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La fórmula de Kimiko

EFE

MONTERREY -. El ritual post partido de Kimiko Date-Krumm, la jugadora más veterana del WTA Tour, incluye tres platos de cena. La primera parte del banquete fue pescado. Ahora es el turno de la carne. Y más tarde, de los hongos. De pronto, su coach Haruo Nakano se levanta velozmente de la mesa que comparten en la terraza del players lounge del WTA Monterrey. Camina rápidamente hacia el bar exclusivo para los socios del Club Sonoma. E instantes después vuelve con sus manos llenas. En la derecha lleva una copa de vino blanco. Y en la izquierda, una botella de cerveza bohemia. Todo, parte de la recuperación de su jugadora luego de su gran triunfo del lunes.

Date-Krumm tiene 43 años, pero su cuerpo y su cabeza aún guardan muchas sorpresas para dar en el circuito femenino. La victoria de la japonesa ante la italiana Flavia Pennetta, 1ra sembrada, resultó el resultado más impactante del primer día del Abierto Monterrey, cuya jornada nocturna se cerró con otra caída de una favorita: la española Garbiñe Muguruza (5ta sembrada), quien cayó ante la croata Donna Vekic. Pero fue Kimiko la gran estrella de la noche.

"El tenis no se trata solo de potencia y velocidad. Hay muchas otras cosas que también hacen la diferencia", dijo la 98 del mundo tras su 7-5 y 6-2 sobre Pennetta, 12 del ranking WTA y reciente ganadora de Indian Wells.

¿Y cuáles son esas "otras cosas", además de la comida? "Lo más importante es la recuperación después de un partido. En eso ponemos especial atención", cuenta Nakano, ex top-600 de ATP y en su momento representante de Japón en Copa Davis. Todos los detalles son importantes. Como, por ejemplo, tener una tina en la habitación del hotel. El año pasado, aquí mismo en Monterrey, Kimiko no se quedó en el hotel oficial donde estaban alojadas todas las jugadoras, sino en otro más económico, a cinco cuadras. Con tina, y no solo ducha.

"La clave es mantener una rutina. A ella le gusta seguir esa misma rutina, todos los días. No es como una chica de 17 años que puede entrenar sin un patrón, desgastando energía", agrega el coach. "Y la otra parte importante es descansar bien. Después de los partidos se hace difícil dormirse, porque uno viene de cierto nivel de excitación. Pero para eso estoy yo, para cuidarla en todos los aspectos".

Los entrenamientos de Date-Krumm no son extensos. Sino todo lo contrario. Son cortos pero bien enfocados e intensos. La clave de la japonesa es impactar la pelota plana. Y para lograr eso, el trabajo físico de coach y pupila se enfoca en dos zonas específicas del cuerpo: abdominales y espalda baja. "No importa la fuerza en sus brazos u hombros. La parte clave es el torso. Eso es lo que ha fortalecido, y lo que le permite impactar la pelota adelante. El contacto limpio es lo que importa, para jugar con la fuerza del rival", dice Nakano.

Una mirada de cerca a la jugadora de Kyoto lo comprueba: enfundada en unos pants (calzas) estilo zebra y una remera negra de manga larga pegada al cuerpo, Kimiko luce como una tabla, especialmente marcada en la zona media de su cuerpo. Según su entrenador, ella es más fuerte que muchas de sus colegas del circuito. "Stronger, stronger", repite, mientras señala sus propios abdominales para transmitir el concepto.

"Estoy muy feliz por mi victoria, porque ella es casi una top-ten", dijo Date-Krumm durante la conferencia de prensa posterior al partido. Afuera de la sala, Nakano estaba igual de contento, y dispuesto a las bromas. "¿Sabes cuál es el secreto de su éxito? Yo, jeje", decía el coach, mientras observaba cómo su jugadora sonreía ante las cámaras.

¿Cómo es el día después de una tenista de 43 que acaba de ganarle a una rival que es pura experiencia, pero tiene 11 años menos? Por lo pronto, no habrá tenis este martes para Kimiko. Su cuerpo no lo necesita. En cambio, habrá sesión de gimnasio. Nada de levantar pesas o correr. Sí, en cambio, ejercicios para trabajar el balance, con el foco puesto en abdominales, espalda y glúteos. Su partido de 2da ronda (ante Timea Babos) será el miércoles. Pero Nakano está pensando más allá. "Hoy no le ganó a cualquiera. Le ganó a Pennetta, que es una gran jugadora", dice el coach, mientras fuma un cigarrillo en la puerta de entrada de los jugadores al club house, a pasos del court 1. "Pero para nosotros, si queremos ganar el torneo, esta es una victoria más. Así lo tiene que interpretar ella. Si llegamos hasta el último día, viendo para atrás, esta habrá sido una victoria clave, muy importante".

Las condiciones de Monterrey favorecen el juego de la japonesa. La altura, las canchas que lucen rápidas y el limitado efecto que toma la pelota, están de su lado. Los tiros de Date-Krumm generalmente tienen poca rotación de bola. Cuando pican, resbalan. Y aquí complican más. "Para que entiendas, su mejor superficie es el césped", dice Nakano, mientras su pupila termina el plato de postre y sigue revisando su tablet, justo en el mismo asiento que una hora atrás ocupó Pennetta, sola, sin nadie alrededor, para tratar de digerir la derrota y quizás entender qué había salido mal.

A las 10:18 de la noche, casi en el mismo momento en que Vekic, de 17 años, vencía a Muguruza en el embrujado court central de Monterrey, Kimiko Date-Krumm se levantó de la mesa para emprender su regreso al hotel, descansar y preparar un nuevo día en su interminable aventura en el circuito femenino. El tenis premia a quien sabe jugarlo. Y siguiendo la fórmula correcta, paga con triunfos al máximo nivel, aún para quien sigue animándose a jugarlo siendo una señora de más de cuatro décadas.