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El Madrid de las noches europeas

MÉXICO -- El Madrid se jugó el honor. Y la historia. Y lo hizo en sólo una semana. Old Trafford podrá contar quién es el Madrid. Y lo ha confirmado una y otra vez cuando los blancos asaltan, vestidos de negro (hoy verde oscuro), el famoso Teatro del futbol.

Del taconazo de Redondo al de Özil, el Madrid volvió en una semana y lo hizo con los valores de su escudo: categoría, juego, espíritu. Lo que más gusta de su exhibición en Manchester es haberlo hecho en las noches de Europa, citas hechas por y para el Madrid.

Sin Rooney en la cancha -sorprendido el mundo aún- el United jugó a ser el Madrid y dejó al Madrid ser el Barcelona. Pelota para el rival, velocidad y latigazos propios. El primer tiempo fue parejo, tanto que avisó el Madrid, tímidamente, pero el Manchester lanzó lo que tenía como puñales buscando un blanco. Y durante los 90 minutos encontraron varios, tanto hicieron los postes como Diego López, monumental guardameta con look de bohemio. Nunca exaltado, nunca desbordado, siempre correcto. Iker miraba desde la grada, tan elegante como la de un teatro. Pues eso. Pasó por la cabeza aquella final de Glasgow. Por lo de Iker, digo.

Mourinho, tan educado y misterioso como Cristiano, mandó a los "jugones". Kaká y Modric ayudaron a Özil y el Madrid comenzó a inventar espacios donde no los había. Era la misión de Ferguson. El árbitro ayudó pero daba la sensación de que la visita terminaría dando vuelta, por futbol o por historia. Y ésa, en noches europeas, pesa. Aunque sea en Old Trafford.

Entonces Modric le dio la razón a Mourinho, por enésima ocasión. Por si al portugués le faltaran argumentos que presentar en el Bernabéu. Se inventó una avenida, metió 5ta y sacó una trayectoria que no alcanzaban ni 2 De Gea's. Uno-uno y ya se jugaba 11 vs 10... Y Cristiano en el equipo de 11.

Algunos dirán que una noche de marzo CR7 volvió a Manchester. Y lo hizo como ladrón, de los antiguos. Con pasamontañas de marca, robó por la noche, cuando el dueño está dormido, profundo. Y el United se durmió, Higuaín inventó un carril con un lujo de Özil y entonces Cristiano consumó el robo con derecha en un pasillo angosto de la casa. Fue fácil para alguien que conoce la casa y que tiene las llaves. Sin huellas, sin sospechosos. Consentido de Old Trafford, agradecido con la tribuna. Sin festejo, como los ladrones que robaban y corrían. Después habrá tiempo de investigar qué se robaron.

Nani y Ferguson encontraron nombre propio para justificar la eliminación. Injusto sería atacar al Madrid, tan entero, tan músculo y tan gigante como el United. Siempre habrá alguien que pague el choque de dos trenes. El de siempre, ese que tiene el peor trabajo del mundo, ni futbolista ni aficionado.

Con el empuje final del local, el Madrid, tan cómodo como dominador, se dio tiempo de presentar a Pepe como lateral derecho o presumir el crecimiento de Varane, un chico de 19 años que se graduó fuera de casa y en las mejores universidades: Barcelona y Manchester. Mourinho sonrió mientras recorría la banda, esa que prometió no correr pero que nunca avisó de no caminar con la sonrisa malévola de quien acaba de robar y que además lleva la cámara de TV encima.

El futbol vive para partidos como éstos. Wembley tendrá la final pero Old Trafford tuvo a 2 históricos. Y tuvo al Madrid de las noches europeas, al Madrid de raza y corazón. Al Madrid que sueña con la Décima en una semana que nutrió su gigantesca historia de futbol.