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Reservas por las nuevas gorras para lanzadores

Las imágenes todavía nos aterran, aún tantos meses y años después.

Brandon McCarthy, tirado en la lomita de Oakland, agarrándose la cabeza.

En Toronto, J.A. Happ era retirado del diamante en una camilla tras absorber un batazo de línea en el parietal izquierdo de la cabeza.

Los compañeros de Alex Cobb veían lo que ocurría en Tampa Bay con horror mientras él se retorcía del dolor en la lomita.

Estas son imágenes que no solo nos recuerdan lo peligroso que puede ser el béisbol para aquellos hombres que lanzan la pelota como trabajo, sino que nos recuerda que este deporte tiene la obligación de hacer lo posible para proteger a dichos hombres.

Así que cuando nos enteramos este martes que las Grandes Ligas finalmente había aprobado una gorra con un relleno especial que protegerá a las cabezas de los lanzadores de pelotas que vayan en su dirección, creíamos que era una gran noticia...

Excepto por un pequeño detalle, una pregunta menor que alguien debe hacer (así que porque no lo hago yo):

¿Alguien en verdad va a ponerse esa cosa?

Ups. Todo parece indicar que eso no va a suceder.

¿Cómo sé eso? Bueno, este martes yo hablé con tres lanzadores que habían visto a sus cráneos fracturados por pelotas que chocaron con sus respectivas cabezas a demasiada velocidad -- McCarthy (actual miembro de los Diamondbacks), Chris Young de los Nacionales y un compañero de McCarthy en Arizona, Brad Ziegler.

Todos ellos me dibujaron un paisaje conflictuado sobre lo que esta nueva innovación representa.

Buena idea. Ofrece protección verdadera. Un buen paso hacia adelante en la dirección correcta.

Sin embargo...

Para su decepción generalizada, ese tipo de gorra no es algo diseñado de una manera en la cual la gran mayoría de los lanzadores de las Grandes Ligas se sentiría dispuesto a promover o vestirla en un juego.

"Eso es lo que les dije", McCarthy said. "Les avisé que yo simplemente no creo que nadie vaya a ponérselo".

Y por nadie, él hasta se refiere a sí mismo.

"Yo no me lo voy a poner en su forma actual", él dijo, decisivamente.

Esa es una declaración contundente de parte de un hombre que se ha convertido en un símbolo viviente del riesgo que cada lanzador toma en sus manos cada vez que la pelota deja su mano.

Pero él no es el único que piensa de esa manera, sino que varios otros concuerdan con su punto de vista, aún lanzadores que se ven particularmente afectados por el tema

"Mira, sí hay algo disponible que satisfaga a los requerimientos de protección y a la misma vez no perjudique el rendimiento de uno, los jugadores se lo van a poner", dijo Young, quien en el 2008 fue golpeado en la cara por un batazo con potencia de cohete dirigido a la lomita de parte de Albert Pujols. "Los peloteros se preocupan por su bienestar hoy en día. Todos estamos empezando a comprender la gravedad de las lesiones cerebrales y de la cabeza, y nadie está más expuesto que los lanzadores. ...

"Pero," él dijo, "No soy muy optimista al respecto".

¿Pero por qué no? ¿Qué razones podrían tener estos hombres para no ponerse eso? ¿Cómo, uno se pregunta, podría un lanzador siquiera contemplar no ponérselo tras vivir en carne propia a la pesadilla de una pelota de béisbol yendo directamente hacia su cara a toda velocidad?

Porque esos mismos hombres nos dicen que la gorra se ve rara. Y que se sacude en su cabeza cuando se mueven. Y los hace transpirar.

Esto no es cuestión de vanidad, de estilo, o de que los peloteros son demasiado machos.

Es un problema importante.

"Al final", dijo Young, "todo termina siendo sobre como rinde uno. Y para poder rendir bien, uno tiene que sentirse cómodo con su uniforme. Si estás incómodo con lo que llevas puesto, entonces eso va a afectar tu rendimiento".

Antes de que tu voz de vigilante de la seguridad colectiva diga "eso es una locura", tú tienes que recordar algo:

Estas son las Grandes Ligas.

Si no rindes, tu equipo va a encontrar a alguien que sí lo haga en tu lugar. Punto final.

Así que en este caso, "incómodo" no tiene un significado ordinario para un lanzador en las Grandes Ligas que para tí probándote un nuevo par de jeans en Abercrombie & Fitch. ¿Entendiste?

Ziegler, quien sufrió el impacto de un batazo de línea en la cabeza mientras lanzaba en las ligas menores en el 2004, tuvo la oportunidad de probarse la nueva gorra protectora durante una reunión de la cúpula de la asociación de jugadores este invierno y nuevamente cuando McCarthy la trajo a los entrenamientos pre-primaverales de los Diamondbacks. Su conclusión fue contundente.

"Creo que tomaría mucho tiempo acostumbrarse a ella", dijo Ziegler. "No es muy pesada, así que el peso no es el problema. El problema es como cuelga a los lados y la puedes ver con el rabillo del ojo"

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Eventualmente, los jugadores podrían no tener más opción que acostumbrarse a eso. Pero ese no es el único problema. Un pelotero sabe cómo se siente ponerse una gorra tras tener una puesta durante toda su vida, y esta se siente completamente distinta.

Las gorras "normales" se sienten bien al ajustarse perfectamente "alrededor de toda tu cabeza", dijo Ziegler. Las gorras protectoras están hechas de una manera distinta, así que ellas solo se ajustan bien a la frente y la parte de arriba de la cabeza.

Sin embargo, según él, se siente un "hueco" entre esas dos partes de la cabeza que él describe como tener una peluca de payaso puesta.

Vale la pena decir esto nuevamente, quizás, con el tiempo, todos podrían acostumbrarse a eso.

Sin embargo, McCarthy dice que hay problemas mucho más grandes que ese. Él lo sabe mejor que nadie, ya que ha pasado los últimos ocho meses trabajando junto a las Grandes Ligas y 4Licensing Corp., los encargados de desarrollar esta gorra nueva. Así que él se la ha puesto más que nadie – y tuvo serios inconvenientes cuando intentó lanzar, correr y jugar con ella puesta.

"Es algo que, si solamente te la pones en la cabeza, no lo sientes", dijo McCarthy. "Pero si no transpiras y te mueves por el diamante con ella puesta, no vas a entender lo raro que se siente".

"Se parece a uno de esos gorros que visten los choferes de trenes o, en realidad, la gorra de un niño que reparte periódicos", él continuó. "Se corre hacia un lado, así que no sientes que se ajusta bien a tu cabeza. Si tu cabeza se mueve un poco, la gorra también. Lo sientes. Lo notas".

Eso es una alerta roja para un lanzador de las Grandes Ligas. Otro lanzador veterano como Bronson Arroyo, lo describió de la siguiente manera el martes: "Sí tu juegas pensando en lo que llevas puesto en tu cabeza mientras estás en la lomita, no te vas a poder concentrar en hacer tu trabajo. Creo que es así de simple".

Además, hay otras maneras en las que la gorra no satisfice los requerimientos de aquellos que la necesitan, y nadie necesita explicárselas a Young.

Una gorra protectora no lo hubiese ayudado en lo más mínimo cuando ese proyectil proveniente del bate de Pujols chocó con su nariz y su frente. Así que lo que a él le gustaría ver, en sus propias palabras, es una variedad de productos protectores, no solamente una gorra.

"Estuve pensando en algo como cascos de hockey sobre hielo con visores", dijo Young. "He visto a jugadores de hockey sobre hielo absorber tiros a 100 millas por hora que se desvían en el visor y están de lo más bien. … Así que me encantaría ver a una de esas compañías de hockey empezar a hacer un casco que se vea cool con el logo de los Nationals o los Mets para luego presentarlo y dejar que lo probemos".

Desafortunadamente, él dice, "Nadie de las Grandes Ligas jamás ha hablado conmigo. Solamente los periodistas".

Bueno, eso debe cambiar, pero no es lo único que debe cambiar. Entiendo a todas las razones por las cuales un pelotero tendría serias preocupaciones sobre ponerse esta gorra, pero todavía no puedo sacarme a la siguiente duda de encima:

Supongamos que un jugador no la utiliza, y supongamos que él termina siendo uno de los que corre con mala suerte. Supongamos que se convierte en el próximo Brandon McCarthy o Chris Young. Después, mientras él espera y reza para que su cabeza se cure exitosamente, ¿él no se preguntará sí debió haberse puesto esa gorra?

"Estoy bien al tanto de que utilizarla tiene sus ventajas", dijo Ziegler. "Hasta hablé con mi esposa al respecto y le pregunté '¿Qué opinas? ¿Quieres que me la ponga?', y ella respondió 'No lo sé, tengo que pensarlo'. Yo le dije que, 'sí tú quieres que lo haga, lo haré', ya que entiendo a la perfección que sí algo llegase a pasarle a mi vida eso no me afecta a mí nada más. … Sin embargo, todavía no sé lo que voy a hacer. No estoy totalmente en contra de ponérmela. Pero no planeo hacerlo".

Y si tipos como él no se la van a poner, ¿cuáles son las probabilidades de que todos los otros lanzadores que se sienten como que son a prueba de balas jamás se la vayan a poner? No son muchas.

Sin embargo, este sigue siendo un paso hacia adelante, según Brandon McCarthy. Solamente no lo suficientemente hacia adelante. El diseño y el timing no son los apropiados. Pero sigue siendo un paso hacia adelante. Un paso importante.

"Ahora," dijo McCarthy, un hombre que piensa sobre esto cada vez que se pone un uniforme de béisbol, "depende de todos pensar en una gorra que en verdad podamos usar".