<
>

Victoria que da una tregua al América

Mexsport

MÉXICO, D.F. -- América gana, como debía. No gusta, como podía. Y no golea, como quería. 3-2 sobre un León que de momento insinúa, por su parte, que puede ser protagonista del torneo.

Para el campeón vigente era obligación ganar por plantel, por expectación, por expectativas, por el tufo de escándalo que le acompaña y por el bautizo del técnico Gustavo Matosas, castigado severamente, por cierto, por los cientos de aficionados esmeraldas en un poblado Estadio Azteca.

América, que quede claro, aún no es lo que debe ser, conforme a las perspectivas que genera y que incluso ostenta y presume con más de 50 millones de dólares invertidos en los últimos tres torneos. Ni tampoco es lo que puede ser por la riqueza futbolística de sus jugadores y evidentemente tampoco es aún lo que quiere ser para embelesar a su fanaticada.

Cierto: el traje apenas está en manos de la costurera y sin legar al sastre. Tiempo. ¿Cuánto?

Un primer lapso en que el marcador encandiló a las mismas Águilas, cuando errores defensivos suicidas del León le entregaron el descaro del 2-0, pero que hizo más daño a El Nido y terminó por aletargar al equipo de Matosas, hasta perder el control del partido en la primera mitad y verse alcanzado 2-2.

En el segundo tiempo equilibró y por momentos imponía control, pero seguía aquejado de una pieza rota en el funcionamiento: Rubens Sambueza nunca encontró su lugar en la cancha. Terminaba por estorbarse y hasta encimarse, con la perturbación lógica, en las zonas de trabajo de Darwin y de Arroyo.

Sambueza, el hombre de la claridad y el orden, quiso entrar en el vértigo de los otros dos, el colombiano y ecuatoriano, que por sus propias condiciones jamás podrá alcanzar. A Rubens no se le reclaman piernas rápidas sino neuronas vertiginosas, y este sábado se enredó y sólo lo sostuvo Matosas, seguramente con la pretensión de hacerlo encontrar su espacio.

Al América le falta trabajo fino. Hoy es más carbón que siquiera diamante en bruto. Pero con lo que tiene puede bastarle para responder a exigencias previstas de protagonismo, especialmente porque de los tres siguientes juegos, dos serán como local.

Requiere de esa labor pausada, de cincelar física y futbolísticamente al equipo. Por ejemplo: hay confusión en el trabajo por los extremos. Samudio y Aguilar jugaban patidifusos con los jugadores que aparecían por sus bandas, y por eso se atrevieron poco y se atrevieron mal.

Bajo ese balance, queda claro, América aplaca a las jaurías ansiosas y gana una semana más de trabajo para que dejen pisarse los juanetes sus creativos y que Sambueza, insisto, deje de jugar desbocado y especialmente enlace con un genio que ya empieza a demostrar su caudillaje con el balón como Quintero.

Obviamente, la presencia de Pellerano enriquecerá al grupo que el próximo viernes visita Tijuana, victimado en Puebla, y al que las Águilas le arrebataron tres jugadores que saldrían de titulares.

Y el liderazgo de Pellerano empezará por su cuadro bajo, especialmente con un Pablo Aguilar responsable en las jugadas de los dos goles que recibió el América.

¿El León? Sus errores defensivos fueron lamentables. Un desorden de funciones deplorable, horrores en la marca y titubeos sobre todo de orden hormonal, cuando era evidente que no se comprometían a muerte en el juego.

Pero, queda claro que con Pizzi hay también evidentes intenciones de ataque, que el Gullit Peña parece recuperado y que Caicedo, si le compran una dosis extra de testosterona, puede ser un péndulo que facilite la transición al León, especialmente para la insistencia que por las bandas tienen los dos Hernández.

Así, América está lejos de su tope, con sólo una decena de entrenamientos formales y completos y un juego de pretemporada, pero sin tiempo para pedir tregua porque visita a Xolos y enseguida recibe a un urgido Puebla y a un rencoroso Tigres.

Por otro lado, más allá de la entrega de su afición, desbordada en el Estadio Azteca, queda una inquietud obscena: ¿cómo una empresa especializada en manejo de imagen y presencia como Televisa permite que vistan a su equipo con ese horroroso verde clorofila? ¿Recurrieron acaso al mismo tapicero daltónico que diseñaba los uniformes de Jorge Campos?