Oculto, alejado y protegido del ruido de las miles de máquinas traga-monedas, de los giros diabólicos de la Ruleta Rusa y de la potencial epilepsia que provocan las luces del Casino Hotel Ballys de las Vegas, se encuentra el cuartel general de ESPN para la cobertura de la Mayweather-Pacquiao.
Nuestro 'War Room'.
Un salón entero para albergar dos bodas, tres bautizos, una primera comunión y hasta un Bar Mitzvah. Todos de manera simultánea.
Cuando Ignacio García, uno de los coordinadores de producción, tomó la palabra en la junta de planeación, una explosión de emociones alcanzó a cada integrante de la reunión.
"Señores, vendrá una semana de largas jornadas", dijo García. "Pero siéntanse felices y afortunados de estar aquí. Tienen que saber que los ojos del mundo entero estarán en esta cobertura y en esta pelea".
¡Wow!
Ni siquiera Mel Gibson, personificando al líder escocés William Wallace, nos inspiraría o motivaría tanto. Vaya, tampoco nos levantamos los kilts para mostrar los testículos de la alegría. Una sonrisa y ojos de optimismo resultaron suficientes.
Bueno, me hubiera gustado gritar como el ejército Espartano de los 300, aunque muy pocos me hubieran seguido la corriente.
Antes de esa bella escena, el Comandante en Jefe de la misión, Norm Whitehurst, el jefe del boxeo en ESPN para Latinoamérica -un caucásico barbudo que camina con perfección y elegancia militar-, dio a conocer el plan y la ejecución ante las dificultades.
Sí, existirían obstáculos.
Hace una semana nuestro programa en inglés 'Outside The Lines' presentó un reportaje sobre los problemas fuera del cuadrilátero de Floyd Mayweather Junior por violencia doméstica. En particular por maltratar a diferentes mujeres, entre ellas, la madre de sus hijos y por lo cual pasó en la cárcel.
'OTL' denunciaba el trato preferencial de la Comisión Atlética de Nevada con 'Money', quien genera millones de dólares por cada una de sus pelea y la manera en la que volteaba la vista ante los problemas legales de éste.
El reportaje -- debatido de manera encarnizada por cada uno de nosotros, como en las redacciones y salas de noticas más románticas en la historia de la prensa -- provocó el enojo del boxeador afroamericano, de quien cuentan sus más cercanos, representa un fiel televidente de la cadena. No por nada le abrió las puertas de su casa a nuestro compañero Stephen A. Smith para la producción de un 'All Access'.
-Por ahora no habrá acceso con Floyd-, dijo Whitehurst.
-¿Se puso "loco" contra nosotros?-, le pregunté.
-Yo no diría que "loco". Simplemente no está feliz.
¿En serio? ¿Alguien puede molestarse o ponerse triste en Las Vegas?
¡Por favor! En un lugar como este, con su magia y la euforia de sus visitantes; con las hipnóticas e idiotizantes tetas de las Show Girls; y el brillo de sus cocteles, tan atractivos y peligrosos como la piel de las víboras más venenosas, ¡es para levantarse la falda y mostrar los...! Bueno, mejor no. ¿Gritamos como los Espartanos? ¡Au! ¡Au! ¡Au! ¿Me sigue alguien? Mejor le doy un sorbo a mi Seablue Martini de 275 dólares. Pongámonos locos y seamos felices en la Ciudad del Pecado. Que lo que pasa acá...