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Armstrong y la "revolución" que no ha llegado

Casi 25 años después del escándalo de Chamsil (Ben Johnson en los 100 metros de Seúl 1988), el deporte sigue hablando de lo mismo: Sustancias prohibidas, trampas, intereses. Hoy, con la tecnología para bien o para mal, al servicio del hombre, ha provocado que esos métodos sean más sofisticados y que hayan mejorado las sustancias, los procedimientos, los resultados, pero al fin y al cabo es el mismo fin: La persecución de la gloria impulsados por los poderosos intereses que rodean al deporte. El ciclismo está en plena revolución... La pregunta es: ¿Cuándo afectara a otros deportes?

LOS ANGELES -- Era el verano de 1988. La mirada vacía de Ben Johnson, las lágrimas en la jefa de delegación de la comitiva canadiense, una atiborrada sala de prensa de Chamsil, en Corea del Sur. Recuerdo la escena como si fuera ayer. Hablaban unos tipos de bata blanca, médicos, especialistas en laboratorio y nos decían a los periodistas que un atleta que horas antes había descompuesto todas las marcas de la velocidad había cometido una trampa, una falta, un pecado. Se le recogía la medalla de oro que pasaba de golpe y porrazo al pecho de Carl Lewis. Y los teletipos reseñaban una palabra que de pronto se ligaba al deporte: Esteroides.

Casi 25 años después, el deporte habla de lo mismo. Seguramente los métodos, las sustancias mismas se han perfeccionado, han surgido nuevos métodos, nuevas formas, pero el fin es el mismo: Engañar.

Lance Armstrong, un siete veces ganador del Tour de Francia y quizá el mejor ciclista en la historia de uno de los deportes más demandantes, admitió por primera vez el uso de sustancias prohibidas para mejorar su cualidades deportivas. Y la leyenda, la gloria, el mito se vino abajo. Pero más allá de eso, este nuevo escándalo que rodea al deporte y este nuevo escándalo que supone recaer sobre los hombros de Armstrong podría provocar una "revolcón" que el deporte espera hoy con ansiedad.

El ciclismo sigue siendo el foco de atención, un deporte donde indudablemente, sus competidores han mostrado una faceta falsa, han engañado para tratar de mantenerse en competencia. La pregunta, sin embargo, es: ¿Puede este antecedente de Armstrong permear hacia otras actividades deportivas qwue viven bajo la eterna sospecha y que han hecho poco por limpiar su casa y su imagen?

La "revolución" llego al ciclismo hace más de dos décadas. Y ha cobrado sangre, batallas interminables, acusaciones, victimas, ídolos que se desvanecen y una mentira tras otra mentira. ¿En que momento esa "revolución" terminará afectando otros deportes que si bien no tienen la misma exigencia físico, atlética y mental del ciclismo, tiene más economía y hasta más intereses de por medio?

La mayor parte de los deportes olímpicos han tenido que meterse a ese escrutinio, a esa "barredora" que busca y muchas veces encuentra a quienes intentan ganar con base a las mentiras. Otros, no han hecho el mismo esfuerzo. Y lo pregunto de manera directa: ¿Usted cree que el futbol, el deporte más popular del mundo, es un deporte completamente "limpio" en temas de doping? ¿Qué pasa en los deportes estadounidenses? El beisbol, tuvo una "revolución" justo después de que las autoridades de las Grandes Ligas "autorizaron" las sustancias prohibidas para tratar de devolverle el interés al deporte. ¿Qué sucede en la NFL? ¿Cuándo comenzará el deporte de la tacleadas su propia revolución? ¿Qué pasa en el boxeo? ¿Fueron completamente naturales los cuerpos que Manny Pacquiao y Juan Márquez mostraron en diciembre pasado? ¿Usted mete las "manos al fuego" por ellos?

Tal pareciera que el escándalo de hace casi 25 años solo sirvió para que el deporte olímpico buscara más certeza en sus atletas. Y siendo positivos, tal vez lo logró, pero al mismo tiempo en que abrió sus brazos al deporte profesional (desapareciendo cualquier sentido del amateurismo) nos se dio cuenta -o no quiso darse cuenta- de que ese deporte profesional seguía inmerso en sus propias reglas, en sus vicios, en sus intereses.

Irónicamente, Armstrong puede convertirse en el último caudillo de la "revolución" que el ciclismo ha planteado desde hace varios años. La pregunta es... ¿Cuánto tiempo tardarán los otros deportes en admitir que están mintiendo, que están tapando la realidad y que están engañando al mundo?