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El arbitraje mexicano... ¿Torpe o torvo?

LOS ÁNGELES -- 1986. Edgardo Codesal sólo reclamó un derecho: "Que me digan que me equivoco por inepto, pero no por corrupto".

1990. Final de la Copa del Mundo en Italia. Comete un error que los argentinos aún no le perdonan: inventa un penalti a favor de Alemania.

Este martes en Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio, lo ratifica: "Me equivoqué como árbitro muchas veces", pero, puntualiza que nunca puso pretextos, y menos aún ampararse bajo el socorrido "errar es de humanos".

Sin embargo, la sentencia original de Séneca es: "Errare humanum est, sed in errare perseverare diabolicum". "Errar es humano, pero perseverar en el error es diabólico".

Y del latín exquisito iríamos a la contundente sabiduría arrabalera: "Ahí está el detalle", dixit Cantinflas: que la reincidencia en los yerros ya ha pasado del anecdótico traspiés a la maquiavélica suspicacia.

La duda prevalece bajo el razonamiento de "piensa mal y acertarás": ¿el arbitraje mexicano es sólo malo o es muy bueno, pero mal intencionado?

El buche se llena de piedritas de asombro, morbo, retorcimiento, sospecha, fascinación, sadismo e inquietud. Suman ya cinco jornadas del Clausura 2015, y a falta de equipos deslumbrantes y de jugadores sobresalientes, los reflectores acosan implacables las pifias arbitrales.

Así, la injusticia es protagonista en las canchas de México. El balón, "circunféricamente perfecto", es amenazado por las esquirlas de la impunidad o la perversidad.

En cinco jornadas del torneo, a falta de dioses y virtuosos en los estadios, se venera con la notoriedad a sus demonios. ¿Torpes o torvos?

Árbitros en funciones y ex árbitros, involucrados como analistas, aseguran que no han sabido jamás de algún cohecho en el futbol mexicano. Ni con amenazas ni con incentivos; ni con intimidaciones, ni con sobornos.

Hay sin embargo dos denuncias puntuales hechas en Octubre de 1997 al diario Público de Guadalajara. Los silbantes Ramiro Casillas y Jesús Mercado acusaban puntualmente a directivos de la FMF, a su secretario general, Dagoberto Acevedo, de haberles ofrecido dinero, a uno de ellos $300 mil pesos [alrededor de $20 mil dólares] "para que lleves a tu familia a Disneylandia".

Sólo como un detalle accidental o incidental, casual y no necesariamente causal, en esa época, el presidente de la Comisión de Arbitraje en el futbol mexicano era Javier Arriaga, suegro del entonces árbitro y hoy director técnico de la Comisión de Arbitraje, Edgardo Codesal.

"Arriaga nunca quiso hablar conmigo de ese tema. Nunca me dio la cara", explicó entonces Mercado, quien fue relegado de partidos y gafetes FIFA tras lo que el jefe de los árbitros identificó como insubordinación.

"Jesús (Mercado) es muy buen árbitro, pero prefiero gente disciplinada conmigo aunque no sean tan buenos como él", explicaría por ese entonces Arriaga a este reportero. ¿Torpes o torvos? O, ¿torpes y torvos?

Hoy, Codesal habla de errores inadmisibles, imperdonables e inaceptables. Habla de trabajar en detalles fundamentales como la personalidad, la concentración, la preparación física, hasta detalles técnicos de ubicación y seguimiento de las jugadas.

"Un árbitro asistente no puede estar marcando un tiro de esquina y ver el banderín en lugar de seguir viendo hacia la cancha. Él debió ver la agresión (de Carlos Darwin Quintero sobre el Pikolín Palacios) y marcarla al árbitro. El banderín no se va a mover de ahí, y él debía estar atento a la cancha", explicó Codesal este lunes en Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio.

Ostentándose alguna vez, según él, como patriarca y formador de Ramos Rizo, los Brizio Carter, Armando Archundia y García Orozco, entre otros, Codesal indica que en su regreso al arbitraje mexicano tras diez años de ausencia, no encontró el mejor barro disponible para moldear el prototipo de silbante adecuado para cada partido de la Liga MX.

La realidad es que tras su retorno a los escritorios lúgubres de la Comisión de Arbitraje, el escenario, Codesal no ha logrado que mejore el nivel de sus silbantes en las canchas del futbol mexicano, mientras los equipos en la zona de descenso son los que más sufren.

Cada error contra Chivas, Puebla, Veracruz y Leones Negros, tiene todas las implicaciones macabras de un "Beso de Judas".