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El reto de la posible sanción a Hamilton

El caso del toletero de los Angelinos Josh Hamilton no es el primero donde se tiene que lidiar con problemas de adicción a las drogas en la historia del béisbol. Pero si es el caso más importante desde que MLB tiene una política antidopaje y sanciones específicas para ese tipo de dependencia.

El reto de 'castigar' la adicción es cómo lograr una decisión balanceada que no termine perjudicando innecesariamente la carrera y vida del afectado. En este blog trataremos de conseguir algunas respuestas.

Peloteros adictos al alcohol y las drogas abundan en la historia de MLB, la mayoría simplemente fueron dejados libres cuando no podían contribuir en el terreno sin que eso le importara a nadie, sobre todo cuando no existía la MLBPA.

El primero que llamó la atención del público sobre la adicción a las drogas fue Steve Howe, y es aquí donde conseguimos un guión de cómo no hacer las cosas.

El lanzador zurdo destacó en las Mayores desde su debut con los Dodgers de Los Angeles y parecía destinado al Salón de la Fama. Novato del año en 1980 y estrella de la Serie Mundial del 1981 fueron solo dos de esos reconocimientos que cubrían una realidad bastante compleja.

Steve Howe fue penalizado por primera vez por consumo de drogas en 1982 y se le envió a un proceso de rehabilitación y pruebas. Luego de varias recaídas, el Comisionado de MLB Bowie Kuhn decidió suspenderlo por toda la temporada de 1984. Kuhn, a pesar que justificó su sentencia como una manera de ayuda, colocó al zurdo en la lista de suspendidos y no en la lista de inactivos, impidiendo así que este pudiera acumular días de servicios y recibir todos los beneficios laborales, como la pensión de retiro, que en su caso sería crucial. La MLBPA amenazó con apelar la sanción ante un árbitro y logró, con esa presión, que el Comisionado lo transfiriera a la lista de inactivos.

Pero los problemas de Howe continuaron y, ahora como miembro de los Yankees de Nueva York, fue condenado varias veces más hasta que el Comisionado Fay Vincent lo expulsa de por vida en 1992. La MLBPA inició un proceso de reclamo de esa decisión ante un arbitro independiente bajo el argumento que el lanzador nunca recibió una verdadera ayuda en su carrera sino una serie de castigos que no atacaban el problema mayor basado en una condición de bipolaridad. El árbitro le dio la razón a la MLBPA y anuló la sentencia de Vincent permitiendo que Howe volviera a uniformarse con Nueva York. En 1996 es dejado libre y allí culmina su carrera. El lanzador murió en un accidente de tránsito en 2006 a los 48 años.

En el caso Howe, MLB nunca entendió que la adicción a las drogas es algo mucho más complejo que, por ejemplo, el consumo de anfetaminas o de sustancias para mejorar el rendimiento. La insistencia en solo castigar al pelotero nunca lo ayudó a salir o controlar el problema.

Es importante recordar que paralelamente a la historia de Howe, el consumo de cocaína se había convertido en un problema grave en las mayores. Como ejemplo podemos mencionar los casos de los Reales de Kansas City y los Piratas de Pittsburgh de los años 80.

En 1983, Willie Mays Aikens, Jerry Martin, Willie Wilson y Vida Blue, todos miembros activos de los Reales, fueron encontrados culpables en un juicio por adquisición y posesión de cocaína y enviados a prisión por tres meses. Bowie Kuhn los suspendió por toda la temporada de 1984, pero la MLBPA apeló y logró reducir el tiempo del castigo a poco más de un mes.

En 1985, un juicio por distribución de cocaína en la ciudad de Pittsburgh reveló, una vez más, la cara oscura del beisbol. Entre los principales testigos de la fiscalía como consumidores de cocaína, se incluyeron nombres como Dale Berra, Lee Lacy, Lee Mazzilli, John Milner, Dave Parker, Rod Scurry, Willie Mays Aikens, Vida Blue, Enos Cabell, Keith Fernández, Jeffrey Leonard, Tim Raines y Lonnie Smith. Todos ellos intercambiaron su testimonio por el perdón. Al final, básicamente la única persona enviada a la cárcel por distribución de cocaína fue Kevin Koch, quien no era otro sino la persona que se disfrazaba como la mascota de los Piratas de Pittsburgh.

Peter Ueberroth suspendió a los 11 jugadores involucrados en ese juicio de Pittsburgh pero terminó cambiando la sanción por servicios comunitarios y pruebas.

Estos dos casos nos ayudan a entender la diferencia entre adicción y consumo casual, o al menos así nos los dice MLB. Howe fue reincidente y por lo tanto los Comisionados de MLB entendieron que no había otra solución sino castigarlo en cada recaída. Con el consumo 'casual' de cocaína de los 80 el mensaje era otro, uno más enfocado en preservar la imagen de MLB e ignorar el resto.

Ahora llegamos al caso de Hamilton, que se parece mucho más a lo que hemos hablado de Steve Howe pero con una diferencia fundamental. En la época de Howe, los Comisionados actuaban libremente sin más restricciones que las amenazas y recursos de la MLBPA. Hoy en día existe una política antidopaje negociada entre MLB y la MLBPA que trata específicamente los casos de drogas de abuso. Pero quizás el punto vaya mucho más allá de eso.

No creo que ni Rob Manfred ni Tony Clark quieran apegarse totalmente al régimen de sanciones establecidos en la política antidopaje para resolver el caso Hamilton. Ya MLB sabe muy bien que la adicción no se resuelve por la vía del castigo sino con ayuda especializada y sensibilidad. Ustedes pueden estar seguros que al jardinero de Anaheim le importa muy poco si deja de ganar su sueldo este año, aquí lo que está en juego es su vida y futuro.

Quizás permitirle seguir uniformado sea la mejor ayuda posible al rodearlo de un grupo de apoyo y en un ambiente seguro. O quizás no. El punto es que esto no lo puede decidir una persona que no maneje médicamente la condición de Hamilton y lo que sea mejor para él como ser humano.

El camino no es fácil y así entiendo han sido las discusiones puertas adentro en las oficinas de MLB. Al menos hoy en día, a diferencia de lo que ocurrió en los años de Steve Howe, MLB discute el tema y busca alternativas al simple castigo que realmente no sirve para nada.