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Tony Gwynn: el hombre que podía batear

Otros que conocieron a Tony Gwynn podrán contar mejores historias. Cada escritor adoraba a Gwynn, quien siempre se mostró accessible, amable y le encantaba hablar sobre béisbol. Lo conocí una vez, cuando él firmó para trabajar con ESPN, en una especie de reunión pretemporada de béisbol en el aeropuerto de Hartford. Fue tan amable como se podia ser con un editor desconocido y pasamos un par de minutos hablando sobre su nuevo trabajo o sobre los Padres o cualquier tema.

Lo que recuerdo es que se disculpó mucho por tener que irse y recuerdo que lo escolté hasta su habitación. Su traje le quedaba grande y caminaba con la punta de los pies, y si no sabías quien era ciertamente no habrías adivinado que era uno de los mejores bateadores que jamás haya pisado un diamante.

Mi otro recuerdo de Gwynn -- por supuesto más allá de todos los hits, y el memorable primer lanzamiento con un envejeciente Ted Williams en el Juego de Estrellas de 1999 en Boston -- es cuando cubrí un entrenamiento primaveral y estaba en el camerino de los Padres cuando llevaban a cabo su sorteo para el torneo de la NCAA. Gwynn estaba en su casillero y alguien le preguntó si quería entrar. Gwynn sacó la billetera más gruesa que yo haya visto en mi vida -- llena de billetes de $100. Por lo menos yo creo que eran todos de a cien. Sacó uno para inscribirse en el sorteo.

Esto me duele en el corazón. Él era demasiado joven para irse. Él debería estar ahora enseñándole su conocimiento a los chicos en San Diego State, mostrándoles como batear hacia el campo contrario, impartiendo algo de ese conocimiento que le convirtió en un ocho veces campeón de bateo.

Gwynn no fue el mejor bateador de todos los tiempos -- no tuvo el poder o la cantidad de boletos para ubicarse entre los mejores de los mejores. Sin embargo, si fue uno de los mejores bateadores de la historia para promedio. En siete ocasiones bateó por encima de los .350, por primera vez a los 24 años en esa temporada mágica de 1984 en la que los Padres llegaron a la Serie Mundial, la séptima vez a los 37 años cuando bateó .372 en 1997. La habilidad de Gwynn -- poner la pelota en juego -- es mayormente un arte perdido. La máxima cantidad de veces que se ponchó en una temporada fue 40; los jugadores ahora se ponchan esa cantidad de veces en un mes.

Desde 1950, ningún otro bateador ha podido igualar el promedio de por vida de Gwynn de .338 -- ni siquiera su ídolo Williams, quien bateó de por vida .344 pero apenas .335 de 1950 en.

Los mejores desde 1950:

Gwynn: .338

Williams: .335
Wade Boggs: .328
Rod Carew: .328
Miguel Cabrera: .321
Stan Musial: .321

Y Gwynn no pudo jugar en Fenway y conectar dobletes contra la pared del Monstruo Verde. (Gwynn bateó .343 en casa en su carrera, .334 en la carretera; Boggs, en comparación, bateo .369 en Fenway en su carrera, y .302 en la carretera. Quizás sí Gwynn hubiese jugador por Boston habría bateado para .400.)

Otra manera de ver el promedio de por vida de Gwynn es que bateó .338 durante un tiempo en el que promedio de por vida es de .262 (via Baseball-Reference.com). Williams bateó .344 en su carrera pero el promedio de la liga fue de .277. Seguro, estuvo Ty Cobb -- .366 de por vida versus el promedio de por vida de .273 -- pero si uno necesitas un hit, un sencillo, algún tipo de batazo para ganar un partido, la lista de jugadores que uno quisiera tener en el plato para una situación así es corta, y Gwynn está en ella. En situaciones clasificadas como "tarde y cerrado", Gwynn bateaba un mero .353.

Utilizando diferentes números para el promedio de la liga, Lee Sinins calcula que Gwynn tiene 73 puntos más que el promedio de la liga, solo detrás de Cobb (más-94), Rogers Hornsby (más-75) y Williams (más-75).

¿Cuán bueno fue Gwynn? Bateó .415 contra Greg Maddux, .444 contra John Smoltz, .469 contra Doug Drabek. No son muestras pequeñas ya que se midió a ellos por lo menos 50 veces. De hecho, se enfrentó a Maddux en más ocasiones que cualquier otro lanzador: 107 veces. Nunca le conectó un cuadrangular, pero si le sacó 11 boletos y le conectó ocho dobles.

Y miren esto: Maddux nunca lo pudo ponchar.