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La complicada situación de dopaje en MLB

Algunos de los investigadores de Grandes Ligas tienen que analizar con cierta experiencia paternal mientras estudian los casos de Miami sustancias para el rendimiento, porque cualquiera que haya criado a sus hijos e hijas ha tenido que enfrentar este tipo de evidencia circunstancial anteriormente -- como un envase plástico de leche derramado en el piso.

"No fui yo", declara el niño de 4 años.

"Tú pediste leche hace 10 minutos", le contestas.

"No fui yo", él insiste.

"Yo te escuché entrar en la cocina", le dices.

"Tiene que haber sido Freckles", dice, con un dedo acusatorio apuntado en dirección del dormilón parte labrador, parte pastor alemán, parte algo más.

Tú quieres proveer una oportunidad de confesar, y preguntas de nuevo, "¿Estás seguro?".

"Yo no lo hice", él declara. Esta es su historia, y él no la va a cambiar.

"Decir la verdad es muy importante", le dices.

"¿Puedo tomar leche?", pregunta.

Tú no tienes el poder de hacerlo declarar bajo juramento. Tú literalmente no puedes hacerlo decir la verdad. Así que has llegado a un cruce donde puedes llamarlo mentiroso, o seguir adelante. Yo estoy seguro que durante los pasados 16 meses, el comisionado Bud Selig probablemente se ha visto tentado a realizar algunas declaraciones fuertes, pero el hecho es que la unidad de investigaciones de MLB no tiene mucho poder. Los jugadores que han sido auxiliados por los agentes de seguridad del béisbol le dicen a los hombres de Selig por lo bajo que ellos pueden ser grandes aliados al tratar de superar un atentado de extorsión, y al esquivar ciertas situaciones embarazosas.

Pero ellos no pueden hacer que la gente hable. Ellos probablemente quisieran obligar a Jimmy Goins, el entrenador de fortaleza y condición física de la Universidad de Miami cuyo nombre, según los reportes, aparece en los récords de Tony Bosch, para que les diga todo lo que sabe sobre cada jugador ligado a las sustancias para el rendimiento; tal vez ha estado en una posición de ver muchas cosas. Pero a menos que Goins desarrolle de repente una voracidad de abrir una vena de verdad gracias a las bondades de su corazón, los investigadores del béisbol no pueden hacer nada más que pedirle una reunión. Si dice que no, bueno, hasta ahí llegó el asunto.

Esta falta de fuerza fiscalizadora fue la razón por la que gran parte del contenido del Reporte Mitchell fue mayormente un copia y pega de los periódicos y las revistas. Casi toda la información original desarrollada por las personas adscritas a Mitchell surgió cuando los investigadores federales esencialmente obligaron a los entrenadores Kirk Radomski y Brian McNamee a hablar con los abogados de Mitchell -- una investigación muy rara en la que los oficiales del gobierno actúan en favor de investigadores privados. Como dijo un ejecutivo días después de que fuera emitido el Mitchell Report, Grandes Ligas pudo haberse ahorrado mucho dinero con una búsqueda en LexisNexis en lugar de entregarle decenas de millones al ex senador.

MLB se ha visto frustrado por su inhabilidad para darle seguimiento a las pistas que tiene, dicen las fuentes. Ryan Braun le dio una respuesta a Grandes Ligas, pero es no hará mucho para desarrollar información. Tiene muchas interrogantes sobre Alex Rodríguez y Gio González y Nelson Cruz, pero no necesariamente tiene la habilidad de indagar más profundo en cada caso, a menos que Bosch le dé más a MLB. Esta es la razón por la que la liga trabajado duro para involucrar al gobierno federal -- pero puede ser que el gobierno, al ser visto como excesivo en sus gastos en el caso de Roger Clemens, simplemente ha decidido dedicar sus recursos a otros temas más pertinentes para el pueblo que la persecución de los millonarios dopados para lograr que sus cuerpos se recuperen de la aparición en relevo de la noche anterior.

Pero Selig y los investigadores de MLB realmente no deben perder mucho sueño si terminan en más calles sin salidas. Como siempre, el verdadero poder radica en la Asociación de Peloteros. Selig puede ponerle alguna presión al sindicato, y podría suspender unilateralmente a Rodríguez o Braun y forzar al sindicato a presentar una apelación y defenderse -- cosa que haría, y con una buena probabilidad de prevalecer.

No, el cambio más importante ahora sería reducir el incentivo de hacer trampa, y para lograr que eso suceda, el sindicato tiene que enmendar las reglas. Claramente, los alegados tramposos no han sido disuadidos por la política gradual de tres strikes y fuera. Claramente, todavía un gran incentivo financiero de hacerle trampa al sistema, y mucha confianza de que se puede lograr. Estos son huecos que el sistema tiene que ser tapados si se quiere contar con una política antidopaje más efectiva. El sindicato está en la posición única de hacer esto -- no Selig, ni los dueños, ni ningún ejecutivo de ningún equipo.

Yo escuché una historia de la década de 1990 que puede ser apócrifa -- o quizás no lo es, pero el tono de la historia encaja con el carácter de las personas que se alega están involucradas. Algunos dueños del béisbol hablaban de la percepción de un problema creciente de esteroides en el deporte, y uno de ellos mencionó que el sindicato estaría en contra de las pruebas, una posición no negociable de la Asociación de Peloteros en aquella época.

Un dueño de hace muchos años respondió algo así, Si estos tipos quieren matarse tomando esas cosas, no es nuestra responsabilidad.

Si esas palabras fueron pronunciadas, fueron muy frías, por supuesto. Pero también hay un grano de verdad en ellas. Le toca a la Asociación de Peloteros ponerle dientes a la política antidopaje del deporte, porque no harán cambios a menos que ellos consientan. Todos sabemos de la historia que sin una política efectiva, más jugadores estarán en riesgo de cualquier impacto a largo plazo que puedan producir esas drogas, lo cual realmente se desconoce en estos momentos.

Ya ha pasado un año desde que se escuchó la apelación de Braun, seis meses desde que Melky Cabrera y Bartolo Colón fueron suspendidos y un par de semanas desde que rompió la noticia de Miami. El sindicato no ha tomado ninguna medida en público, no ha fortalecido las penalidades. Sí, los jugadores estarán sometidos a pruebas de sangre por primera vez, pero eso estaba acordado hace más de un año.

El resto del mundo fuera del sindicato probablemente no se debería preocupar más por esto. Las alternativas y el poder administrativo reside en los jugadores, y si ellos prefieren fomentar una cultura que obliga a todos los peloteros a tomar una difícil decisión sobre si deben tomar sustancias para el rendimiento para mantenerse competitivos, es cosa de ellos -- no de Selig, no de los investigadores de MLB, ni de más nadie.