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Goodell: la versión NFL de Richard Nixon

BRISTOL -- El brutal y grotesco ataque que el ahora ex corredor de los Baltimore Ravens, Ray Rice, perpetró contra su ahora esposa Janay Palmer en el elevador de un hotel en Atlantic City, New Jersey, en febrero ha arrojado una sombra sobre la NFL, en especial sobre el comisionado Roger Goodell, no por las aparentes manos de seda con las cuales inicialmente se manejó el caso, sino por lo que ahora, a todas luces, aparenta ser un encubrimiento en todas las esferas.

Por mucho menos, el ex presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, tuvo que renunciar a la presidencia cuando, como la pequeña bola de nieve que se convirtió en la avalancha que hoy conocemos, Watergate explotó ante la luz pública.

El miércoles salió a relucir que la oficina del comisionado de la NFL tuvo conocimiento del brutal video --que ahora se ha convertido en parte casi obligatoria de todas las páginas de Facebook, Twitter e Instragram de todo fanático del deporte-- casi tres meses antes de que la NFL anunciara una leve suspensión de dos partidos contra Rice, quien estuvo desde febrero hasta el comienzo de la temporada en una misión constante, patrocinada por la liga y por su equipo, por limpiar su imagen.

Al mismo tiempo, Goodell y la NFL develaban su "nueva" posición sobre la violencia doméstica: una suspensión de seis partidos por la primera ofensa y una suspensión de por vida por la segunda.
En inglés, a eso le llaman "damage control". En buen español, eso se llama "cubrirse el trasero".

Con lo que estamos conociendo hoy, el pasado 28 de agosto, cuando Goodell envió una comunicación a todos los dueños de la NFL admitiendo que su manejo del caso "no fue el correcto", era simplemente una movida preventiva.

Con todo lo que está ocurriendo tras bastidores, podemos fácilmente deducir que Goodell sabía que, tarde o temprano, el video iba a salir a la luz pública.

Tras la publicación por parte de TMZ del video completo, Rice no es el único que ha actuado de manera repugnante en este caso.

Las autoridades del orden público, Goodell, la NFL y los mismos Ravens deberían emitir una disculpa pública por tratar de tapar el cielo con la mano e intentar rehabilitar a un criminal y darle un trato que no se le da a Juan del Pueblo.

Que no quede duda, Ray Rice es un criminal.

Y las acciones de Goodell, en su análisis más simple, equivalen a que utilizó la liga para albergar a ese criminal. Eso también, a nivel estatal y federal, es un crimen.

La presidenta de la Organización Nacional de Mujeres, Terry O'Neill, emitió unas declaraciones que no pudieron estar más acertadas en estos momentos.

"La NFL ha perdido su camino. Ya no tiene un problema de Ray Rice; tiene un problema de reconocer lo que es la violencia contra las mujeres. La única solución viable es que Roger Goodell presente su renuncia y que su sucesor nombre un investigador independiente con toda la autoridad para investigar y amasar evidencia real sobre la violencia doméstica, la violencia de género, el asalto sexual y el acoso dentro de la comunidad de la NFL y que recomiende verdaderas reformas que perduren", dijo O'Neill.

Después de todo, el caso de Ray Rice es el más reciente de una fila larga de casos de violencia doméstica que han plagado la liga por años. El de Rice es el más sonado porque es el único caso del cual el público en general tiene la evidencia en sus manos. Y la evidencia es gráfica.

Lo más triste es que, con las noticias que estamos escuchando ahora, la misma evidencia estaba en manos de Goodell en abril.

A Nixon le tomó unas semanas renunciar y en ese tiempo, el mero escándalo dejó a una nación lacerada por generaciones.

Ojalá que "NFL Nation" no tenga que pasar por ese mismo dolor.