<
>

Y que los sátrapas de la FMF no arruinen la luna de miel con Vela

ÁMSTERDAM -- El primero de sus goles es la cátedra de un crack. Embelesa la autoridad y confianza con la que elige definir y asesina. Sangre fría. Cinismo de francotirador.

El segundo es un gol de temple, de un tipo calculador, que sabe que físicamente ha impuesto sus ventajas. Y cuando llega el momento de acribillar desafía incluso la lógica del arquero. Krul toca el balón, pero sólo testerea su ruta.

Hizo más Carlos Vela en la cancha que los dos goles en la humillación a Holanda en su inexpugnable fortaleza hasta antes del miércoles. Fue descarado. Fue encarador. Fue desafiante.

Pero necesario recalcarlo, sobre todo, fue solidario en labores defensivas y hasta lo fue con la sangre de barrio, cuando metió fuerte la pierna para vengar a sus compañeros, incluso trató de reventarle un balonazo a un adversario en el cuerpo, con evidente intención de dañar y eso le ganó una reprimenda por parte del árbitro y por su mismo técnico, Miguel Herrera.

Pero eso implica liderazgo de grupo. Es decir, marca el territorio al adversario para que con sus hombres no se meta. Y eso, en el vestuario, se agradece con respeto. Esos son pactos de sangre.

Sigue sin hablar con los medios. Elige el silencio. Elige el desdén a la notoriedad. Elige la retórica futbolística por encima de los deslices lingüísticos.

Y eso nadie puede restregárselo. La frase más puntual pertenece a Andrés Guardado: "ya habló, en la cancha, donde debe hacerlo".

El mismo Héctor Herrera se carcajea y repite la pregunta: "¿Qué le aporta Carlos a la Selección? Lo más importante, goles y además hace cosas muy valiosas en la cancha".

Incluso, en momentos especiales del partido, Carlos Vela fue el mejor auxiliar para frenar a Arjen Robben, quien seguía siendo una pesadilla por el corredor derecho. En las dos confrontaciones directas en la cancha entre los dos genios, los dos con el número once, Robben se vio obligado a entregar la pelota retrasada.

Tras el encuentro, la paz vuelve al Tri. Para Miguel Herrera se abren perspectivas.

Ya no hay nubarrones. Y Vela ha negociado que no se le cite a partidos amistosos insulsos y menos aún con enfrentamientos en América, ya sea EEUU o México.

Ya se comprometió para la Copa Oro y está listo para la eliminatoria mundialista, sólo negocia, y esta vez con la autoridad imperturbable de los dos goles, no ser parte del canibalismo financiero de la FMF y sus fariseos.

De hecho, los legionarios europeos entran a ese territorio de la condescendencia. Están listos para todos los llamados oficiales, pero piden se les limiten y administren sus incorporaciones para amistosos insalubres, de esos que organiza SUM contra Islandia B, Letonia C y Luxemburgo D.

Sin embargo, ya hay planes para la 'gira de la reconciliación', que de no ser manejada adecuadamente puede ser la gira de la discordia. Los avariciosos de la FMF quieren llenar estadios en México y EEUU con la afición reconciliándose plenamente con Carlos Vela. Quieren circo y desfile.

Esto no atraería al jugador, pero a Justino, Guillermo Lara, SUM y socios colaterales, entre ellos los patrocinadores, ya les hace sobarse las manos de codicia, usura y voracidad.

Es ahí donde es urgente la cordura. Si Vela y otros europeos se solidarizan a muerte con la Copa Oro, la Copa América y las eliminatorias, por supuesto, llega el momento de no lucrar ni lacrar con esta luna de miel con el delantero de la Real Sociedad, y administrar el desgaste del resto que sí tenga actividad constante con sus equipos, aunque será factible aprovechar a los que reposan en la banca.