<
>

América se compadece del patético Atlante

Christian Benítez (cen.) recibe la felicitación de sus compañeros luego de anotar gol ante Atlante Andrew D. Bernstein/NBAE/Getty Images

LOS ÁNGELES -- Atlante no puede salir del Estadio Azteca con las manos saqueadas. Debe reclamar regalías, una compensación como sparring, y hasta una prima triple por servirle de patiño al América. Claro, a menos que en verdad ya sea parte de la Familia Telerín.

¿América? Un 4-0 inobjetable.

1.- Miguel Herrera sale de nuevo ovacionado y consigue su primera victoria sobre Ricardo LaVolpe, quien lo desdeñó como alumno luego de que el Piojo lo desconociera como su mentor.

2.- No hay ningún desliz, sospecha o perfidia arbitral que se deba colgar en el tendedero del morbo. El silbante cómodamente dio fe de un homicidio con sabor a eutanasia, a estos famélicos Rocinantes.

3.- En el generoso ejercicio, América no tuvo pecados. Acaso, desperdiciar oportunidades que hubieran puesto histeria lo que ya es un capítulo de escándalo en un Atlante que lleva tres derrotas, tres humillaciones y parece inmolarse en un suicidio para rescatar a Atlas y Querétaro.

4.- Ojo: uno puede menospreciar o depreciar o devaluar el triunfo americanista al establecer la paupérrima condición atlantista. A América le ofrecieron desvalijar a un indigente y lo hizo pero no de manera abusiva, ni grotesca. Asaltó a un indefenso, pero lo hizo con pulcritud. Tras el crimen no dejó huellas de violencia porque jugó bien.

5.- Números perfectos, afición contenta, pero no satisfecha, pues el adeudo no se salda con festejos semanales, sino con una fiesta de graduación y la Copa de por medio.

6.- Mejora además este América su rendimiento en un arranque en torneos cortos, superando el registro de Mario Carrillo.

7.- Ya en plan de bravucón perdonavidas, que no es una de las perversidades de Miguel Herrera, el América visita al Atlas, y recibe a Gallos Blancos. Es decir, juega de local, dos fechas más, pues según las encuestas de 2012 y 2011 sobre popularidad, hay abismo entre la demografía americanista y la sufrida atlista en Guadalajara.

Los goles del Extintor Jiménez cobran especial realce. Ratifica sus condiciones de rematador, su sacrificio cubriendo terreno de recuperación de pelota, lo que es encomiable, y se gana respeto y colaboración de quienes deben ser sus socios más allegados, como Sambueza y Chucho. Y para Narciso Mina la temporada puede ser de una cómoda incomodidad desde la banca.

¿Criticarle al América? La falta de saña. La clemencia o el desdén con un adversario al que pudo fabricarle un rosario de goles que hubiera, por supuesto, ayudado a cerrar esas heridas de recelo y resquemor entre sus aficionados, y que, es evidente, sólo quedarán cicatrizadas cuando se gane el título, pues fuegos artificiales, sin que llegue el santo a la capilla en Coapa, son futilidades.

¿Atlante? LaVolpe insiste en que debe esperarse mejoría a partir de la quinta o sexta fecha. Difícil que con esta racha de desastres, alguien le dé respiración de boca a boca hasta entonces.