MIAMI -- La turbulencia es evidente.
La muestra más fiel de ella es Marshawn Lynch, quien se quedó en el emparrillado durante en el entretiempo ante los Chiefs porque "no podía caminar". Sin embargo, yo lo vi correr bien en el complemento...
Lynch a la vez fue multado 100000 dólares por no hablar con la prensa --territorio conocido para él, y para más información ver Super Bowl pasado--, y el cortocircuito entre el corredor y la franquicia es evidente.
Lynch es lo que yo llamó un "perro verde", una persona rara a la cual no le gusta hablar mucho, pero de lo que no quedan dudas es que "habla" en la cancha.
Por eso me rasco la cabeza cuando pienso que Lynch probablemente se irá la próxima temporada. Él es el alma de este equipo a la ofensiva, es la única pieza consistente.
Y esto no pretende ser una crítica contra el mariscal Russel Wilson, de quien soy un fan, pero la realidad es que la ofensiva de los Seahawks ha sido un signo de pregunta esta temporada.
Lo único con lo cual siempre puedes contar es con Marshawn Lynch atropellando rivales.
Esa es la principal razón por la cual Pete Carroll sigue hablando maravillas de Lynch; porque lo necesita y porque aprendió de su error.
La realidad es que en retrospectiva la gerencia no tomó las mejores decisiones. Es decir que si hubiesen sabido que también habría un cortocircuito con Percy Harvin, quizás no habrían dejado ir a Golden Tate.
El resultado es que Wilson no tiene tantas armas a su alrededor por aire, no está teniendo su mejor campaña y se ve forzado a usar más sus piernas que a la vez lo exponen a más golpes.
La defensiva de por sí ya había perdido un par de nombres en la temporada baja, y ahora se suma el lesionado Brandon Mebane a la lista de inactivos.
Aunque no sea un jugador de gran renombre, es el ancla de esta unidad a la hora de detener el ataque terrestre.
Ser el campeón defensor significa que vas a recibir el mejor golpe de todos tus rivales, y por ahora Seattle no ha estado a la altura.
De hecho me animaría a decir que perdieron la batalla física la semana pasada ante Kansas City.
Suena extraño al referirnos a estos Seahawks, pero es la realidad de un equipo que ya no tiene márgen de error.
Tienen que dejar los problemas a un lado y batallar como conjunto un final de calendario brutal si pretenden tener al menos la posibilidad de defender su título.
Este domingo se miden a Arizona, que tiene el mejor récord de la NFL e incluso los derrotó el año pasado cuando Seattle tenía su mejor versión.
Drew Stanton ha probado ser apto pero no es Carson Palmer. Igual, ese no es el problema para Seattle. La defensiva de los Cardinals está en un nivel superlativo y rara vez pierden la batalla en las trincheras.
Es ahora o nunca para los Seahawks ante un rival directo, que representa sólo el comienzo del momento de la verdad.
Luego de recibir a los Cardinals, visitan a los 49ers y a los Eagles. A la semana siguiente reciben a San Francisco, visitan a los Cardinals y cierran en casa ante St. Louis.
Lo positivo para este conjunto de Seattle es que le quedan cinco duelos divisionales, por lo cual tiene la posibilidad de descontar ante rivales directos, pero están todos en el mismo barco y no será un camino sencillo.
Les voy a dar el beneficio de la duda porque son los campeones defensores, pero está claro que muchas cosas tienen que cambiar para que Seattle vuelva a los playoffs.
La defensiva no puede ser empujada, Russel Wilson debe confiar en sus receptores y Marshawn Lynch y los Seahawks deben limar sus asperezas.
El camino es cuesta arriba, el calendario es brutal y ya no hay márgen de error.