SANTO DOMINGO -- Cuando las cosas alrededor de Alex Rodríguez parecían ir disipándose tras su suspensión por la temporada del 2014, otro nuevo capítulo sale a relucir, dejando a todo el mundo estupefacto.
El libro titulado "Blood Sport: Alex Rodríguez, Biogenesis and the Quest to End Baseball's Steroid Era" (Deporte de Sangre: Alex Rodríguez, Biogenesis y la pelea para terminar la Era de Esteroides en el Béisbol), escrito por Tim Elfrink y Gus Garcia-Roberts, y cuyo extracto obtuvo Sports Illustrated, señala que Rodríguez recibió un permiso de exención de uso terapéutico (TUE por sus siglas en inglés) para poder tratar una condición de hipogonadismo (deficiencia de testosterona).
De acuerdo a esta publicación, Rodríguez usó testosterona (una sustancia prohibida de acuerdo a la política antidopaje de las mayores, durante toda la temporada del 2007 con los Yankees de Nueva York, cuando ganó el premio al Jugador Más Valioso al batear para .314, con 54 jonrones y 156 remolcadas, además de un porcentaje de embasarse de .422 y un slugging de .645.
Entonces, si Rodríguez tenía ese permiso para usar una sustancia prohibida y Grandes Ligas obviamente tenía conocimiento de eso, ¿cómo es que el dominicano decidió pelear y rebatir su uso documentado de sustancias prohibidas en una corte cuando fue suspendido por el caso Biogenesis?
Parecería hasta cierto punto absurdo decidir echar ese tipo de pleito pues obviamente la oficina de las Grandes Ligas tenía y tiene en su poder documentos que prueban que Rodríguez tiene un historial de uso.
Pero al mismo tiempo, pone a las mayores y a su política antidopaje en una situación delicada pues Rodríguez no es el único pelotero que ha recibido esas exenciones y de acuerdo a la publicación en el 2013 otros tres peloteros tenían permitido el uso de testosterona a pesar de su prohibición.
¿Si el béisbol de las Grandes Ligas realmente quiere voltear la página a la era de los esteroides, cómo es que todavía se tiene que lidiar con este tipo de situaciones?
Pero al mismo tiempo, ¿cómo se dan contradicciones tan dramáticas como las que provocaron la suspensión de Miguel Tejada por el uso de anfetaminas cuando un año atrás tenía permiso de usarlas?
Si las Grandes Ligas no toman medidas reales para erradicar el uso de sustancias para mejorar el rendimiento que están contrarias a la política antidopaje de la institución, debe terminar totalmente con esas exenciones que en nada ayudan a la credibilidad del programa.
Se supone que con el programa antidopaje se busca una igualdad de condiciones para todos los jugadores, ¿cómo se puede decir que habrá esa igualdad cuando a algunos se les permite el uso por condiciones especiales?