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Apuntes de las Copas

BUENOS AIRES -- Dos de las Copas continentales más importantes se disputaron en el comienzo de este 2015, el año en el que comenzarán las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018. África y Asia expusieron sus mejores equipos y jugadores en lo que fue una gran oportunidad para empezar a familiarizarse con los aspirantes a la próxima cita mundialista.

Australia y Costa de Marfil se quedaron con los trofeos pero las conclusiones que se pueden sacar de los campeonatos disputados en el gigante de Oceanía y en Guinea Ecuatorial no tienen sólo que ver con el resultado final. Algunas Selecciones tuvieron un claro crecimiento y otras una involución. Todo con la meta de siempre: la Copa del Mundo.

GRAN PARIDAD
A la hora de hablar de la Copa África que finalizó hace pocos días en Guinea Ecuatorial, lo primero que viene a la mente es la enorme paridad que se vio durante todo el certamen. Ninguna Selección logró sacar diferencias y casi todos los partidos se definieron por detalles. Incluso, un clasificado a cuartos de final logró el objetivo gracias a un sorteo y la final terminó después de una épica tanda de penales que parecía que jamás acabaría.

Desde hace años (décadas ya), el fútbol africano amenaza con dar el golpe en el ámbito internacional. La frescura y talento de sus mejores jugadores hace que muchos crean que este continente "es el futuro". Sin embargo, las oportundidades pasan y los Seleccionados de África no dan el salto. Lo que se vio en este campeonato sirve para confirmar que aún están muy lejos de los europeos y los sudamericanos. No sólo en organización colectiva, sino en técnica y en respuestas individuales.

De los 32 partidos disputados, sólo nueve se definieron por más de un gol de diferencia. Este dato no dice demasiado, pero sirve para graficar la paridad que hay. Se puede ver como algo positivo, pero en realidad no es más que muchos equipos que no tienen el nivel para sacar diferencias. Hoy, África está lejos de las potencias y eso no tiene que ver con una cuestión histórica ni geográfica, sino simplemente con temas futbolísticos.

LOS DOS MEJORES
Costa de Marfil y Ghana se han destacado como los mejores Seleccionados de África en los últimos tiempos. Es cierto que Zambia y Nigeria ganaron las últimas Copas, pero también lo es que en los Mundiales y en el ámbito internacional fueron los Elefantes y las Estrellas Negras los que mejor parado dejaron el prestigio continental. Son equipos con talento individual pero también con una estructura casi europea. Se defienden con criterio y atacan cuando pueden. Son criteriosos y, aunque fallaron en Brasil 2014, tienen potencial para mejorar en Rusia.

Costa de Marfil fue el campeón sólo porque acertó un penal más. No hubo diferencias durante el torneo ni en la final entre estos dos equipos. Ambos mantienen una base sólida y eso se nota a la hora de competir en su región. Se sacaron de encima sin problemas sus rivales en cuartos de final y en semis y por eso llegaron a protagonizar "la final perfecta". Pero lejos estuvo de ser un gran partido el que jugaron en el estadio de Bata. Muchos nervios, poco fútbol y una definición por penales que ya es histórica.

NUEVOS ASPIRANTES
Dos equipos sin demasiada historia demostraron que darán pelea en las Eliminatorias. RD Congo y Guinea Ecuatorial jugaron las semifinales después de dejar en el camino a grandes como Túnez y Zambia (campeón hace cuatro años). Con un juego prolijo y sin grandes estridencias, lograron meterse entre los mejores y dejaron en claro que pueden ir en busca de su primera participación mundialista.

Futbolistas como Dieumerci Mbokani (el congoleño de Dínamo Kiev) y el ecuatoguineano Javier Balboa tienen condiciones de sobra para liderar a sus Selecciones. Además, RD Congo tiene también a Jeremy Bokila, un socio de gran nivel. En los últimos dos Mundiales, los representantes africanos se repitieron. De cara a Rusia 2018, el panorama podría abrirse un poco y nuevos pueblos podrían llegar a la cita máxima del fútbol. Lo sucedido en esta Copa fue sólo un aviso.

EN FRANCO CRECIMIENTO
En la Copa del Mundo de Brasil, la Selección de Australia demostró buenas intenciones, sobre todo en el partido frente a Holanda. Algunos meses después, esa simple voluntad se transformó en una idea de juego colectivo sólido que la llevó a ganar el título más importante de su historia. Por primera vez desde que forman parte de la Asociación asiática, los aussies alcanzaron un campeonato y eso les da un fuerte envión anímico de cara al futuro. Se clasificaron para la Copa Confederaciones de Rusia 2017 y dejaron en claro que tienen material para pelear mano a mano con cualquier equipo de su continente.

En esta Copa Asia, se destacó la unión entre figuras ya consagradas y jóvenes talentos. El ejemplo más claro de esto son sus dos principales figuras: el interminable Tim Cahill y el nuevo niño mimado del fútbol australiano: Massimo Luongo. Ambos lideraron a un Seleccionado que ganó el título de punta a punta, con un sólo tropiezo en la primera fase contra su vencido en la final, Corea del Sur.

Luongo, de raíces italianas, será el hombre a observar en el camino rumbo a Rusia 2018. Es mediocampista pero tiene capacidad para terminar las jugadas. Finalizó como el máximo asistidor del certamen y eso sirve para explicar su estilo de juego: es inteligente y tiene gran panorama. Además, se entendió a la perfección con Robbie Kruse, la principal baja del equipo en Brasil 2014. En definitiva, el entrenador Ange Postecoglu encontro un equipo sólido con un par de jóvenes que pueden hacer la diferencia individual. Si mantiene la fortaleza y le suma experiencia, puede ser un adversario complicado para cualquiera.

EL MEJOR
La frase "parece sudamericano" nunca estuvo mejor dicha. Omar Abdulrahman nació en Riyad, Arabia Saudita, y juega para la Selección de Emiratos Árabes, pero podría haber aprendido a jugar al fútbol en Buenos Aires, Río de Janeiro o Barranquilla. Nadie notaría la diferencia. Es un típico diez talentoso, de los que ya escasean hasta por las canchas de nuestro continente. Guapo, encarador, habilidoso e inteligente. Un jugador sin techo.

Fue el mejor de la Copa Asia porque fue el responsable de que su equipo haya llegado hasta las semifinales. Sin él, EAU no habría podido quedarse con el tercer lugar. Formó una dupla muy interesante con Ahmed Khalil y ambos son la esperanza de los emiratíes para regresar a una Copa del Mundo. Omar hoy juega en Al Ain de Abu Dhabi, pero tiene la capacidad para destacarse en alguna liga más competitiva. Eso le otorgaría más roce internacional y haría crecer las posibilidades de su Seleccionado. Sin dudas, es uno de los hombres a observar en los próximos cuatro años.

INVOLUCIÓN
En Brasil, Japón dio un paso atrás en un progreso que parecía que no se detendría tan fácilmente. Sólo sacó un punto y perdió sin atenuantes contra Colombia. No tuvo rebeldía ni juego ni reacción. Todos creían que esta Copa Asia, en la que defendía el título, era la oportunidad perfecta para dejar atrás esa frustración y volver a los primeros planos, sin embargo, la caída se hizo todavía más pronunciada. Tras una primera fase perfecta, se despidió en cuartos de final ante Emiratos, tras caer por penales.

A pesar de los nueve puntos en la ronda inicial, no se puede decir que fue una actuación aceptable para los nipones. Irak, Palestina y Jordania no son adversarios de nivel para una Selección que quiere meterse entre las mejores del mundo. Cuando se enfrentó a un rival más peligroso, falló y quedó eliminado. Ya sin Alberto Zaccheroni, Javier Aguirre buscó cambiar los aires en el plantel, pero no consiguió el resultado esperado. El fútbol japonés debe volver a abrazar un proyecto serio para recuperar la esperanza que tenía hasta el último Mundial.

VOLVER A SER
Siempre está. Es cierto que en Brasil decepcionó al igual que Japón, sin embargo, Corea del Sur sí mostró una mejoría en esta Copa Asia. Aunque falló en su intento por ganar su primer título después de más de cincuenta años, evolucionó en su juego con respecto a su pobre Mundial. Es un equipo joven, que puede llegar sin problemas a Rusia 2018 y allí alcanzar el techo de su funcionamiento. El director técnico Park Il Ki tiene casi cuatro años para formar un Seleccionado digno y de una vez por todas brillar en donde más importa.

El mediocampista Ki Sung-Yong, de 25 años, es el líder futbolístico del equipo y una de las grandes esperanzas en el camino a Rusia. El hombre de Swansea City deberá reemplazar a Cha Du-Ri, quien posiblemente no llegue a la próxima Copa. Tiene capacidad para hacerlo y además buenos socios, como por ejemplo Son Hueng-Min, el atacante de 22 años de Leverkusen.