La respuesta negativa de Juan Manuel Márquez al desafío de Ruslan Provodnikov ha sido la noticia de boxeo más leída en toda la semana. La repercusión en los foros ha sido en blanco y negro: unos la aprueban y otros la critican. Unos acuden al sentido común de Márquez y otros a su posible miedo. El tema invita a reflexionar y de esa reflexión surgen varias conclusiones.
La primera y la más importante: Márquez no debe demorar en retirarse. "Quiero algo para dejar un gran legado, quiero ese quinto campeonato, si eso no existe estoy más cerca del retiro" dijo a ESPN, para justificar su negativa."
"No peleo con Provodnikov porque no ganaría nada", fue otra de sus frases.
Yo entiendo que Dinamita no dice lo correcto: "Ruslan es demasiado peligroso y tal vez un enemigo imposible de vencer". Esa es la primera de las verdades. Y si no está en condiciones de enfrentar a Provodnikov, tampoco podrá esta vez contra Bradley que si bien sufrió, le alcanzó el coraje y la calidad para derrotar a Ruslan en una verdadera guerra.
Márquez utilizo toda la energía, la física, la mental y la que nace del corazón para vencer a Manny Pacquiao en la histórica cuarta batalla. Una pelea que iba perdiendo hasta el increíble golpe que durmió al filipino. Él dijo que no habría quinta pelea y fue acertada su decisión. Todos en aquel momento le aconsejamos que colgara los guantes. Sin embargo, allí nació su encrucijada. ¿Me voy o me quedo?
Mientras lo pensaba tomó un riesgo inmediato y le fue mal. Fue derrotado por Bradley y ello creo mayor confusión en sus decisiones. Como que a nadie le gusta irse con una derrota. La encrucijada, entonces, parece ahora transformada en un capricho: la ansiada victoria y la histórica quinta corona, lo mantienen aún en el negocio.
Su único deseo es que gane Bradley a Pacquiao para volver a enfrentarlo. ¿Y si sucede lo contrario? Sencillamente se le cae la estantería ya que no creo que acepte ir otra vez contra el filipino. Seguramente aceptará las migajas y se despedirá de todas formas, enfrentando al último hombre que lo venció. Sería una mala idea. Bradley le ganará nuevamente.
Márquez ya no tiene el fuego, las ganas ni el hambre para encarar una batalla de ese tamaño. Lo que alegó para evitar a Provodnikov, vale también para Bradley y hasta para Pacquiao. El ya no tiene nada que probar nada en el boxeo. ¡Entonces, que por favor no siga arruinando la última foto!
Juan Manuel Márquez ya es parte de la mejor historia del boxeo mexicano y necesita aceptarlo de una buena vez. Es mejor irse por una decisión comunicada en una conferencia de prensa y no al final de una derrota dolorosa. A esa foto me refiero. Ojala que alguien se lo diga.
¿Y PROVODNIKOV?
¡Pobre Ruslan! Como tantos otros parece iniciar el oscuro sendero de los campeones evitados, los que nadie quiere enfrentar. Ya sea por el estilo elusivo (Guillermo Rigondeaux, Miguel Vázquez), ya sea por las ventajas en el físico para la categoría (Paul Williams en su momento) o ya sea por el estilo rudo y agresivo (Provodnikov).
Suena a surrealismo que alguien rechace el desafío de un campeón, pero no debe asombrarnos. Habrá en el futuro más rechazos como el de Márquez, que en su caso estaría justificado, pero que no por ello deja de ser injusto. La esencia del boxeo profesional es que los mejores se prueben con los mejores algo que hoy (con excepciones claro) no cuenta debido a los intereses comerciales o el deseo de hacer historia por el camino más corto y menos peligroso: ser campeón con una sola pelea.
¡Vaya que paradoja! Floyd Mayweather es un campeón del que todos sueñan recibir un desafío, mientras que recibirlo de Ruslan es algo parecido a una pesadilla. Muchos de los posibles rivales del ruso estarán pensando: ¡Ojalá que nunca me desafíe!
Claro, no es lo mismo subir dos categorías para arrebatarle el título welter a un rival como Paulie Malignaggi con apenas siete KO's en su palmarés, que encerrarse en un cuadrilátero con una máquina de presionar y soltar trallazos como Ruslan Provodnikov. Basta recordar la historia de Adrien Bronner que venció (injustamente) a Paulie en las tarjetas y bastó enfrentar a un rival calificado (Marcos Maidana) para que perdiera el cinturón.
En suma la encrucijada de Juan Manuel Márquez sobre su "¿Ya me voy o me quedo?", es otra encrucijada para Provodnikov : "la de un campeón que no encuentra rivales". Triste verdad por donde se mire.