GOODYEAR, Ariz. -- Ciertamente el espíritu de Carlos Santana está bien dispuesto. En su intento de convertirse en un útil antesalista de Grandes Ligas, lo ha intentado todo, excepto cambiarse su nombre a Cletis y comprar el libro "Pie Traynor: A Baseball Biography."
Durante la temporada baja, Santana jugó la tercera base con los Leones del Escogido en la liga invernal en República Dominicana y recibió muchos consejos de su compatriota y ex ligamayorista Fernando Tatis. Ha pasado muchas horas en los terrenos traseros en esta primavera intentando internalizar los secretos para jugar la antesala con la ayuda del coach de los Indios de Cleveland Mike Sarbaugh. Y cuando se le preguntó si tenía un modelo a seguir en la esquina caliente, rápidamente mencionó a Adrián Beltré, así que claramente ha estado prestando atención.
De lo único que carece ahora mismo Santana es de tiempo para una curva de aprendizaje. En algún punto de las próximas semanas, la gerencia de los Indios tendrá una mejor idea de que si cambiar al jugador de la receptoría a la tercera base fue una idea inspirada, un experimento noble que salió mal o algo en el medio de ambos extremos. En este momento, el equipo sigue con sus opciones abiertas y esperando porque ocurra lo mejor mientras se prepara para cada posible escenario. Mantente listo, Lonnie Chisenhall.
"Al principio de los entrenamientos, uno tiene que recordar que él era un receptor y que no había jugado mucho en la antesala", dijo el manager de los Indios Terry Francona. "Pero cuando comience la temporada, eso es historia".
Santana, de 27 años, ha sido punto focal en la alineación de Cleveland desde que se convirtió en jugador de todos los días hace tres años. Desde el 2011, se ubica primero entre los receptores de Grandes Ligas en carreras anotadas (231) y boletos recibidos (281). Está segundo detrás de Matt Wieters de Baltimore en cuadrangulares (65) y carreras remolcadas (229), segundo detrás de Yadier Molina de San Luis en hits (405) y dobles (101), y quinto en general en OPS con .808.
Pero el desarrollo de Yan Gomes, el primer brasileño en jugar en Grandes Ligas, ha cambiado la ecuación en el Progressive Field. Luego que Gomes bateara .294 con OPS de .826 y un WAR de 4.0 y que sacar al 41 por ciento de los corredores que le salieron al robo, los Indios decidieron que él se había ganado el derecho de jugar de 120 a 130 partidos detrás del plato. Eso significó que Santana estaba destinado a ser el bateador designado, un escenario que no le atraía, así que ambas partes tuvieron una conversación honesta al final de la temporada.
Los Indios fueron cándidos con Santana sobre donde estaba parado, y en vez de lamentarse, Santana propuso la idea de moverse a la tercera base. El tiempo y el esfuerzo que él ha invertido en la transición le han ganado mucho respeto y admiración en el camerino de Cleveland.
"Eso dice mucho sobre él", dijo Gomes. "Cuando yo comencé a estar más detrás del plato el año pasado, nuestra relación no cambió. No se convirtió en algo raro entre nosotros o nada parecido. Él es un tipo que pone al equipo siempre primero. Dondequiera que juegue, siempre va a ser una gran parte de este equipo".
Guerrero del entrenamiento
Santana no es un total novato en la tercera base. Jugó 58 partidos en dicha posición en las ligas menores bajas con los Dodgers de Los Angeles antes de mudarse a detrás del plato en la Liga del MedioOeste Clase A en el 2007. Avanzó por el sistema de liga menor y tuvo oportunidad de florecer cuando los Indios lo adquirieron mediante cambio en julio del 2008 por Casey Blake.
En Goodyear, Santana compensa por su falta de experiencia en la tercera base con diligencia y puntualidad. Cuando el calendario lo permite, se va a batear a los terrenos traseros con Sarbaugh a las 8:20 a.m. por un curso de 25 minutos sobre el arte de jugar en la antesala.
Santana comienza arrodillado, trabajando con sus reacciones y la posición de su guante mientras Sarbaugh le batea rodados desde una distancia de 30 a 40 pies. Entonces el coach le lanza una serie de pelotas, y él se concentra en el modo de mover sus pies. Santana se enfoca en mantenerse a lo largo de su tiro, mientras Sarbaugh le batea algunas pelotas difíciles, practicando rodados con el guante de revés, y logra practicar una amplia variedad de batazos difíciles para concluir las festividades del día. Los Indios apenas llevan unas tres semanas en los entrenamientos primaverales, y el jugador y su entrenador han pasado por esta rutina unas 15 veces.
"Él está bien motivado, y ahí ya tiene ganada la mitad de la batalla", dijo Sarbaugh. "Yo espero que cometa algunos errores, pero que pueda aprender de esos errores".
El problema es que, ningún ejercicio en solitario puede igualar el reto de hacer las cosas a la velocidad en que suceden en un partido, y Santana ha tenido algunos tropiezos en Arizona. De forma inquietante, él cometió un error en la primera pelota que le conectaron hacia él en la Liga del Cactus. En un partido reciente ante los Cachorros, dejó caer un batazo de línea antes de hacer un tiro torpe y vergonzoso a la intermedia para una jugada forzada. Un escucha en Arizona dijo que las evaluaciones de la habilidad de Santana para jugar en la antesala habían dicho "mixtas".
La tercera base presenta algunos retos únicos debido a la amplia variedad de habilidades que se requieren. Un antesalista podría pasar todo un juego sin tocar la pelota, para entonces tener que lidiar con un rodado lento que requiera que tenga que ir hacia él con fuerza, atrapar la pelota sin guante y lanzarla a la inicial mientras su cuerpo se encuentra en el aire. Y la jugada que le sigue a esa, un rodado duro con mal rebote en el terreno, podría poner en peligro su dentadura.
Santana también necesita dejar atrás algunos de sus malos hábitos como receptor. Los receptores están acostumbrados a levantarse rápidamente tras estar arrodillados y lanzar la pelota a la intermedia o a la antesala en un intento de atrapar a los que se van a los intentos de robo. En contraste, los antesalistas necesitan mantenerse bajos en el terreno y generar momentum hacia adelante cuando lanzan. Gran parte de la transición implica estar comprometido mental y físicamente antes de que siquiera el lanzador envíe la pelota al plato.
"La cosa más grande es su preparación antes del pitcheo, como estar listo a medida que esa pelota cruza la zona de bateo", dijo Sarbaugh. "Hemos enfatizado mucho en eso. Esa pelota va a venir hacia tí bastante rápido por las esquinas. Hemos hablado de los pasos iniciales, como ir hacia su izquierda y hacia su derecha, y el trabajo con sus pies y la forma de acercarse a un rodado. Entonces se trata de conseguir una buena posición y terminar la jugada. Hemos tratado de mantener las cosas simples y no darle demasiada información".
Algunos jugadores nunca terminan por acostumbrarse a la posición, sin importar lo ostentosos que puedan ser sus résumés. Los Medias Rojas de Boston intentaron que Carl Yastrzemski jugara tercera base en 1973, y cometió 12 errores en un mes. Ryan Braun insiste que él puede ser un torpedero capaz en Grandes Ligas si se le da tiempo para prepararse pero acepta que no tiene el deseo de jugar ni una sola entrada más en la antesala. La lista de jugadores que se han dado cuenta que simplemente no fueron hechos para jugar en las esquinas va desde Derek Bell a Butch Huskey a Mark Trumbo a Chase Utley.
Sin miedo
En cierto modo, la experiencia de Santana detrás del plato le ha ayudado a suavizar la transición. Algunos jugadores tienen problemas adaptándose a jugar la tercera base por la inclinación natural del ser humano a la auto preservación. Pero si alguien está dispuesto a jugar con la posibilidad de recibir un golpe en las costillas, es un receptor.
"Pienso que uno elimina ese miedo luego de estar detrás del plato", dijo el bateador designado de los Indios Jason Giambi, quien comenzó en el béisbol profesional como tercera base con Oakland en 1992. "Él probablemente piensa, 'Gracias a Dios que ya no tengo que bloquear más pelotas en el plato'".
Si Santana ha sentido dudas acerca de su decisión luego de haber pasado un mes en los entrenamientos, no está interesado en compartirlas con el público.
"Es una gran transición de ir detrás del plato a la antesala, pero me he preparado", dijo. "Ya para mí no es duro ahora mismo. Quizás luego lo sea. Uno nunca sabe".
Cuando Joe Mauer se cambió a la primera base debido a sus problemas de conmoción cerebral, dejó atrás para siempre sus aperos de receptor. La transición de Santana no será tan abrupta. Si los Indios deciden que él no es un antesalista de todos los días, ellos podrían ponerlo a jugar para sumar más de 600 apariciones en el plato entre la tercera base, la receptoría y el puesto de designado. Santana ha promediado 151 juegos por temporada desde 2011, y la Tribu encontrará la manera de tener su bate en su alineación de alguna manera.
Independientemente de cómo resulten las cosas, Santana no ha sido el único jugador afectado. De seguro su estatus va a tener un efecto en Chisenhall, un antesalista prospecto quien está tratando de cumplir con las expectativas que creó al ser seleccionado en la primera ronda del sorteo del 2008. Chisenhall tiene 23 jonrones y 74 remolcadas en 643 turnos al bate en Grandes Ligas -- y promedio de .194 y porcentaje de embase de .225 ante el pitcheo zurdo.
Así que, ¿cómo serán las cosas de aquí a las próximas dos o tres semanas?
"La única manera justa de hacerlo es evaluar a Carlos como antesalista", dijo Francona, "porque nuestra meta es tener el mejor antesalista, no el mejor tipo convertido a antesalista. ¿Cómo podemos tener el mejor equipo? ¿Cómo nos situamos en la mejor posición donde podamos ganar la mayor cantidad de juegos?"
Esta historia no está exactamente a la par con "La Decisión" de LeBron James como un acontecimiento transcendental en la historia deportiva de Cleveland, pero el camino de Santana podría tener ramificaciones significativas para una franquicia de los Indios con aspiraciones de llegar a los playoffs. Mientras más se acerque el Día Inaugural, más altas serán las apuestas.