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Ana, Cuauhtémoc y una polémica inútil

No se trata de demeritar el oro olímpico en el futbol. Se trata, sin duda, de construir a partir de un acontecimiento como ese. Ana Gabriela Guevara y Cuauhtémoc Blanco deben dejar de lado celos, envidias y hasta cierta ignorancia. El deporte de México soñó algún día con tener otra Ana Guevara. ¿Pasará lo mismo con el futbol olímpico? ¿Cuál será el legado para las futuras generaciones?

LOS ANGELES, CA.- Un poco de celos, de envidia, algo de ignorancia y un poco de petulancia.

Hay tan poco que contar de bueno en el deporte mexicano que me parece inservible, inútil y hasta desgastante enfrascarnos en una polémica que además no nos llevará a ninguna parte, a ningún tipo de provecho. Ana Guevara tiene cierta razón en lo que dice y Cuauhtémoc Blanco también. Los dos, sin embargo, están equivocando el camino, el verdadero fondo y la importancia de su alegato.

El oro olímpico fue un triunfo muy válido para el futbol mexicano. Nadie tiene duda de ello. También, está claro, que el torneo olímpico de futbol tienes sus propias dudas y su propio nivel competitivo. A partir de ahí, habrá que analizar lo que el deporte y el futbol mexicano pueden sacar como provecho de aquella histórica jornada en Wembley.

Lo importante del tema no es qué y cómo se logró. Lo más relevante sería pensar qué pasará, qué habrá para mañana, qué se construirá a partir de ese hecho.

Ana Gabriela Guevara ganó una histórica medalla de plata en Juegos Olímpicos en una demandante prueba como lo son los 400 metros planos y también fue campeona mundial de la distancia. Una atleta espectacular, un milagro de la naturaleza deportiva mexicana, un esfuerzo individual al que al final se sumaron y se subieron "otros". Cuando parecía que Ana sería la inspiración y la base para contar con futuras generaciones de atletas mexicanos en esa prueba, algo ocurrió o mejor dicho no pasó nada. El legado de Ana se quedó en Ana y murió con Ana. El deporte mexicano no se preocupó por construir, por alimentar, por cimentar a partir de una atleta que rozó los niveles más altos de desarrollo en el deporte una plataforma hacia el futuro.

El riesgo de la medalla de oro en el futbol es la misma. Y más grave aún, porque se trata de un deporte que históricamente ha tenido apoyo, un deporte que como bien dice Ana Guevara "es un negocio en México" y en el cual se pueden confundir fácilmente los valores. El futbol no debe ni puede sentirse "salvado" a partir del "Mas si osare" de Wembley. Debe entender que el oro olímpico no es el final de nada, sino el principio de algo más grande.

Ana y Cuauhtémoc pueden pasarse más tiempo discutiendo un tema inútil. Ana no tiene porque tenerle envidia a nadie: es una deportista consagrada, una de las mejores en la historia del deporte mexicano y el oro olímpico del futbol, bajo las circunstancias que sean, es válido y glorioso para una nación que en deportes de conjunto cuenta más penas que satisfacciones. Lo que me parece más importante es reflexionar y analizar porque después de Ana Guevara no hubo más Anas Guevaras y si después del título olímpico habrá un proceso que le dé a México garantías de pisar firme con una generación consagrada de jugadores en torneos de mayor realce y competencia. Digamos que Ana y Cuauhtémoc ven el árbol, cuando tendría que ver el bosque..