Josh Beckett tomó un largo respiro, su juego número 128. La cuenta llena frente a Chase Utley, dos outs en el cierre de la novena, en la línea de un sin hit ni carrera.
¿Qué más puede pasar en ese momento? ¿Tratas de lanzar el pitcheo perfecto? ¿Te echas para atrás y dejas que los dioses del béisbol decidan tu destino?
Beckett se mantuvo en lo simple: Una bola rápida abajo de la mitad de las rodillas. Pégale si puedes. Utley se congeló, no pudo apretar el gatillo, dio la vuelta y caminó hacia el dogout. Tres strikes. El primer sin hit ni carrera de Beckett, el primero para los Dodgers desde el de Hideo Nomo en 1996, el primero en el 2014 y un recordatorio que el más hermoso de los sin hit ni carrera es que nunca sabes cuándo van a pasar.
En los últimos años, he escuchado a muchos quejarse que los sin hit ni carrera no son especiales desde que hemos tenido algunos de ellos. Tuvimos tres la temporada pasada, pero siete en 2012, incluyendo tres juegos perfectos. Tuvimos tres en 2011, pero seis en 2010, incluyendo el de Roy Halladay en la postemporada.
¿Son muchos sin hits ni carreras? Es ridículo. Mantiene la diversión porque son impredecibles y vuelven otro día en el béisbol en algo emocionante. Me encanta que de cada detrás sin hit ni carrera hay un gran historia: para éste, tenemos un veterano en el ocaso de su carrera, un tipo que ha batallado con las lesiones y una inefectividad las últimas dos temporadas, regresando de una cirugía en 2013 para reparar la presión que tenía sobre un nervio de su nuca.
Beckett tuvo ocho aperturas la temporada pasada con marca de 0-5. En realidad nadie pesaba que pasaría cuando el llegó a los entrenamientos primaverales. Los Dodgers firmaron a Dan Haren y Paul Maholm como agentes libres para proveer mayor profundidad a la rotación. Pero Beckett se ha mantenido sano y ha estado bien (3-1, 2.43 ERA). Y entonces llegamos al domingo.
Beckett contabilizó 128 lanzamientos, 80 strikes, la mayor cantidad de lanzamientos que ha registrado en un juego de grandes ligas desde… bueno, nunca. Su anterior cifra más alta había sido de 126, una ocasión en 2012 y otra en 2014. Otorgó tres bases por bola y ponchó a seis. En la novena entrada, Tony Gwynn Jr. fue puesto out con un elevado al campocorto y Ben Revere con una rola a la inicial, Beckett se revestía para terminar. Caminó a Jimmy Rollins con una curva con la cuenta en 3-2. Tal vez lo que Utley estaba esperando, otra curva. El receptor Drew Butera tuvo que salir a hablar con Beckett después de que la cuenta estaba 3-1, lanzó una curva a Utley que fue marcada como el segundo strike. Había lanzado cinco bolas rápidas en la entrada pero ocho curvas. ¿Trabajarías con cuidado frente a Utley, el mejor bateador de los Filis? ¿Si Beckett no hubiera hecho nada y si hubiera caminado a Utley?
El lanzamiento a Utley fue de 94 millas. Fue el lanzamiento más rápido de Beckett en el día.
La voz oficial de los Dodgers, Charley Steine, quizás capturó el momento, nombrándolo el más grande juego que jamás Beckett haya lanzado. No estoy seguro de estar de acuerdo con eso. Beckett, después de todo, lanzó cinco blanqueadas en contra de los Yankees en el Yankee Stadium con lo que se hicieron de la Serie Mundial en el 2003. Antes, en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en contra de los Cachorros con los Marlins enfrentando la eliminación, permitió sólo dos hits, una blanqueada con 11 ponches.
Lo que hace a un Beckett diferente del que vemos ahora. Era un chico de 23 años de Texas con una monstruosa bola rápida y una actitud arrogante que lo hizo estar como la segunda selección global del draft de 1999. Ahora es un hombre astuto de 34 años de edad, trabajando por debajo de las 90 millas, mezclando más rectas cortadas y cambios que cuando era joven con bolas quemantes. De vuelta con los Marlins y durante sus primeros años con los Medias Rojas, Beckett podría lanzar su bola rápida más del 60 por ciento de las ocasiones. Aquel porcentaje ha ido disminuyendo poco a poco, cayendo a poco menos del 40 por ciento en su año. No se quedará pasmado por mucho tiempo.
En realidad hace que te preguntes: ¿Que habría pasado si Beckett hubiera aprendido a "lanzar" al principio de su carrera? La promesa de aquella postemporada del 2003 quizás creó expectaciones que no eran realistas para su carrera. Ha sido inconsistente -- colocando una efectividad de 5.01 en su primer año con los Medias Rojas pero ganando 20 juegos y finalizando segundo en las votaciones al Cy Young en su segunda campaña con Boston. Eso fue en 2007, cuando se consolidó como un pitcher de juegos grandes cuando consiguió su tercera blanqueada en postemporada, ganándose sus aperturas en la Serie de Campeonato de la Liga Americana y después su única salida en la Serie Mundial con los Medias Rojas que barrieron a los Rockies. No fue tan efectivo en las postemporadas del 2008 y 2009, y después los problemas con los Medias Rojas en 2011 por lo que Boston lo envió en un feliz acuerdo para que saliera de la ciudad en una negociación espectacular con los Dodgers.
¿Tendrá otra oportunidad en la postemporada? Los Dodgers son un equipo con dificultades para conseguirlo en estos momentos. Tienen marca de 27-24, por debajo de lo esperado, a pesar de tener salidas impresionantes de Beckett, Zack Greinke (7-1, 2.01 ERA), Yasiel Puig (bateando .349/.438/.623), Adrián González (.277, 12 jonrones) y Dee Gordon (.293, 30 bases robadas). La rotación, pese al gran funcionamiento de Beckett y Greinke, ha sido en general mediocre con Clayton Kershaw y Hyun-Jin Ryu perdiendo el tiempo. El bullpen ha batallado con una efectividad de 4.15.
Este podría ser el momento para que los Dodgers tuvieran buena trayectoria. La rotación está intacta ahora. Puis está encendido. Dieciséis de sus siguientes 23 juegos serán como locales (aunque los Dodgers tienen record de 9-13 en casa). La sólida salida de Beckett es otra razón para seguir pensando que los Dodgers son tan buenos como se predijo en marzo.