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Un partido grandísimo

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MUNICH -- El partido es grandísimo. Tanto como el estadio en el que se juega. La vuelta de una semifinal de la UEFA Champions League. Lisboa queda a 90 minutos, o si terminan 1-0 en favor del Bayern Munich, a lo que se alargue el dramatismo. La expectación en esta ciudad es sin duda digna de uno de los mejores partidos de la temporada. Es a lo que invitan dos de los más grandes equipos de Europa. Los triunfos del Bayern en esto que es lo más parecido a un clásico europeo, llegan al moderno salón en donde "Die Roten" despliega sus joyas. Cuatro en cinco semifinales anteriores.

Ganarle al más ganador de todos, podría tener un espacio en ese lugar en el que se recuerde la primera temporada de Pep Guardiola al frente de un equipo que busca hacer historia para respirar. Este martes requiere una más de las hombradas que lo han edificado. Llega un plantel superior. Cuesta asimilar la frase cuando en lo colectivo, no hubo esta temporada equipo que juegue mejor al fútbol en el sentido más amplio de su esencia, que el Bayern de Guardiola. Definirlo en los números no únicamente sería fácil y a la vez injusto. Es un equipo que siempre ha impuesto su juego por encima del juego del rival, asignando tareas a los ejecutores que potencian el valor del colectivo. Eso es ser un gran equipo.

Pero al momento de confrontar el peso individual de sus figuras con respecto al rival de este martes, es muy difícil sustentar que el Bayern tiene mejor plantel que el Real Madrid. Haciendo el análisis, es posible. Cada determinación desde la perspectiva particular de quien escribe. Se puede coincidir o no, pero es incuestionable que el debate es justamente planteado: Real Madrid tiene mejor plantel. Quizás el mejor del mundo. Casillas en el arco de Champions, es posiblemente menos que Neuer en el juego de pies. Algo que no le urge en el Real Madrid. En Munich jugarían Carvajal y Coentrao por los costados en el equipo de Ancelotti. Indudable ventaja para Guardiola con Lahm y Alaba, los mejores laterales en un equipo en el mundo.

Esa medalla se la podrían colgar Pepe y Sergio Ramos como dupla central. No cada uno individualmente, sino los dos como una sola cosa. Por encima de Boateng y Dante, más lejano a la seguridad para un equipo que juega muy lejos de sus dos centrales. La mitad de la cancha, partiendo de la base que quieren algo distinto de ella, es compleja de contrastar. Uno por uno es cuestión de gustos, pero Xabi Alonso le gustaría a cualquiera. Schwensteiger también. Kroos es de un gusto particular para tener la pelota, un Isco. Mejor. Este Di María no tiene comparación en el Bayern, el equilibrio lo da la pelota. Di María es un punto de unión fundamental entre la mitad del campo y el ataque. Dinamismo inigualable. ¿Modric o Gotze?. ¿Para qué? Empatan en la mitad de la cancha.

Adelante la diferencia la hace Benzema. De sensibilidad formidable con el juego. Benzema puede ser cuestionado por no hacer goles, pero no deja de hacer jugar a su equipo en el intento. De aspecto letárgico, pero sólo de aspecto. Juega sin pelota, que sigue siendo fútbol. Menos divertido de jugarlo, pero fútbol al fin. Cristiano supera a Ribery y Bale pierde ante Robben. Si, porque Robben no necesita espacios para que su juego entre en el juego del equipo. Bale en el juego corto, se atasca.

Haciendo un recuento, igualan en todas las líneas con la diferencia arriba para el Real Madrid. El ejercicio es válido para descubrir algo que no queda en evidencia ante el peso del colectivo alemán. Real Madrid tiene mejor colección de jugadores y de joyas en su vitrina. Variables que suman a la obligación demostrada por una historia hecha en esta competencia. Jugar con esa obligación a cuestas le daría al Madrid un punto de nobleza y lo llevaría a meter la pelota al campo del Bayern. Algo posible desde la perspectiva de Guardiola que asume que la cita es tan, pero tan grande, que hasta incluso valdría esperar al Real Madrid.

Arderá Munich. No será por ningún incendio, será por el ambiente que hace que el frío de fines de abril pese menos. Hay tensión y la sensación estampada de un partido grandísimo. Será grandioso aunque pueda no ser lindo. No les conviene pensar sólo en jugar lindo para llegar así a Lisboa. Les interesa llegar a Lisboa.