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Terminó la larga espera

El acuerdo con las ligas invernales confiere mayores poderes al comsionado de las grandes ligas, Bud Selig. AP Photo/Pat Sullivan

SANTO DOMINGO -- Cuatro largos meses de negociaciones, amenazas de abuso de poder, amenazas de relaciones rotas y finalmente se logró firmar el Acuerdo Invernal para regular las relaciones entre Grandes Ligas y el sindicato de peloteros.

De este proceso han salido y saldrán muchas cosas a relucir que no teníamos forma de imaginarnos.

Muchos se preguntan por qué iniciar tan tarde como en julio un proceso de negociación para un acuerdo que había vencido en febrero, cuando terminó la Serie del Caribe de Hermosillo, México.

En algún momento se sabrá el por qué, cuándo y cómo de todo esto que provocó que la Liga Venezolana de Béisbol Profesional iniciara su torneo sin poder contar con los jugadores protegidos por el sindicato de peloteros de Grandes Ligas que, por primera vez, tuvo que refrendar el acuerdo.

La queja de las ligas del Caribe siguen siendo las mismas: que Grandes Ligas limita demasiado, bloquea jugadores y restringe innecesariamente a los peloteros de alto nivel.
Y como dijo el presidente de la Confederación de Béisbol del Caribe, el dominicano Juan Francisco Puello: "MLB tuvo más poder en las negociaciones porque son los dueños de los peloteros".

Pero al menos en esta ocasión el sindicato de peloteros consiguió algunas cosas que favorecerán la participación de los peloteros protegidos por el gremio.

Uno de los puntos más críticos del acuerdo que presentaba MLB (y que fue aceptado por la Confederación del Caribe pero que fue peleado por el sindicato) era el tema de la capacidad de prohibir el juego a peloteros aun sin entrar en la categoría de "fatiga extrema".

El sindicato, motivado por influencia de jugadores como Miguel Cabrera, Víctor Martínez, Hanley Ramírez y Erick Aybar, echó ese pleito y el tema fue abolido. MLB lo mantiene para jugadores no protegidos por el sindicato, pero eso implica peloteros de clasificaciones bajas que generalmente no deciden los campeonatos caribeños.

En el español más llano posible: a menos que esté afectado por la regla de fatiga extrema, cualquier grandesligas puede jugar en el Caribe si así lo quiere.

Llama mucho la atención, sin embargo, que en el nuevo acuerdo invernal otorga poderes que lucen exagerados al comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig.

Por ejemplo, aun siendo un ente individual, la Confederación de Béisbol del Caribe no tiene derecho a expandir su listado de socios si primero eso no es aprobado por la oficina del comisionado de las Grandes Ligas.

Obvio, que hasta cierto punto esto tiene que ver con el anuncio este verano de que Cuba formaría parte de la Confederación del Caribe y de la Serie del Caribe algo que Kim Ng, vicepresidenta de Grandes Ligas, cuestionó agriamente bajo la queja de no haber sido informada del proceso.

Pero también busca darle poder a MLB para decidir si otras ligas como la de Colombia, Panamá o Nicaragua, pueden integrarse al formato de la Confederación.

Segundo, la oficina del comisionado de Grandes Ligas servirá como juez en litis relacionadas con condiciones de trabajo y que se produzcan entre jugadores en roster de 40 y equipos de las ligas del Caribe.

Pero no todo es malo si se toma en consideración que el sindicato de peloteros sentó las bases para servir como contrapeso en las pujas entre las Grandes Ligas y las ligas del Caribe.