Fueron dos días inolvidables. Cuba se paralizó el 28 de marzo y el 3 de mayo de 1999. Hasta los más reaccionarios detractores del béisbol firmaron una tregua para ver a la selección nacional enfrentar a los Orioles de Baltimore. El suceso era inédito y abría una ventana de esperanza en el complejo escenario político-deportivo entre dos naciones antagónicas.
La reputada escuadra "amateur" cubana, doble campeona olímpica y más de 20 veces titular mundial, jugaría por primera vez contra una novena de las satanizadas Grandes Ligas estadounidenses desde el triunfo de Fidel Castro en enero de 1959.
Aquel 28 de marzo fue un día raro en La Habana. Castro, que había declarado el 14 de enero de 1962 durante el inicio de la I Serie Nacional (Amateur) que la renuncia al profesionalismo "era el triunfo de la pelota libre sobre la esclava", se sentó cortésmente junto a Bud Selig, comisionado de las Grandes Ligas, y Peter Angelos, dueño del equipo visitante.
Aquella imagen impactó...
Los más duchos en política creyeron ver la diplomacia del ping pong --utilizada por los Estados Unidos a comienzos de la década del 70 para fomentar el deshielo en las relaciones con China-- traspolada al béisbol. Otros, la mayoría de la isla caribeña, querían saber si las hazañas de sus héroes no eran más que espejismos. Estaban, además, ávidos por conocer si el acercamiento era real y desembocaría en que los jugadores cubanos tuvieran acceso al mejor béisbol del mundo sin tener que renunciar a vivir en su país.
Las hazañas no eran espejimos. La pelota cubana entonces tenía calidad. El resto sí lo fue... porque la vida siguió igual.
Entonces división de honores fue el saldo estrictamente competitivo. En el estadio Latinoamericano, los Orioles vencieron 3-2 en 11 entradas. Pero en su cuartel general, el Camden Yard de Baltimore, cayeron 12-6.
Quince años han pasado de aquel acercamiento y la situación sigue siendo tan compleja como entonces. Ninguna de las dos partes ha cedido. Y los de siempre, peloteros y afición, pagan los platos rotos.
Por causa del embargo (desde el prisma de Estados Unidos) --bloqueo (desde la visión gubernamental cubana ) la Major League Baseball (MLB) proscribe a sus equipos la contratación de ciudadanos cubanos. Esta normativa obliga a los beisbolistas a establecer residencia en un tercer país para poder jugar en los Estados Unidos. Es decir, les obliga a renunciar a residir en su país.
EN LA OTRA ORILLA
Según el ex pelotero Wilfredo Sánchez --desconocía que este servidor es periodista-- entre 2008 y 2011 se habían marchado de Cuba --de forma legal o ilegal-- alrededor de 270 jugadores (de todas las categorías) que la Comisión Nacional tenía registrados como talentos.
Este éxodo ha continuado y no parece tener fin pese a que en esta temporada se les está pagando a los jugadores --rumores aseguran que aún no han devengado ni un solo peso a falta de ocho partidos para la conclusión de la campaña--, tres peloteros en activo (Alfredo Despaigne, Michel Enríquez y Yordanis Samón) fueron autorizados a jugar en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y Villa Clara participó en la Serie del Caribe de Isla Margarita.
El doctor Tony Castro, vicepresidente de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, por sus siglas en inglés) e hijo del ex gobernante Fidel Castro, se ha convertido en el rostro de esa reforma. Sus reclamos son el eco de lo dicho mucho tiempo atrás por entrenadores, jugadores, periodistas y otras personalidades. La gran diferencia es el auditorio y por supuesto, el apellido.
"Creo que tenemos que buscar una solución a esto ahora. Los aficionados no tienen que seguir perdiendo a sus peloteros, o verlos partir a jugar en otras ligas y luego no ser capaces de volver a integrarse con el equipo nacional cubano. Creo que nuestros peloteros que entrenaron aquí, se ganaron el derecho de ir a jugar en otras ligas y a medirse con un nivel más alto. Ellos deben ser capaces de hacerlo --sin miedo-- y volver a jugar con su selección nacional. Y luego, en una u otra forma, jugar también en la liga nacional aquí en Cuba . Entonces nadie pierde. Y ellos no tienen que ser separados de su familia, de sus amigos", dijo Castro a ESPN Magazine.
Pero sus palabras contrastan con la actitud oficial. Desde su orilla responden a todo aquel que tome la decisión personal de probar su talento en el exterior llamándole "desertor" y castigándolo ocho años sin poder visitar el país --tal y como estipula la nueva ley migratoria que entró en vigor en enero de 2013.
"No creo que sus palabras sean maquillaje, simplemente él no decide nada todavía. Cuando dependa de él, los cubanos encontrarán la vía de jugar en Grandes Ligas", aseguró una fuente cercana al béisbol en Cuba que prefirió el anonimato.
En cambio, otra personalidad involucrada en el tema --y que también prefirió que no se estampara su nombre-- dudó de la sinceridad de las palabras del doctor Castro. "¡Ahora quieren negociar! Esta apertura no es más que el pataleo del moribundo. Ya no se le puede ganar ni a los equipos universitarios, cada día la calidad en la Serie Nacional es digna de lástima y solo por esa razón quieren sentarse a la mesa de negociaciones".
Conciliar una y otra postura será trabajoso. Aunque es imprescindible sentarse a negociar, aunque para que existan avances habría que poner orden en Cuba; dotar de un verdadero respaldo legal a los jugadores, que todo no dependa del humor del burócrata de turno y que los Estados Unidos también pongan de su parte.
Solo así se evitarán otros 15 años con el cuarto igualito. Y con los mismos perjudicados: peloteros y afición.
ROSTER DE CUBA EN 1999
Receptores: Juan Manrique, Ariel Pestano, Roger Machado
Jugadores de cuadro: Michel Abreu, Enrique Esteban Díaz, Yobal Dueñas (solo primer juego), Eduardo Cardenas (solo primer juego), Danel Castro, Omar Linares, Andy Morales, Juan Carlos Moreno, Loidel Chapellí, Germán Mesa (solo segundo juego), Gabriel Pierre (solo segundo juego), Óscar Macías (solo segundo juego), Juan Padilla (solo segundo juego)
Jardineros: José Estrada, Oscar Machado, Robelquis Videaux, Luis Ulacia, Daniel Lazo, Javier Méndez (solo segundo juego)
Lanzadores: José Ibar (solo primer juego), José Contreras, Pedro Luis Lazo, Ernesto Guevara (solo primer juego), Yovani Aragón, Ciro Silvino Licea (solo primer juego), Maels Rodríguez (solo primer juego), Lázaro Garro (solo primer juego), Norge Vera (solo segundo juego), Ormari Romero (solo segundo juego), Carlos Yánes (solo segundo juego)