<
>

!Qué wow!, 'pesao' y Acción de Gracias

Jugar en contra de figuras como Roberto Alomar hace crecer a cualquier pelotero GFR Media/Archivo

Después del primer par de semanas de juego, empecé a sentirme más cómodo con el ritmo de vida de Puerto Rico. Sabía que aún tenía mucho camino por recorrer, pero podía afirmar que sabía cómo llegar hasta el banco y depositar un cheque, sabía que cuando escuchaba "!Qué wow!" era que estaba escuchando un anuncio comercial de Blockbuster Video. También empecé a sentirme más cómodo con mi español.

Ni todo el español del mundo podía prepararte para jugar en Ponce, donde tenías que escuchar tres himnos. Escuchabas el himno de los Estados Unidos, el de Puerto Rico y luego tenías que escuchar el himno de la ciudad de Ponce. Cuando llegaba el momento de jugar, por lo general tenías que hacer nuevamente los estiramientos.

Durante esta época (entre mediados y finales de noviembre), sentía que pertenecía a la liga. Los mejores jugadores puertorriqueños participaban plenamente en la liga. Roberto Alomar jugaba... Mirándolo bien, San Juan contaba con una auténtica formación de estrellas (Juan 'Igor' González, para empezar). Así, empecé a comprender lo que era ser un jugador de ligas mayores, viendo cómo estos grandes jugadores puertorriqueños nativos encaraban el juego. Me enfrentaba a lanzadores como Omar Olivares, que tenía una trayectoria comprobada en las ligas mayores, y tener éxito jugando contra ellos significaba que estaba más cerca de poder hacer lo mismo para los Cachorros de Chicago.

Todo mi juego empezaba a dar resultados, el juego que los Cubs esperaban ver en mí cuando me seleccionaron en el draft por primera vez en 1991. Necesitaba robar las bases, ejecutar toques de bola, usar mi velocidad como mi mejor recurso. En Puerto Rico aprendí cómo ser un profesional completo.

Mi primer apodo en Puerto Rico era 'Alcalde'. Luego les contaré por qué. Al finalizar el primer mes de la temporada, me gané mi segundo apodo: 'La Gacela'. Estoy seguro de que una gacela vistiendo zapatillas con clavos de color azul para un equipo cuyos colores eran vino y dorado era una visión extraña, pero sentía que tener como apodo "Gacela" era mucho mejor que "¡Llorón!", el que le gritaban a mi compañero Sal Fasano.

Por supuesto, el tiempo que pasé en el colegio hizo que obtuviera la versión en español de mi nombre de pila. Mi nombre completo es Douglas, así que en la clase de español era Duglas. Pero me encantaba salir a batear en Puerto Rico, donde el anunciador convertía mi nombre completo de cuatro sílabas en uno de siete. "¡Ahoraaaa bateandooooo, Doge-ga-laaaas. Ga-lan-bee-ya! ¡Ahí vienen Los Indios! Eso sí que es amor.

Sin embargo, fue durante las prácticas de bateo donde aprendí muchísimo acerca de la cultura. En los jardines hablaba con los lanzadores. José Rosado, Julio Valera, Luis 'Mambo' de León. Recuerdo estar confundido con la publicidad de una cerveza en un cartel que decía "Tu cerveza cerveza". Me resultaba extraño. ¿Era un error de escritura? ¿Por qué tenían la misma palabra dos veces, una al lado de la otra? Pero eso era "Your beer's beer" (la cerveza de tu cerveza). Ah, ya lo entiendo.

Y también estaban los chicos del Caserío-Residencial Kennedy, el complejo de vivienda pública que había al cruzar la calle. Estos chicos eran duros y por lo general estaban en todos los jardines durante la parte previa al juego, así que durante las prácticas de bateo, cuando iba a atrapar elevados en los jardines, debía ganarles a unos 15 chicos. También hacían tratos todo el tiempo por guantes de bateo, zapatillas... lo que fuera, pero agradecía el respeto que me tenían solo por tratar de hablar español lo más que pudiera.

Para el Día de Acción de Gracias, nuestro equipo era bueno, pero aún no llegaba a su máximo nivel en mi primer año. Entonces, mi compañero de equipo Roberto Hernández, un antiguo cerrador de Grandes Ligas, me preguntó qué iba a hacer para ese día. Todavía no tenía planes, posiblemente porque no aceptaba que, por primera vez en mi vida, iba a estar lejos de mi familia. Me invitó a Cabo Rojo, donde había construido una casa en la misma manzana donde había vivido con su familia. Él hablaba con entusiasmo acerca de los "Pinchos de Tiburón". Pensé que eso decía mucho acerca de lo importante que era para él mantener a su familia junta y en casa.

El arroz con gandules y los pasteles también estaban increíbles. Con mi padre, que era de Trinidad-Tobago, aprendí a valorar los platos hechos con arroz y que nada se comparaba con la comida casera en un día festivo.

Empecé a pasar tiempo con mi amiga (y sus amistades) del centro comercial, la que saludaba todos los días. Me volví amigo de su familia. Su hermano estaba en la policía de Mayagüez y eso era de gran ayuda.

Después de un juego, la llamé para decirle que manejaría hasta casa yo mismo. El clima era horrible, llovió a cántaros durante todo el camino de regreso. Le pregunté si estaba bien que pasara por su casa antes de ir a la mía y me dijo que sí.

Me acercaba a su departamento y manejaba prácticamente ciego por la cantidad de lluvia que caía, buscando estacionamiento y entonces la vi parada en la lluvia con un paraguas, aguardando para acompañarme al interior de la casa. Me quedé absolutamente sorprendido. ¡Qué wow! ¿Esto es tener una relación en Puerto Rico?

Luego, por supuesto, iba a tener otros días que no serían tan buenos. Como un día en que mi español no estaba en su mejor momento. Estaba manejando a un juego y ella me acompañaba, yo todavía estaba aprendiendo mucho vocabulario. Ella siempre estaba contando chistes. Le contaba acerca de lo bajo que sentía el automóvil con respecto al suelo. Pensaba que teníamos un neumático desinflado o que había algo malo con los amortiguadores. Ella en broma dijo que posiblemente era porque pesaba mucho. Pero dijo algo como "porque me pesa tanto". No le entendí, así que seguía estando de acuerdo con ella y ella lo seguía repitiendo. Finalmente dijo "Ah Duglas, no me insultes". Yo dije "¿Qué?" ¡¡Oh, pesa significa "heavy" en inglés!! Oh no...

Pero fue ahí cuando supe distinguir entre aprender español "con un libro" a entender cómo realmente se habla el idioma. Por ejemplo, en Puerto Rico, la letra "d" desaparece a menudo. Así que si quieres decir "pesado" en realidad dices "pesao". En inglés suena como "Pesow".

¿A dónde caramba se había ido la "d"? En esos días, Gilberto Santa Rosa tenía una canción donde decía todas esas palabras que omitían la "d". "No quiero na' regalao...".

Ahora la entiendo muy bien.

A pesar de todo, me sentía excelente en el campo, y pensaba que mis compañeros de equipo estaban comprometidos y que el gerente y yo nos llevábamos realmente bien. Tuvo mucha fe en mí y eso es algo muy importante en la evolución de cualquier jugador. También me encantaba cuando decía "muchachos, esta noche no perdimos, es solo que se nos acabaron las entradas".

Incluso uno de los compañeros atropelló una vaca de camino a un juego. Destrozó su automóvil, pero aun así llegó al juego con golpes y moretones. Estaba decidido a jugar. Fue sencillo para mí ya que tenía compañeros de equipo que estaban así de preparados y me sentía feliz en el campo y fuera de él, tanto así que ya no me quería marchar. Ni siquiera para Navidad.