MIAMI -- Entiendo que tomar decisiones en un momento de mucha tensión no es sencillo.
Aunque pensándolo bien, para eso te pagan millones de dólares Mike Smith.
Constántemente me rasco la cabeza por la ineptitud de algunos equipos a la hora de manejar el reloj.
Pero la decisión del entrenador de los Falcons de esta semana tiene que ser la peor que recuerdo en mucho tiempo.
De hecho, yo diría que más bien fue un concierto de errores y una lección de cómo NO manejar el reloj por parte de ambos entrenadores, porque Mike Pettine también cometió sus errores. La única diferencia es que Smith terminó siendo el actor protagónico.
El primer error lo cometió Pettine cuando los Falcons estaban ya en la yarda 40 de los Browns, buscando patear el gol de campo que los ponga al frente.
El entrenador de los Browns no pidió tiempos muertos, esencialmente quitándole la oportunidad a su equipo de responder, y simplemente apostando a que Matt Bryant fallara su patada o su defensiva impida que los Falcons obstengan cinco yardas más en tres jugadas.
¿Por qué limitar tus opciones?
Tranquilos que esta película de terror recién comienza.
Ya en la yarda 36, desde donde el pateador de los Falcons tendría un intento de gol de campo de 53 yardas, Mike Smith optó por no aprovechar el obsequio de los Browns.
¿Qué hizo?
Insólitamente en lugar de dejar que el tiempo siga bajando para impedir una potencial respuesta de su rival, decidió pedir un tiempo muerto en segundo intento.
"Quería obtener el primer intento", declaró Smith luego del partido. "Esa era mi mentalidad".
Al señor Smith yo le preguntaría: ¿Qué te impide hacerlo mientras el reloj sigue corriendo, si hay tiempo de sobra y tienes tiempos muertos para quemar con menos tiempo en caso de ser absolutamente necesario?
Después de parar el reloj --necesitaba dos yardas para el primer intento--, lanzó un pase a lo profundo que terminó siendo incompleto, y volvió a parar el reloj. Pero más que nada jugó a anotar un touchdown, en lugar de jugar para que el gol de campo sea más manejable con una jugada de más alta probabilidad con menos de un minuto por jugar.
El reloj se volvió a frenar, y salió Bryant al terreno.
El pateador de los Falcons acertó su gol de campo con facilidad, porque en su domo ha probado tener buena eficacia a distancia; de hecho tiene un gol de campo de 62 yardas.
Por esa razón, es aún más inentendible que Smith no haya confiado en su pateador --podía tratar de avanzar par de yardas más de todas maneras-- y haya pedido ese tiempo muerto.
El resultado fue que le dejaron 44 segundos a los Browns, y luego el colador que es la defensiva de los Falcons permitió que Cleveland moviera el ovoide hasta patear el gol de campo ganador.
En esencia, Mike Smith le perdió otro partido más a los Falcons, que tienen récord de 4-0 en su débil división y 0-7 ante todos los otros rivales.
No es la primera vez que esto sucede, y creo que el asiento del entrenador en jefe de Atlanta está en un asiento hirviendo.
Los Falcons han perdido 20 de sus últimos 28 partidos, y si Atlanta no clasifica a playoffs, su entrenador será despedido.
Nadie puede sobrevivir una decisión --una de muchas-- tan tonta.