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El Real equilibrio

Getty Images

Los Clásicos en España encuentran una manera de reinventarse. Edición tras edición, es una nueva historia. Brillante la era que ha parido a dos de los mejores jugadores de la historia y que desde hace seis temporadas se cruzan en el mismo campo. No hubo época del juego que se permitiera semejante lujo. El de este sábado ha sido un capítulo, no un capítulo cualquiera, del partido más universal.

Había una certeza en la previa del partido, los dos llegaban como verdaderos torbellinos. Pero a uno se le sumaba un tormentoso jugador que llegaba al Clásico para debutar. El Barcelona era un equipo hasta llegar al Clásico. Del Real Madrid sabíamos casi todo, sus dudas y sus virtudes. Conocidas antes del sábado. El Barcelona tenía esa carta que hacía su juego una incertidumbre: Luis Suárez.

Verlo en el campo desde el primer minuto era previsible, no por la inversión hecha para hacerlo blaugrana, sino por lo que su presencia podía pesar en el juego. Temprano se hizo sentir Luis Suarez y un cambio de frente suyo terminó en la almohada de Neymar , hizo descansar la pelota y con la comodidad de quien juega sin presión y mucha alegría, limpia camino ante Carvajal y Pepe y abre el marcador. Eran cuatro los minutos jugados y asomó el silencio. Un ataque de Benzema le permitió al Real Madrid meterse en el partido más aún no en el resultado.

Era cuestión de tiempo para el 4-4-2, el parado de inicio del Real Madrid. Isco y James por los costados, aunque cerrándose en ataque para que escalen los laterales. En esa tarea se encontró temprano y frecuentemente Marcelo. En plan pasador para mandar una pelota a la espalda de Benzema que se fue de largo. Un par de segundos más tarde otra vez el francés y dos avisos al travesaño. Seguía invicto Bravo y era mejor el Real Madrid. De eso, cambiaría únicamente la condición del arquero chileno.

Intensidad no faltaría y para prueba el árbitro que rápido mostró dos amarillas para Messi y Neymar, que por segunda vez fueron amonestados en el mismo partido. Las dos fueron derrotas. Enfriado el arranque esplendoroso que se esperaba, el partido se empezó a resolver por precisión y del lado del menos inquieto. Pasaron quince minutos para que el Barcelona regresara al área de Casillas. Una definición impropia de Messi terminaba afuera del arco. Tras el reclamo de penal por falta que no existió sobre Cristiano, el Barcelona de nuevo asustó con Neymar tras servicio de Messi. Sustos nada más.

Una mano clara de Piqué, termina en el penal que acaba con la racha de Bravo y amplía la de Cristiano. 754 minutos sin gol en Liga que terminaron con el decimosexto gol de Cristiano y 11 partidos seguidos con gol. Un capítulo aparte merece el portugués. En un momento brillante y con amplia ventaja en la carrera hacia el premio individual de mayor jerarquía. Dominante.

Busquets entraba al partido sin minutos desde el parón de selecciones, en su lugar jugó Mascherano en dos partidos y es válido pensar que habría cumplido ante un Busquets desprovisto de su mejor juego. Indiscutible es que no cubría el espacio que dominaron en el medio Kroos y Modric. No cayó el Real Madrid en desesperación y ganó con personalidad el control de la mitad. Provocó que entrara en juego el valor de sus transiciones rápidas.

De una jugada en velocidad que termina en córner se viene el contundente frentazo de Pepe. Se equivoca poco Pepe desde hace rato. Lo que aprovechó fue una equivocación en el fondo del Barcelona con Mascherano en la marca. Sólo contra dos. Aunque el argentino, no siéndolo, fue el defensor de mayor recuperación en el Barcelona y esto ya es un síntoma de las carencias del equipo de Luis Enrique.

Carlo Ancelotti habló de Pepe hace unos días. Dijo que es un jugador que, centrado en su tarea, es de lo mejor que hay. Pepe habló por sí mismo en el Bernabéu. Puesto a realizar su trabajo, sano y sin despropósitos disciplinarios, Pepe es central en mayúsculas y en el segundo tiempo se vio eso. En el sacrificio se sumaban las asistencias de Isco y James que retrocedían para cerrar espacios. Para cerrar el arco estaba Casillas que le tapó un gran disparo a Mathieu.

La versión de Isco en Anfield tuvo un "remake" en el Bernabéu. Asistiendo en cobertura por Marcelo a la izquierda. Este dibujo es con el que deportivamente le salen mejor los cuadros a Carlo Ancelotti. Comercialmente se verá obligado a cambiarlo cuando se recupere Bale pero Isco se ha ganado un lugar y cuando el equilibrio se añore, Isco vendrá a la memoria. Una recuperación suya da origen al tercero. Una jugada con amplia colección de virtudes, como la solidaridad de Cristiano y la sutileza de James que culmina Benzema. El francés no busca las portadas de los diarios pero está en cada foto de gol. Reconoce los espacios mejor que nadie y pasa la pelota con un sentido amplio. Hay peligro cuando remata y construye cuando toca.

El Barcelona que no había recibido gol en 754 minutos de Liga, recibía tres en veintisiete minutos. Entró Pedro por Suárez y Andrés Iniesta se rompió. Como agrietado y partido terminaba el equipo de Luis Enrique. Los que por impulsos buscaban atacar y los que por fortuna lograban defender. Real Madrid fue justo vencedor de un partido que requería todo aquello que llevaron los de blanco. En intensidad no les superaron. Chocaron y condicionaron cuando tuvieron que hacerlo. En pegada no hubo discusión. Confiados como nunca en convertir todo lo que encuentren cerca del área contraria. No sería la endeble defensa del Barcelona una que resguarde con seguridad la suya.

Sergi Roberto fue la opción de Luis Enrique para reemplazar a Iniesta. Se queda Munir en el banco y una decisión que parecía mucho a la resignación. Mucho a la sensación de aquella eliminación en Champions ante el Bayern hace dos temporadas. Sin recursos. Sin pelota y sin pelea. Por contraparte, Modric. Se subió a Ancelotti en el festejo final porque Ancelotti se subió a él para el juego. Perfecto desde el traslado y cada decisión con sentido. El Real Madrid ganó porque en lo colectivo contó con puntos individuales de mucha altura.

La discusión inicial centraba atención en el reconocimiento para Messi por un gol que no llegó porque Messi no fue el de siempre. El récord de Zarra tendrá que esperar pero llegará aunque tras el meticuloso y completo estudio de Mister Chip, le quedaría más lejos. El récord llegará y será de Messi por muchos años. Este Clásico confirma que las historias que acompañan a un partido poco tienen que ver con las que el partido desea contar. Este Clásico es para ovacionar a Isco como reflejo del compromiso por el equilibrio del Real Madrid. Hoy, el mejor equipo del mundo.

Con datos e información de @ESPNDatos