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Neyra: "El rugby me dejó todo"

ProFocus / Ignacio Izaguirre

BUENOS AIRES -- El "Nahuel, Nahuel" resuena una y otra vez. Sale a la cancha apoya la pelota y la ovación continúa. Termina el partido y un círculo de gente grita y aplaude a Nahuel Neyra que se quiebra y disfruta su último momento en una cancha de rugby como jugador.

El segunda línea de 35 años, dialogó con Scrum entre lágrimas y voz entrecortada por la emoción que le genera, entre otras cosas, el pasillo humano para que de sus últimos pasos en el verde césped. Ahora será el turno de ayudar al deporte desde otro lugar, pero Nahuel Neyra expresa en su mejor sentido el amor por el rugby y por Alumni.

-¿Cuál es la primera sensación luego de este partido especial?

-Sensaciones, miles. Es mucho tiempo: 30 años jugando al rugby, 16 jugando en Primera te trae muchas sentimientos inexplicables.

-¿Qué te dejó el regalo que te hicieron tus compañeros sobre el final?

-Era difícil disputar un partido donde no había nada en juego y un domingo. El regalo fue que todos los que entraron a la cancha conmigo, entregaron y jugaron un buen partido. Eso es lo que más voy a extrañar: la comunión que se genera en un equipo de rugby, donde 15 personas tiran para el mismo lado sin importar el físico. Esa unión no la encontrás en ningún ámbito de la vida salvo en tu familia.

-¿Qué te deja el rugby como persona?

-Me deja todo. Estoy acá desde que nací. Fui padre muy chico y el club me dio siempre un apoyo incondicional. Me dio valores, me dio todo lo que soy. Tan así que mi formación la aboqué al rugby, a difundir el juego y tratar que la mayor cantidad de gente en el país juegue este deporte que es el mejor del mundo.