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América es agüita milagrosa para Cruz Azul

LOS ÁNGELES -- Vía crucis. Cruz Azul en la ruta dolorosa de equipos mexicanos: Copa Mundial de Clubes.

Sidney Wanderers, primer sinodal de La Máquina. Un equipo australiano con dos años de vida. Una historia breve y en busca de su primer momento sublime.

Piedras aparentemente minúsculas, pero con las que ya se ha tropezado reiteradamente el futbol mexicano.

Chaco Giménez charló este viernes con Raza Deportiva de ESPNDeportes. Puso alas a sus ilusiones y a sus pretensiones. Pero alas cortas. Mesura, era evidente.

En la charla asimiló el mismo misterio, el mismo enigma que sufre su afición. ¿Cómo puede Cruz Azul rozar un momento de perfección una semana y perderse las otras 16 en el torneo mexicano?

Chaco Giménez lo reconoce. Y le duele, lejos de consolarlo: "Sí, ante el América (4-0) jugamos un partido casi perfecto. Y eso lo platicamos entre nosotros, nos preguntamos qué pasó antes y después".

Y el jugador que ganó todo lo posible con Pachuca, enumeró todas las piedras angulares de esa humillación al líder del torneo mexicano y finalista.

"Jugamos por el bien del equipo, concentrados, con entrega, peleando cada pelota como si fuera la última. Y fue un partido casi perfecto", y se adivina ese tono lacónico, apenado, penoso, en un jugador que en su momento lo aceptó: llegaba a Cruz Azul a ser el caudillo del cambio para un Cruz Azul que ya suma 17 años sin título de Liga.

Giménez explica que la desatención, el abandono, la renuncia a responsabilidades y valores intrínsecos en un oficio profesional, en este caso el futbol, suelen ocurrir en todos los equipos. "Anteponemos el beneficio individual al del equipo".

¿Puede mejorar Cruz Azul el rendimiento de equipos mexicanos en una Copa Mundial de Clubes? Imposible. O al menos así lo parece. Debería llegar a semifinales y vencer al Real Madrid.

Pero, sin duda, si en ese acto de contrición y de reflexión, si en ese acto de compunción y remordimiento, elige redimirse de sus 16 semanas de mediocridad, y decide redimirse como lo hizo ante América, al Cruz Azul le alcanzaría para pasar el escollo australiano y plantarse, al menos con una actitud valiente y de respuesta competitiva ante la legión de monstruos que es el Real Madrid.

No se trata de utopías o quimeras. No se trata de montar farsas y milagros, como pensar que pueden sorprender a los Merengues.

Sin embargo, en la realidad natural de que son 11 contra 11, y contra humanos, aunque parezcan, algunas de los madridistas, estar por encima de esa condición, seguramente Cruz Azul al menos podría regresar con uno de los valores fundamentales que el equipo ha perdido: dignidad competitiva.

Cruz Azul goza de ventajas respecto a otros clubes mexicanos en esta travesía que termina de manera apocalíptica. Viajó con anticipación. Llevó un proceso gradual para combatir el cambio de horario. Es un grupo al que no sorprende ni impresiona la excursión a un hábitat distinto, y que demostró en el torneo anterior que sabe jugar al futbol, aunque en este que agoniza, insisto, tuvo 16 ridículos y una sublimación.

Sugeríamos al Chaco en esa entrevista en Raza Deportiva que se olvidaran de ver los videos del Sidney Wanderers, su rival de este sábado, y mejor se dedicaran a una sesión extraordinaria revisando el video de ese 4-0 al América.

Porque La Máquina está en una etapa de confusión y desaliento tan deplorable que no debe impresionarse por las virtudes de sus adversarios, sino recordar y maravillarse con sus virtudes propias y sus verdaderos alcances, cuando hay, como dijo Chaco Giménez, esa fe en sus propias osadías y audacias, y "de pelar cada pelota como si fuera la última".

Sí, es irónico, Cruz Azul debe rescatarse a sí mismo, con el América como el mejor protagonista de su urgente catarsis.