Tratando de promover el hábito de la lectura entre sus dos hijos, mis padres procuraban cualquier oportunidad para distraernos de la TV –experimento capitalizado positivamente por mi hermano, no tanto por mí- y de entre la variedad de opciones que ponían a nuestro alcance, yo esperaba particularmente el arranque de cada mes para algo en especial: el popular Selecciones de Reader´s Digest.
Y no es que fuera un apasionado de los avances científicos y tecnológicos, limitados en aquella época a: "Olvídese de levantarse a cambiar de canal, por fin ha llegado el control remoto" sino que había dos secciones que atraían particularmente mi atención:
"La Risa, Remedio Infalible" con los chistes más simples, bobos, cotidianos, divertidos y asombrosos de la historia; y otra llamada "Héroes Entre Nosotros".
De jueves a domingo estaré narrando los X Games Aspen 2013 (antes conocidos como Winter X games) y hay muchas razones por las que me fascina hacer este tipo de eventos.
Una de ellas es resetear mi capacidad de asombro. Pocas oportunidades hay para admirar a seres de condiciones supra-humanas como Shaun White, Bobby Brown, Levi LaValle, Jamie Anderson o Kaya Turski.
Los veo y por lo general me cuestiono ¿cómo es capaz el ser humano de llevar su cuerpo a límites tan complejos que ponen en riesgo su vida? ¿qué han hecho ellos que otros seres humanos –como nosotros- hemos dejado de hacer?
Luego regreso a mi realidad y me doy cuenta de que, simplemente, ellos fueron concebidos en una nube distinta; en la designada para aquellos cuyo ADN fue dotado de condiciones físicas superiores, que su anatomía supera con holgura al humano promedio. Son aquellos que fueron diseñados por una mano especial y a nosotros, los comunes, nos fascina llamarles héroes.
Pero después conocía la historia de Owen Groessen.
Fue casual. Regresé al hotel, encendí la TV –mi hermano ganó la carrera por leer más- puse SportsCenter y en ese momento anunció Scott van Pelt que la jugada número uno del Top Ten era dos tiros de tres puntos en un juego de basquetbol infantil.
¿Qué tenían de particular dos tiros de tres puntos? No fueron contra el reloj, no fueron decisivos para ganar el partido.
Esos dos tiros, acumulaban una historia inspiradora, heroica.
Owen Groessen es un niño que va en el octavo grado de la escuela y tiene Síndrome de Down, pero sobretodo ha tenido un sueño toda su vida: jugar basquetbol.
Su entrenador, Jeff Howell, le permitió entrenar con el equipo, pero hasta el miércoles no había jugado un solo minuto. Ese día disputarían su último partido en casa.
El martes por la tarde, Coach Howell diseñó una jugada en la que un jugador llevaría la bola por el centro, otros tres irían a un lado a la línea de base para dejar sólo a un último jugador. Nombró la jugada "Owen".
Groessen, de 13 años, entró a la duela por primera vez en la temporada y el entrenador gritó al movedor de pelota dos veces: "Owen, Owen, vamos con la jugada". Los otros tres jugadores siguieron el diseño, la pelota llegó a Owen.
Tomó la pelota con las dos manos, flexionó las rodillas y soltó el balón que dibujó una parábola tan alta como la emoción contenida entre los presentes.
La bola no tocó el aro, solo la red. Tres puntos.
La arena explotó, sus compañeros saltaron celebrando y él, con la dificultad motriz propia de su estado, daba pasos hacia atrás pensando en defender el ataque del rival.
Siguiente posesión, misma historia: otros tres puntos para Owen que terminó con 6 en 2 minutos.
Héroes entre nosotros de Selecciones de Reader´s Digest no relataba las historias de súper hombres que saltaban más alto, corrían más alto o lanzaban más fuerte que el resto de nosotros, los mortales. Contaban las hazañas de aquellos que encontraban la manera de convertir su condición ordinaria en extraordinaria.
Y la historia de Owen es tan extraordinaria como el mensaje que nos regala: aquí el único héroe no es él. Lo es también su entrenador y sus padres que incesantemente lo impulsaron a que persiguiera lo que más quería. Lo son sus compañeros que lo cobijaron y lo es su prima que volvió el hashtag #GetOwenOnSportsCenter trending topic mundial.
Para ser héroe no es necesario tener una capacidad física superlativa, sino una voluntad inquebrantable y el único músculo que es capaz de llevarnos más allá de nuestra fuerza es el corazón.
No es utópico pensar que algún día podremos conocer a nuestros héroes, a veces sólo es necesario voltear a ver a quien está a nuestro lado para encontrarlo.
David Bowie, que razón tenías, Maestro. Todos podemos ser héroes, aunque sea sólo por un día.