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Con el cuchillo entre los dientes

Gallardo quedó conforme con su equipo AP

BUENOS AIRES -- Los clásicos coperos han empezado a tener una estructura de juego para River. Que no es la misma en el torneo local, eso está claro.

Con el cuchillo entre los dientes y sin negociar esfuerzo, como decía el Cholo Simeone. Un equipo luchador, combativo, que marca presencia, temperamental, que neutraliza los circuitos de juego del rival. Quizás sin tanto lirismo, es cierto, pero con la templanza que demandan los clásicos. Resignando un poco la estética, pero cambiándola por otros aspectos que son tanto o más importantes.

No existen las fórmulas mágicas que garanticen la eficacia, pero sí hay una tendencia estadística que refleja momentos y situaciones, y dentro de este último tópico los números indican que el estilo que aplicó River, que fue bastante similar al de los choques por Copa sudamericana, le reportan los resultados que desea. Con sufrimiento, con vaivenes, pero, a la vez, con una notable personalidad.

El típico partido de Libertadores. Y aquí tiene mucho que ver la presencia de Leonardo Ponzio en la mitad de cancha, alguien que entiende casi a la perfección cómo se disputan estos partidos. Además de su experiencia, está atravesando un gran momento futbolístico. Después de casi un mes de inactividad volvió a ser el eje del Suérclásico, hasta que esa mencionada inactividad le pasó factura en su físico y tuvo que dejar el campo.

River se impuso en los primeros noventa de los ciento ochenta minutos que dura la fase de octavos de final. Gallardo está haciendo lo imposible para que sus jugadores comprendan que esto todavía no terminó y que deben mantener la concentración para lo que se viene. Y en rigor de verdad este plantel ya tiene mucho rodaje y sabe cómo son estos temas, que de nada sirve un festejo parcial si después en el global la historia es otra. De hecho, casi los mismos futbolistas han participado de la conquista de la Sudamericana, en la cual también se disputan partidos de ida y de vuelta como los que protagonizan River y Boca.

En la Bombonera la historia será diferente. Sin Teo Gutiérrez, habrá que ver si el entrenador se define por fortalecer la mitad de cancha (con el ingreso de Ariel Rojas), zona donde se dirimen los partidos de este tipo, o si apuesta por algo más ofensivo.

¿Estará en el imaginario del Muñeco no resignar la idea de marcar, al menos, un gol, para obligar a Boca a anotar tres para quedarse con la llave?

Tendrá una semana para pensar e imaginar una y mil veces el choque en su cabeza. En el medio estará Racing por el torneo local, donde los suplentes tendrán su oportunidad. Porque no Gallardo no debe ni quiere arriesgar.

Hoy el horizonte está puesto en el tercer Superclásico, el último, el decisivo, el que definirá quién sigue en la Copa y quién se quedará lamiéndose sus heridas para tratar de curárselas, con la complejidad que eso demanda en este tipo de compromisos.