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Una foto de Nelson Mandela

BUENOS AIRES -- Difícil olvidar aquel 11 de julio de 2010. Aunque nuestro documento marcaba ya una edad importante y la responsabilidad que teníamos a cargo era grande, sentíamos la ilusión y la expectativa de un niño. Quizás nos comportábamos como tal. El ambiente nos envolvía.

En el Soccer City de Johannesburgo se llevaba a cabo la ceremonia de cierre del Mundial de Sudáfrica y nosotros queríamos captar cada escena, cada imagen, cada segundo de ese momento inolvidable.

Sin perder la amabilidad que caracterizó a los voluntarios durante la Copa, una chica de camperón amarillo y verde se nos acercó una, dos, hasta cinco veces para pedirnos que guardáramos nuestras cámaras porque estaba prohibido tomar imágenes.

Cuando se fueron los bailarines y el césped volvió a ser verde, en los instantes previos a España-Holanda, irrumpió él. En su primera aparición pública durante la Copa del Mundo, Nelson Mandela cruzó la cancha en un carrito de golf, sentado junto a su tercera esposa, Graça Machel, saludando a la multitud, con su característica sonrisa.

El que se llamó Nelson por Mdingane, su primera maestra. El que soñó con ser campeón en lucha africana o cazador. El que se recibió de abogado y fue boxeador. El que impuso un estilo con sus camisas, de estampados africanos.

El que luchó contra el Apartheid a favor de la igualdad de derechos para todos, sin distinción de raza, clase o sexo. El que pasó 27 años en prisión y recuperó la libertad sin resentimiento. El que en 1952 anticipó que sería el primer presidente negro de Sudáfrica y lo logró en 1994. El Premio Nobel de la Paz.

Del que leímos en "El legado de Mandela", de Richard Stendel, y "El factor humano", de John Carlin. Al que caracterizó Morgan Freeman en "Invictus", el film que recordó el Mundial de Rugby 1995 en Sudáfrica, el vehículo del líder para unir a la nación.

En esos segundos de emoción y admiración, se dispararon los flashes, se apretó el botón REC, no sólo de nuestras cámaras, sino de las miles que había en el estadio.

Mientras nos recuperábamos de la sorpresa y nos preparábamos para el fútbol, volvió a acercarse la voluntaria de camperón verde y amarillo. Pero esta vez, lejos estuvo de retarnos o exigirnos que borremos el material.

"¿Serían tan amables de enviarme la imagen por e-mail?", nos preguntó en voz baja, casi con vergüenza. "Madiba es un héroe para nosotros", aclaró como si hiciera falta.

Nelson Mandela murió a los 95 años. Su ejemplo y su lucha trascendieron las fronteras de Sudáfrica. Su recuerdo, con o sin fotos o videos de por medio, está garantizado.