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¿Votar por qué... y por quién?

SANTO DOMINGO --- Al menos este año sí hubo nuevos miembros para el Salón de la Fama de Cooperstown.

La gente muchas veces entiende que los atletas, y más los peloteros, tienen que ser seres perfectos, inmaculados y ejemplares en cada segundo de su vida sin importar situación alguna.

Eso es un hecho.

Como escribí en mi último blog sobre José Offerman, en el deporte raras veces se aceptan traspiés y la vara con la que se miden a los peloteros son mucho más altas que con las que se miden a los demás individuos.

Este miércoles se presentaron las votaciones del Salón de la Fama de Cooperstown y fueron elegidos Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas. No sé por qué, pero a mí me sorprendió que dieciséis periodistas entendieran que Maddux no merecía ser un inmortal, al menos no en primera vuelta.

Desde mi punto de vista, lo que se analiza para entrar al Salón de la Fama es la carrera de un pelotero, lo que hace en el terreno de juego –entiendo que debería ser así- pero por la famosa era de los esteroides, las cosas han cambiado bastante.

Han cambiado tanto, que ya no importa tanto lo que se hace en el terreno sino los rumores que te rodearon al momento de hacerlo.

Por ejemplo, el gobierno federal de los Estados Unidos no pudo condenar a Roger Clemens ni a Barry Bonds de que realmente usaron esteroides y por eso quedaron exonerados de prisión a pesar de decenas de millones de dólares invertidos por la fiscalía en su contra.

Sin embargo, ninguno de los dos consiguió más de un 35.4 por ciento de los votos para la inmortalidad, cuando se necesita un 75 por ciento para entrar.

Esa misma Asociación de Escritores de Béisbol de los Estados Unidos premió a Clemens con siete premios Cy Young y a Bonds con siete premios al Jugador Más Valioso. ¿Coincidencia?

Ninguno de los dos dio positivo a dopaje en su carrera, ninguno de los dos fue condenado en los procesos judiciales pero, por lo visto, el rumor público es suficiente para fijar una posición.

¿Vale el rumor público como una fuente confiable para publicar noticias?

Entonces nos topamos con otro caso, el de Sammy Sosa, el jardinero dominicano que conectó 609 cuadrangulares en su carrera para ocupar el octavo puesto de la lista de todos los tiempos.

Es muy probable que para el 2015, Sosa salga de las papeletas de la BBWAA si tomamos en cuenta los primeros dos años en que ha sido elegible.

El año pasado consiguió un 12.5 por ciento en su primera aparición y ya este año descendió hasta un 7.2 por ciento, bordeando el límite para la eliminación.

Sosa nunca arrojó positivo a dopaje ni fue suspendido por el uso de sustancias para mejorar el rendimiento ni nada parecido. ¿Su pecado? Aumentó más de 30 libras de peso desde que debutó hasta que se retiró.

Sosa es altamente cuestionado por saltar de 36 cuadrangulares en 1997 a 66 en 1998 y que eso solo pudo haberlo conseguido con esteroides.

¿Saben cuál fue la mayor cifra de cuadrangulares de Roger Maris antes de romperle el récord a Babe Ruth en 1961, con 61? 39 un año antes. No recuerdo haber leído a nadie acusando a Maris de doparse, a pesar de que los esteroides han sido una realidad en el deporte desde la década de 1930.

Estoy dispuesto a asimilar que Rafael Palmeiro se quede fuera del Salón de la Fama por haber dado positivo a dopaje a pesar de acumular 3,020 hits, 585 dobles y 569 jonrones porque una vez dio positivo (aunque igual yo votaría por él si tuviera una boleta).

Pero creo que el rumor público y las suposiciones no deberían ser suficiente excusa para basar una decisión tan relevante como esa.