su lado cuando tenga la oportunidad de conseguir su quinto título de Liga, cifra que aunado a los éxitos internacionales, podrían ubicar su nombre entre los más grandes en la historia de este deporte en México. Meza tiene las estadísticas, los momentos y las gestas necesarias para sentarse en la misma y legendaria mesa de entrenadores como Don Nacho Trelles, "El Güero" Cárdenas, el ingeniero De La Torre, Jose Antonio Roca, Manolo Lapuente y Javier Aguirre.

Nadie le regaló nada al profesor Meza para llegar al sitio donde está hoy. Sus días como jugador, en la banca obstaculizado por una leyenda de la portería llamada Miguel Marín y luego sus inicios como entrenador, donde tuvo que "picar piedra", hacer largas filas, esperar pacientemente la oportunidad con aquel Morelia al que salvo del descenso y enseguida, el Toros Neza, al que recuerdo con una sola postal, una imagen, en el atardecer de un domingo de verano en el Estadio Jalisco, con "El Profe" sentado, cansado, abatido en el vestidor de visitante junto al trofeo de sub-campeón. "Hay que trabajar para no ser segundo, Voy a seguir trabajando", me dijo aquella vez, promesa que cumpliría al año siguiente llevando al Toluca al título de Liga.

Pero hay algo más que lo distingue y que podría marcar una diferencia con el resto del medio: su capacidad de ser, además de un profesional del futbol, un ser completo, un hombre de bien, un tipo honesto que jamás ha tocado un solo centavo que no le corresponda, un ser extraño en un "mar" infestado de "tiburones", donde lo único que parece importar son los intereses por encima de la palabra y de la caballerosidad.

Enrique Meza, el profesor del futbol mexicano, mi profesor, el profesor de una formula infalible: Trabajo + humildad + nobleza es igual a éxito.