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Otro clásico, otra Final... la misma sede

MADRID -- Otra vez Mestalla. Hace tres años Valencia acogió el último clásico español en la Final de la Copa del Rey. El gol de cabeza de Cristiano Ronaldo en la prórroga dio al Real Madrid su título número 18 en la competencia. Fue el 20 de abril de 2011; entonces hacía más de dos décadas que el título de Copa no se decidía con un clásico. Y, por supuesto, no faltó la polémica, como es costumbre en un Barça – Madrid, sobre todo si hay título de por medio.

Esta será la séptima vez que el título de Copa se decida con un clásico en los 112 años de historia del torneo, el más viejo de España a nivel nacional. Con tres victorias por bando en las seis Finales anteriores disputadas entre ellos, los dos gigantes de la Península Ibérica están a dos meses de una especie de 'desempate', si bien Barcelona manda en el torneo, con 26 títulos por 18 del Real Madrid.

Dos meses de larga espera para la batalla final por el título "menos importante" como lo llamara el técnico del Real Madrid Carlo Ancelotti hace unos días, aunque título al fin y al cabo. Y con cerca de 500 millones de presupuesto (de ambos equipos), perder en la batalla Final bien podría equivaler a un fracaso sin importar qué tan duro se peleó hasta el último aliento. Sin embargo, parece quedar lejos la histeria colectiva que acompañaba a la víspera de un clásico en años recientes. Los 'debutantes' en España Carlo Ancelotti y Gerardo Martino se han encargado de devolver la seriedad y sentido común a la situación. Sin ataques viscerales y sin artimañas.

Vamos a jugar todas las competiciones. Esta (la Final de Copa) es la menos importante de nuestro camino. Tenemos la Liga, la Champions... Llegar a la Final es siempre una cosa buena para el equipo.

-- Carlo Ancelotti, técnico del Real Madrid

Si bien no ha faltado polémica en las seis Finales que han disputado entre ellos, particularmente en 1968 cuando un error arbitral dio el título al conjunto culé desatando el caos en las gradas del Santiago Bernabéu, han sido las más recientes, en 1990 y 2011, disputadas también en Mestalla, las que vieron recrudecer la animadversión entre los dos rivales.

Hace 24 años, Real Madrid se quedó con 10 en la segunda parte tras la expulsión de Fernando Hierro. Al final del encuentro que Barcelona ganó con un contundente 2-0, reinó el caos, agresión incluida al arquero Andoni Zubizarreta. El Madrid, con amargura, veía cómo se le escapaba el título de las manos y culpaba al árbitro.

En 2011, la agresión entre las dos entidades estaba por llegar al límite -antes de rozar en el absurdo en 2012. La fiel imagen de la enemistad era representada por los dimes y diretes entre los entonces técnicos José Mourinho, por los blancos, y Josep Guardiola, por los azulgrana. Uno trasgresor, polémico, provocador. El otro, instalado en el papel de la superioridad moral. Una época dedicada a la exaltación de los "valores" del club catalán ante la arrogancia de los capitalinos.

Fueron los años en de la caricaturización de buenos y malos. El resultadismo ante la elegancia; el juego de toque y la adopción del 'falso nueve' como nueva genialidad futbolística. La cartera y la cantera. Y las quejas varias de uno y otro lado sobre las ayudas arbitrales al rival. Hace tres años Real Madrid salió airoso con una victoria por 1-0, pero dejó un campo minado. Guardiola perdía como técnico ante el odiado rival por primera vez y en Madrid, el consuelo de haber ganado un título al equipo que entonces ejercía una aplastante supremacía sobre los demás, pues para ese entonces, la liga estaba más que decidida en favor del Barcelona. Después, la historia conocida por todos: el dedo en el ojo de Tito Vilanova; la demonización de Casillas por querer enmendar su relación con los compañeros de selección. El delirio de persecución del entrenador portugués.

La lucha por la supremacía en el futbol español es hoy ligeramente más civilizada; pues ni uno llega con la arrogancia de antaño ni el otro con la asumida superioridad moral. Los técnicos de hoy, gusten más o menos en comparación a sus antecesores, han dado una nueva cara a sus respectivos equipos. Se deshicieron, que ya es ganancia, del ruido innecesario en torno al clásico y han devuelto el futbol a donde tiene que disputarse, a la cancha.

Y en la cancha prevalece la rivalidad absoluta por la hegemonía en España. Y como ya es costumbre, vendrá personificada por Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Hace un lustro que ambos jugadores viven enfrascados en su particular rivalidad por ser "el mejor del planeta". Ambos jugadores se han dedicado a romper cuanto récord se les ha puesto en frente.

En esa lucha constante, Messi lleva la delantera en este torneo en particular. El argentino es el máximo anotador histórico en el torneo de Copa, con 29 goles y 12 asistencias. Detrás del argentino, Cristiano Ronaldo, con 20 tantos y 5 asistencias. Entre los dos fenómenos y el resto, un mundo. Les sigue Raúl, hoy en Medio Oriente, con 17 goles en el torneo.

De récord será también la actuación en las porterías. José Manuel Pinto, titular en Copa con el Barcelona, es el jugador con más encuentros disputados en la historia del torneo. La Final será su participación número 47 en la Copa del Rey. En la puerta contraria, Iker Casillas buscará ampliar su ya aplastante récord de imbatibilidad. El Real Madrid se convirtió, tras vencer al Atlético de Madrid en la Semifinal por un marcador global de 5-0, en el primer equipo en la historia en llegar a la Final sin haber recibido un solo gol. En la portería, Casillas sumó 720 minutos sin encajar un gol en el torneo. De mantener el cero, se convertirá en el único arquero en la historia de la competición que termina imbatido.

Después, el morbo. Gareth Bale y Neymar. Los fichajes-dolores de cabeza de ambos clubes ante la obligación de demostrar que valió la pena su llegada (como fuera) a España. Y el paralelismo con la carrera por la Liga. Para cuando lleguen a la Final copera a mediados de abril, ya no habrá tres cabezas en la tabla y alguno de los dos llegará con nada que perder y todo que ganar. Habrá pasado menos de un mes entre el 'clásico' que muy probablemente será decisivo para el título de Liga si es que el Atlético no tiene nada más que objetar.

Polémica habrá, como siempre, y secuelas del reciente enfrentamiento liguero, también. Condenados a arrebatarse títulos el uno al otro constantemente, lo normal es que alguien se pase de entusiasmo en alguna falta. O que responda a una agresión de manera desproporcionada. Un derrotado que clamará venganza, más si hay error arbitral de por medio. Ancelotti o Martino ante su primer gran fracaso. Al menos la guerra de declaraciones histéricas parece haber quedado en el pasado. Ya es ganancia.